La Vieja ProfecÍa

CAPÍTULO 4

Los primeros rayos del sol, le despertaron al filtrarse por la ventana, había descansado y pletórico de energías para afrontar lo que le deparaba el día de hoy. Así que salió de la cama, se vistió y preparo su desayuno.

En el exterior, escuchaba como todos empezaban a ocuparse de sus labores cotidianas, quizás inquietos a la vez por su partida y lo que eso supondría para ellos, al tener que involucrarse más en la defensa de la aldea.

 

Al salir al exterior, atrajo las miradas de los que se cruzaban en su camino, notaba lo que había supuesto antes mientras comía. No era algo muy desencaminado con lo que debían de pensar al verlo.

  • Tampoco es que a mí me agrade mucho en lo que me voy a ver involucrado, y no se disgustarían por mi partida. ¡Si se les pudiera haber informado de la verdad! —caviló en voz baja.

Fragan lo aguardaba en el puesto fronterizo, con una expresión similar a la de esas personas con las que se había ido encontrando.

  • ¡No creas que te voy a despedir con alegría, amigo! ¡Tu sitio debería de estar aquí entre nosotros y no en esa absurda misión elfica! —aseveró al verlo.

  • Adiós amigo y cuida del fuerte en mi ausencia —dijo al abrazarlo y entregarle el sobre de forma discreta— Ábrelo, al estar a solas, hallarás explicado el verdadero motivo de mi partida —añadió en voz baja.

El capitán de la guardia, sorprendido, lo cogió y guardo con discreción.

  • ¡Gracias por el detalle! ¿Es el asunto en realidad tan grave? —preguntó al acompañarlo a la línea fronteriza con la oscuridad.

  • Bastante, Fragan, ¡lo descubrirás por ti mismo al leer la carta! —respondió al estrechar su mano como despedida final.

Grogan se adentró en las tinieblas, siendo observado por su amigo.

 

Poco importaba las veces que penetrara en esa negrura, nunca dejaba de causarle impresión el pasar a esa zona en donde la visión se limitaba a unos escasos metros y con ayuda de su amuleto candela que lo hacía posible. Ese mismo objeto alejó al instante a los pequeños monstruos que eran sensibles a esa luz, otros, en cambio, podían llegar a resistirla y no apartaba mucho su mano derecha de la espada.

Resultaba muy fácil perderse, por lo que era imprescindible un mapa mágico para guiarse hasta el destino que se tuviera. Aunque había recorrido tantas veces ese camino, que casi podría llegar a Imathaes sin el mismo.

Se detuvo cuando lo considero oportuno en uno de los claros que lo solía hacer, allí era imposible si era de noche o de día fuera de la negrura que le envolvía. Así que procedió a reunir la leña necesaria para encender un pequeño fuego que aumentaría su protección en ese inhóspito entorno, a la vez que le permitiría preparar la comida.

"Supongo que en donde penetre la luz del sol, estarán haciendo lo mismo. Fragan debe de haber leído mi carta y ser consciente de lo que está en juego. Pensó mientras permanecía alerta ante cualquier amenaza."

Pudo terminar su filete sin problemas y al empezar a recoger las cosas, un mago oscuro entro en la cúpula que generaba el amuleto.

  • ¡¿Qué demonios quieres de mí?!, ¡maldito engendro del mal! —exclamó al apresurarse a armarse.

El explorador sabía que era un rival a eliminar lo antes posible, no eran muy fuertes, pero sí contaban con una temible magia. Se había enfrentado a pocos en sus travesías, y con el factor sorpresa a su favor.

  • ¿Es este el humano del que teníamos que ocuparnos? —preguntó otro enemigo similar que apareció con un compañero.

Grogan observo a los magos embutidos en su vestuario de cuero negro, capa del mismo color y una especie de bozal que les cubría la boca. Tan solo mostraban un poco de su piel negra en la cara.

  • ¡En efecto, compañeros! Creo que exageraron al mandar a tres de nosotros contra este insignificante humano —observó que uno, empezó a concentrar su poder en la mano derecha.

Pese a estar temblando por dentro al saber que su destino estaba claro contra ese tipo de rivales, no quería morir sin luchar y se lanzó al ataque. Su acción provocó, que los tres materializaran sus propias armas para hacerle frente.

"¡Perfecto!, al menos si no les doy oportunidad de emplear su magia. Igual puedo salir victorioso sobre estos bastardos. Concibió esperanzado."

 

Logró desarmar a uno y acabó con él sin darle tiempo a reaccionar, algo que puso en guardia a los otros dos al ver que no se trataba de alguien a menospreciar. ¡Cómo habían considerado en un principio!

  • Ahora estamos más igualados, ¿no os parece? —exclamó para enojarlos y que no recurrieran a los hechizos.

Aunque su plan no dio el fruto que esperaba, el primero que apareció, detuvo a su compañero al querer seguir con la misma estrategia.

  • Ya me encargaré yo de distraerlo, tu conjura una «carga infernal» para deshacernos de este desgraciado —le ordenó.

  • De acuerdo, si es eso lo que deseas que haga —obtuvo como respuesta.

Grogan sabía que ese hechizo era mortal, por lo que sin dudarlo, intento ir a por el desarmado, sin conseguirlo. Se interpuso el otro que era el mejor con la espada, lo suficiente para ponerlo en problemas.

  • No podemos permitir que te reúnas con los elfos, Grogan. ¡Tu viaje concluirá aquí! —dijo satisfecho el mago oscuro mientras combatían.

Al explorador, le inquietaba más su compañero, al que observaba completar el hechizo que le sería imposible de detener. En un acto desesperado, logro zafarse de su contrincante a riesgo de su propia vida y se dispuso a eliminar la amenaza.

  • Demasiado tarde, humano. ¡Ya estoy listo! —le comunicó sonriendo.

Una nueva figura surgió de la oscuridad y fue directo hacia el perverso mago.



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En el texto hay: fantasia, aventura, magia

Editado: 23.05.2024

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