La vidente

Oscuro pasado

Areu

2 años atrás 

El frío viento me cala los huesos, pero no es tiempo para retroceder. Me prometí cambiar para bien el futuro de mí nación y eso haré. Melania me espera en casa y su vientre abultado a poco tiempo de dar a luz, me entusiasma más que establecer cualquier relación política y económica con Kendora.

Mi madre me aconsejó que los más razonable sería mantener un comercio fluido con las grandes naciones con las que se codea Montenian. Mi padre estableció relación con Neartom y hace un año yo también lo hice con Calion, aunque aún falta Gredres y Kendora. Es ambición por posición, pero no tengo la intención de decepcionar a mi gente. Eso jamás. 

El bosque que me rodea es espeso y un tanto oscuro. Conforme más me adentro la neblina de adrenalina con mayor fuerza dándole un toque fantasmal. A lejos alcanzo a ver una fogata y una oscura figura sentada cerca. Cuanto más me acerco se siente una vibra escalofriante. Entonces lo veo. 

No tengo idea de qué es eso, su figura se desvanece poco a poco  y con un parpadeo se vuelve a formar. Sus afiladas garras parecen estar listas para destrozar a cualquiera. Sus ojos son blancos completamente y recorre con lentitud mi cuerpo, examinando cada detalle de mí. De pronto en su rostro deforme aparece una sonrisa burlona que se expande cuando mis piernas permanecen inmóviles. Trago el nudo de mi garganta en un intento por mantener mi calma. Soy el Rey de Montenian y ningún Rey retrocede ante una escoria como esa. Se acerca a mí con tanta velocidad que no me da tiempo de reaccionar a sus movimientos y me es imposible defenderme. 

Toma mi cuello con sus grandes manos y me eleva con tanta facilidad. Puedo sentir mi corazón martillear desesperadamente contra mi pecho. Mis pulmones exigen aire que me cuesta trabajo darles, mi cabeza es un torbellino de pensamientos y siento entonces que la cosa que tengo justo frente a mi, desgarrar uno a uno mis ideas coherentes para escapar, mis promesas, mis recuerdos... ya nada me importa en esos momentos. Son cosas insignificantes, ahora solo queda odio, desprecio, la idea de sangre y muertes, y por alguna razón, venganza. 

Luego acerca su rostro al mío, une su boca a la mía y comienza a meterse en mí hasta no quedar nada. Mi cuerpo flanquea y cae al suelo. Todo después de eso queda en negro.

Cuando despierto me siento diferente. Mi forma de pensar es diferente, más sádica, y más vengativa. Mi mente y mi cuerpo no son los mismos. Recuerdo todo lo que pasó con esa horrible cosa. 

Debí retroceder como cualquier persona sensata, pero mi orgullo me lo impidió. Ahora todo en mi es diferente. 

Actualmente

Nadie entiende por qué hago lo que hago. Nadie sabe a ciencia cierta mis razones para esta guerra absurda contra Neartom y para querer a mi "hermana" muerta.

Han sido años difíciles. El desprecio y el odio es lo único que corre por mis venas desde aquel día. Cuando salí de Montenian rumbo a Kendora para establecer alianza, lo vi. Vi cuán triste, oscuro y siniestro era su corazón.  El tomármelo frente a frente y fingir no tener miedo fue mi más grande error. 

Me encuentro en el mismo bosque en el que lo encontré hace dos años. He estado oculto durante casi un mes, mis tropas siguen órdenes ciegas, matan a cualquiera que yo señale. Estoy seguro que matarían a Arlet si yo se los pido, y llegado su momento lo haré. Me desharé de esa estúpida niña con complejos de heroína. Cuando se ofreció a ser ella la que buscara ayuda con Gredres y la atrapó el tarado de Kilian, realmente me sentí aliviado. Ella ya no sería un obstáculo en este medio.

Luego mi "madre" resultó ser un estorbo, del cual Kilian sin saberlo me libró. Pero Arlet no fue ejecuta como supuse, sino que Melania con su infalible moral tenía que intervenir. 

Ya no tengo tiempo para más obstáculos, mi cuerpo poco a poco deja de responderme a mi, ahora lo hace para él. Está consumiendo mi ser lentamente. Es como una enfermedad terminal, hay ocasiones en las que noto mis venas oscurecerse y mis uñas empiezan a afilarse más y más. Tengo poco tiempo, tengo que ganar esta guerra y darle otro cuerpo para que se alimente o acabará conmigo. 

Se ha encargado de implantar pensamientos en mi mente, ya no me pertenece desde aquel día. Solo recibo ordenes de esa maldita cosa dentro de mí. 

Escucho el sonido del trote de una caballo acercándose a mi campamento. Un centinela me dice que es Arlet y no puedo evitar sonreír. Esa tonta se cree capaz de terminar conmigo pero está más que claro que será lo contrario. Siento mis manos temblar y bajo la mirada hacia ellas y noto como mis uñas cambian a garras. Muerdo mi labio con fuerza y noto el sabor del hierro en mi boca. 

Sangre. Necesito sangre. Y que mejor que de Arlet.

 

 

Arlet

Trate de impedir que Silas viniera conmigo, pero es más terco que una mula cuando se lo propone. Melania no sabe muy bien a dónde he venido y Silas no ha hecho otra cosa más que preguntar todo el camino. Cuando nos detenemos frente al bosque, puedo sentir la mano de Silas apretar la mía. Tomo una respiración profunda antes de bajar del caballo. 



#18665 en Fantasía
#3936 en Magia
#26479 en Otros
#3799 en Acción

En el texto hay: amor apasionado, guerra y sangre, visiones y pesadillas

Editado: 04.06.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.