La vieja casa del pueblo

LA VIEJA CASA DEL PUEBLO

Imagen de Enrique Meseguer en Pixabay.

Raquel y Marcos eran hermanos, les agradaba explorar viejas casas, fábricas o edificios en cuanto podían. El primero era el menor con trece años y su hermana tenía catorce, al ser la mayor solía ser la más atrevida al proponer los sitios que exploraban... Cosa que a veces los había metido en problemas con las autoridades locales.

  • ¿Seguro que es buena idea ir a esa vieja casa?, ¡dicen que realmente está embrujada! –preguntó Marcos.

  • Eso antes nunca te detuvo... ¡¡¿Ahora tienes miedo de esta en concreto?!! –replicó su hermana burlándose.

  • Esta es diferente, hermana... Hay muchas historias en torno a ella...

  • Siempre puedes quedarte en casa si tienes miedo... ¡Yo seguro que iré!.

  • Tú ganas... Te acompañaré como siempre, ¡aunque no me guste demasiado!

 

El sábado cogieron el autocar del pueblo en donde se encontraba la vieja casa al terminar de comer, solían entrar al empezar a anochecer para disfrutar más de la experiencia y evitar ser vistos por las autoridades. Llegaron cuando empezaba a oscurecer, por lo que se dirigieron directamente a su destino.

  • Esta es, hermano. Llevaba tiempo deseando explorar esta casa... Ahora podemos al haberse retirado la valla por la inmobiliaria por estar en mal estado.

  • Me sigue sin hacer excesiva gracia, pero adelante... ¡No dejaré sola a mi hermana!

  • Puedes quedarte afuera si lo haces solo por eso, ¡puedo cuidarme yo sola!

  • Te acompañaré, siempre es peligroso explorar solo lugares tan viejos y en mal estado.¡Como gustes!

La puerta cedió sin problemas al empujarla, cosa que no les extrañó al ver su pésimo estado.

  • Saquemos nuestras linternas, aunque recuerda alejar la luz de las ventanas –indicó Raquel.

  • No es mi primera exploración, hermanita.

Eran de escasa potencia, pero tampoco deseaban llamar la atención en el exterior e iluminaban lo suficiente para sus necesidades.

La vivienda había visto días mejores, estaba mal conservada al haber estado deshabitada por muchos años dada su fama de casa embrujada. Se notaba que su última reforma fue poco antes del 2000, a juzgar por la decoración de esa primera planta en la que estaban.

  • Más de veinte años sin que nadie desee vivir en ella, Marcos... la gente es demasiado supersticiosa con esos temas.

  • Y no es para menos... De esta en concreto hay muchas historias de personas que hicieron lo que nosotros y terminaron huyendo despavoridos.

  • Empezaría uno con ese bulo y seguirían los demás, ¡¿cuántas casas hemos ya explorado con un pasado similar?!. No peques ahora de iluso, hermano.

  • Si solo fuera eso... Pero también está lo que sucedió con la última familia que vivió en la casa, nunca encontraron a la hija pequeña que tenía tu misma edad.

  • Debió escaparse y ahora, a saber donde está, tampoco es que tuviera unos padres muy modélicos precisamente... Exploremos y déjate de historias absurdas sin credibilidad alguna.

Su hermano calló ante su negativa de entrar en razón y la siguió para asegurarse de que no le sucediera nada peligroso por el pésimo estado de la casa o incluso por algo sobrenatural que ocultara en la misma.

Su hermana rápidamente se cansó de la planta baja y subieron a la primera, en donde le resultó a ambos más interesante el visitar las habitaciones que parecían haber permanecido sin tocar desde que tuvieron sus últimos propietarios.

  • Ni siquiera la inmobiliaria ha limpiado tras los supuestos sucesos que dicen que pasaron esos últimos dueños –exclamó Raquel al disfrutar de la experiencia.

     

  • Terminemos de ver el resto de estancias y salgamos de esta maldita casa... Empieza a inquietarme el que aún permanezcamos aquí, Raquel.

  • No sin antes visitar el lúgubre sótano, es en donde supuestamente todos los que dicen haber entrado aquí sucede lo realmente espeluznante.

  • ¿Es realmente necesario para ti bajar a un lugar tan peligroso?, imagina como estará tras años sin el más mínimo cuidado esta vivienda.

  • ¡No me marcharé de aquí sin haberlo visitado!... Me acompañes o no, miedica.

  • No es miedo, hermana. Es una sensación angustiosa que me está preocupando cada vez más desde que entramos en la casa... ¡Como si algún tipo de fuerza o ente nos hubiera estado observando con interés al cruzar el umbral de entrada!, y parece especialmente interesada en ti.

  • ¡En mí!... ¡No seas absurdo, Marcos!, ¡¿Ahora resulta que tienes poderes de médium y eres capaz de notar esas cosas?!.

  • No creo que sea eso precisamente, pero tampoco me gustaría que nos quedáramos a comprobarlo.

  • Terminemos de ver el resto de la planta y te prometo que tras visitar el sótano nos iremos de “esta casa maldita, tuya”... Marcos, el recién descubierto médium.

  • ¿Es necesario que te burles de esa forma de mí?, ¡tan solo intento decirte lo que siento!

  • ¡Perdóname!... Sé que a veces tiendo a ser una hermana horrible, no volveré a hacerlo.

Terminaron de examinar esa planta y finalmente la niña baja emocionada ante la idea de examinar la supuesta estancia maldita de esa vivienda, su hermano se detuvo petrificado de pavor en la puerta, al sentirse invadido por esas sensaciones... Pero multiplicadas que le impedían incluso plantearse el bajar a la oscura estancia que su hermana reveló al abrir la puerta.

  • ¡Por favor, no bajes a ese sótano!, Raquel... ¡Siento que hay algo realmente maligno ahí abajo aguardando!




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