El jefe convocó a todos para anunciar la próxima partida de Mealla, algo que los hombres sintieron al ser conscientes que les obligaría a ser más activos en la defensa de la aldea. Y en las mujeres, produjo algún que otro suspiro de pesar al recibir la noticia.
¿Y cuánto se prevé qué pueda durar esa misión?, ¡para nosotros también supone quedarnos sin nuestra mejor guerrera! —planteó Fragan al intervenir.
Soy consciente de ese detalle al igual que tú, pero es inevitable. La amenaza de ese ejército orco no es algo a despreciar, es preciso acabar con su semilla antes de que sea una realidad —replicó Lanig.
El capitán de la guardia, pese a no estar del todo de acuerdo por la expresión que puso. Se vio obligado a reconocer que era preferible esa solución, a tener que reclutar a aldeanos inexpertos en una milicia que enfrentara esa contingencia.
¿Y qué podrán hacer los exploradores de las tierras oscuras para neutralizar ese peligro?, por más que cuenten con el apoyo de tropas elficas. Sería mejor que permaneciera con nosotros y nos protegiera —intervino un aldeano.
En esa ocasión, fue la propia Mealla la que tomo la palabra.
Debería de ser sabidos por todos, que los orcos son beligerantes por naturaleza, incluso entre ellos. Por lo que una unión de sus diferentes tribus, es algo que debemos evitar a como de lugar —informó— Y eso sin añadir que su número aumenta, ¡a un ritmo más rápido que todas las demás razas juntas! —sentenció para finalizar.
Un buen punto a valorar en esta cuestión, ¡gracias por describirlo tan bien! ¡Y es por ello que los humanos debemos aportar nuestro apoyo a esa misión elfica!, ¿no les parece? —continuó después Lanig con voz firme.
Guardo silencio esperando que dicha intervención final hubiera logrado su propósito, antes de hacer la señal a los que llevaban las cajas en donde depositarían el voto, que refrendaria su decisión.
La espera fue tensa para la exploradora que aguardaba sentada junto al jefe el resultado del recuento, y los habitantes del enclave que la observaban inquietos. Al fin, uno de los responsables de dicho trabajo, se incorporó de la mesa y llevó un papel a Linag que lo abrió, sonriendo complacido al permitir que ambos pudieran verlo.
Ha sido muy apurado el resultado, pero al menos el adecuado, por suerte —comentó en voz baja, antes de ponerse en pie.
Al ser visible en el atril por la gente, esta dejo de conversar entre ellos y pasaron a fijarse en él.
Me complace anunciar que por un escaso margen, se ha optado por la decisión correcta. Nuestra apreciada Mealla se unirá a ese cometido y en una eventual necesidad de ampliar las defensas con una milicia, todo hombre o niño capaz de empuñar una espada, empezará a ser instruido en su uso —añadió para decepción de la gran mayoría de los congregados.
Eso le obligó al jefe a callarse, hasta que cesó el murmullo entre los asistentes.
Tampoco es agradable para mí el tener que hacer esos preparativos, es algo que estará ya ocurriendo en las otras aldeas. En caso de extrema necesidad, deberemos de unir nuestras tropas a las elficas y combatir la amenaza de no prosperar esa misión para evitar el conflicto. Eso es todo, se da por concluido el acto —comunicó al finalizar.
Empezaron a dejar la sala de reuniones entre murmullos, de pesar por la situación que se les presentaba y para la que por desgracia, no cabían otras medidas diferentes a las que se habían tomado.
Fragan se acercó a Mealla al bajar del estrado acompañado por Lanig, este último, se retiró tras recibir el saludo del soldado.
Quiero que sepas que vote en contra de esa locura, ¡los elfos podrían haberse apañado solos y tú hubieras hecho más falta en la defensa de la aldea! —dijo descontento con la votación.
Por muy buen guerrera que sea, amigo. ¡Nada cambiaria si nos viésemos atacados por un ingente ejército de orcos! —argumentó— Lo sensato es evitar esa unión de tribus, antes de que se produzca. ¡Eso sí, sería peligroso! —observó para finalizar.
Le vendía la mentira que acordaron el elfo y el jefe, mientras ella se perdió en sus pensamientos en el despacho. Hubiera sido peor el difundir la otra que se inventó Volodar, para engañar al inexperto Lanig, en temas relacionados con la oscuridad que cubría el mundo. De hecho ni ella misma sabia, lo que en verdad pretendian al no citar mas que esa vieja profecia sobre «El reino olvidado» que le dejó con mas preguntas que respuestas:
LA OSCURIDAD ARRASARÁ LA TIERRA Y EL MAR, CAUSANDO ODIO Y DOLOR AL DESCENDER SOBRE NOSOTROS.
HASTA EL REGRESO DE LOS VIEJOS REYES QUE VENDRÁN CON LA TEMPESTAD, DESDE LA ETERNIDAD, EN LOS DOMINIOS DE LA OSCURIDAD.
TU CORAZÓN TE LLEVARÁ HASTA EL REINO OLVIDADO QUE ESTÁ SOLO DENTRO DE TI, ALLÍ EL ELEGIDO LOS PODRÁ INVOCAR.
La voz del capitán de la guardia, la devolvio a la realidad al perderse en sus pensamientos.
Pues no opino lo mismo, Mealla —ratificó— ¡Y la prueba es lo útil que fuiste para acabar con aquellos soldados del ejército oscuro ayer! —expresó al finalizar.
También tengo mi vida como exploradora, que es mi oficio. No siempre estoy aquí para auxiliar, en esos casos, ¡quizás deberíais de mirar, de ser algo más eficientes por vosotros mismos y no depender de mí! —argumentó como respuesta a su amigo.
Se alejó sin darle tiempo a replicar, al dejarlo con la palabra en la boca.
Adiós, me voy a casa a prepararme para mi partida de mañana —dijo sin detenerse— ¡Piensa a fondo en lo último que he dicho!, además no dejo de ser una mortal como tú y cualquier día puedo tropezar con alguna dificultad que me supere —concluyó al llegar a la puerta y girarse hacia él.
Editado: 23.05.2024