Cuando Adán y Nick entraron al departamento esa tarde se encontraron con Lexie dormida en el pecho del Gianluca, quien también dormía en el sillón. Era la primera vez que el médico cerraba los ojos en lo que fueron dos días muy pesados y ella también.
Él fue quien despertó primero y se sintió intimidado al ver a los dos observándolos, hizo ademán de moverse y despertar a Lexie pero Nick lo detuvo.
—No lo hagas, es la primera vez que duerme en días —tanto Gianluca como Nick sabían que la situación era bastante incomoda, pero ambos estaban dispuestos a olvidarlo por el bien de Lexie—. Al fin, alguien consiguió que descansara un poco.
—Lo siento —no sabía por qué se disculpaba pero sentía que debía hacerlo—, yo…
—No pasa nada, iremos a ver a Cielo. ¿Está dormida?
—Sí.
No dijo nada más, solo se dirigió con su hijo a la habitación de la pequeña, quien estaba recién despertando. Había dormido alrededor de unas cinco horas, el primer día la dejó totalmente exhausta.
—¿Cómo te sientes, princesa? —preguntó Nick, intentando controlar el nudo en su garganta. No iba a dejar que lo viera tan destruido como se sentía, tenía que ser fuerte por ella.
—Cansada, ¿y tú?
—Yo estoy muy bien.
—¿Y por qué llorabas?
—¿Yo? ¿De dónde sacaste eso?
—De tus ojos —apuntó sus ojos con su pequeño dedo—, así quedan cuando uno llora.
—No siempre, princesa. Es solo alergia.
—¿Mamá y Adán también tienen alergia?
Era impresionante lo cierto que era eso de que los niños se daban cuenta de todo.
—Sí, ellos también —tomó aire y suspiró antes de volver a hablar—, ¿por qué no me cuentas cómo fue tu primer día en la clínica?
—Estuvo normal, creo —comenzó la pequeña y Adán no pudo soportar escuchar más por lo que salió antes de largarse a llorar nuevamente en frente de su hermana—. Todos eran muy buenos conmigo y el tío Gianluca no me dejó sola en ningún momento hasta que lo obligaron a quedarse fuera.
—¿Se portó bien Gianluca, eh?
—Sí, mañana tengo que quedarme en casa, ¿me acompañarás?
Nick sabía que al día siguiente tenía mucho trabajo por hacer pero su hija siempre iba a ser lo más importante.
—Claro.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
—Te amo, papi.
—También yo, princesa.
—Tengo sueño. ¿Te quedas conmigo hasta que me duerma?
—Todo lo que quieras.
Se acostó a su lado y la abrazó, la pequeña no tardó en sumergirse en un profundo sueño y él se quedó a su lado más tiempo del necesario, observándola, sin poderse creer todavía que lo que estaba pasando era real. ¿Por qué ella? Era solo una niña; su niña.
Unos minutos más tarde, decidió ir a ver a su hijo, sabía que lo necesitaba así que luego de arropar a Cielo, se dirigió a la otra habitación. El chico se encontraba hecho un ovillo encima de la cama, con la cabeza hundida en la almohada, intentaba ser silencioso al llorar pero no lo conseguía.
—¿Qué pasa, campeón? —Nick se sentó al borde de su cama nuevamente intentando parecer fuerte—. Sabes que Cielo es fuerte y saldrá de esta. Todos lo haremos.
—Si crees eso, ¿por qué no has dejado de llorar en todo el fin de semana?
Se quedó en silencio, no sabía qué decirle, no se había imaginado que le iba a hacer una pregunta como esa, así que optó por no decir nada y limitarse a abrazar a su hijo.
—¿Te preparo algo para comer? —preguntó luego de un rato, cuando ambos estaban más calmados.
—No, por favor, no quiero que se queme la casa.
—No te pases de listo.
Ambos rieron un poco antes de decidir que era el momento de salir de la habitación.
—¿No te molesta que mamá esté durmiendo en el sillón en los brazos de Gianluca?
—Supongo que es momento de superarlo, al parecer él le hace bien y eso es lo importante —sonaba demasiado maduro pero ni él se lo creía.
—¡Te mueres de celos! —el chico entrecerró los ojos y lo apuntó con el dedo. Su padre era pésimo para disimular.
—Sí, pero no se lo digas a tu madre.
Nick salió de la habitación solo y se dirigió a la cocina que se conectaba con la sala, de cualquier forma vería la escena, Lexie seguía dormida.
—¿Café? —le preguntó al médico tomándolo completamente por sorpresa.
—Estoy bien, gracias.
—¡Vamos! Te prometo que no lo envenenaré.
El médico no puedo evitar reírse, con cuidado para no despertar a su compañera con el movimiento.
—Gracias —fue Nick quien volvió a hablar y Gianluca no entendía mucho qué pasaba—. Por lo que has hecho, cualquiera podría decir que lo haces por quedar bien a los ojos de Lex, pero sé que no lo haces por eso, lo haces por Cielo y eso es algo que nunca podré terminar de agradecer. Eres una buena persona.
—No hay nada que agradecer, soy padre y entiendo lo doloroso que es todo esto para ustedes. Solo quiero ayudar.
—Ya veo por qué le gustas. Hasta a mí me agradas un poco.
No dijeron nada más y Nick le entregó el café antes de ir a sentarse a la mesa a tomar el suyo. Adán llegó poco después y se sirvió un vaso de jugo antes de sentarse al lado de su papá.
Cuando Lexie por fin comenzó a despertar, se sintió observada y bastante incomoda cuando vio que los tres la estaban mirando.
—¿Qué hora es?
—Faltan diez minutos para las nueve.
—Supongo que me hacía falta dormir. ¿Cómo está Cielo?
—Mejor, un poco cansada así que se volvió a dormir —contestó Nick.
—Será mejor que me vaya —comenzó a decir Gianluca mientras se levantaba del sillón—, se está haciendo tarde.
—¿No quieres quedarte a cenar? Pediremos algo, creo.
—Gracias, pero no. Hace días que no estoy en casa y espero llegar antes de que Venecia se duerma.
Lexie asintió con la cabeza y él deposito un pequeño beso en su frente, luego se despidió de Nick y Adán con un apretón de manos antes de salir del departamento.
Editado: 11.08.2020