Sentados en una mesa alargada de madera, que hacía gala del perfecto acabado elfico, empezaron a tratar el tema por el cual lo reclamaron. El líder Elashor, que tenía el bello aspecto de su raza, por el que no pasaban los años. Fue el que empezó.
Me imagino que te invadirán bastantes dudas, Mealla. Siéntete libre, de pedirnos, que las aclaremos —comenzó exponiendo— Descubrirás, que lo que creías que sucedió hace un milenio, no fue así, en verdad —continuó.
Algo ya me han avanzado y me han dejado sorprendida, así que agradeceré que empecéis por el principio —pidió a todos.
Tras un pequeño intercambio de miradas, la maga tomó la palabra.
En ese caso, me imagino que deberé ser yo, quien narre los antecedentes que afectan a mi clan. Al ser responsables de haber caído en el engaño de Olzarnas, uno de los nuestros, que prometió triplicar la potencia del Idubin. ¡Nunca debimos confiar en él!
¡¿ El Idubin!? ¿Qué es eso? —preguntó, intrigado la exploradora.
Un generador mágico, aumentaba el poder elemental, a los que lo empleaban en pos del bien —aclaró Volodar.
Nuestro clan lo construyo para proteger Mystidia. Lo que nos hizo congraciarnos, con las razas amistosas por generaciones —añadió Azyni.
Tras una pequeña pausa, para reponerse la mujer, continuó narrando.
Los cambios se produjeron despacio y les pasaron desapercibidos, derivo esa energía de forma gradual hacia los magos malvados, que se impusieron en toda el continente. Supuso el fin de una época dorada, que duro casi cinco mil años.
Tomó el relevo el líder, al verla demasiado afectada para continuar.
Aunque, los engaño también, son los que conoces como «magos oscuros». Ahora son los eternos siervos de Olzarnas, el inmortal, que desea ser el amo y señor de Mystidia.
Azyni, ya repuesta, prosiguió.
Sabía como seducir y ganarse a humanos y ogros, que iniciaron una guerra suicida contra elfos y enanos. En un último y desesperado ataque logramos acceder al Idubin, e hicimos que cubriera el mundo en la oscuridad, a la vez que convertimos las piedras candela en la única fuerza que la detenía.
En ese punto intervino Volodar.
Su intención era que las cuatro razas que le suponían una amenaza, se aniquilaran entre ellas, y quedasen sólo los orcos, los cuales le eran leales.
En efecto —confirmó la maga— Hicimos lo único que pudimos, antes de vernos obligados a exiliarnos en otra realidad. Estropear sus planes y ganar tiempo, para que se cargara la única arma capaz de eliminarlo y activaría el elegido. Y borrando todo recuerdo de Olzarnas, de Mystidia—concluyó.
Mealla no se esperaba en absoluto lo que le contaron, necesito reponerse de cuanto le habían dicho, por unos minutos. Y primero miro a Azyni, al pensar que se lo debía.
Sé que me he disculpado ya dos veces, por convertirte en mi prisionera al conocernos, pero lo haré una tercera vez. Perdóname por haberte tratado tan mal, ¡puedes darme otra bofetada si quieres! —dijo aún conmocionada.
¡En verdad la merecerías!, pero me daré por satisfecha con la de antes —replicó— ¡Tampoco me hubieras creído en el bosque! —argumentó.
Lo más probable, eso no quita que ahora me sienta como una estúpida por haber tratado así a una aliada —comentó alicaída.
Los interrumpió Elashor, al no ser productiva esa conversación.
Centrémonos en lo relevante, ¡eso podéis solucionarlo entre vosotras! —dictaminó— Azyni, haz el favor de explicar lo que falta. ¡Es lo más importante! —le instó el elfo.
La mujer tomó aire, antes de proseguir.
Hay un candidato a unirse a nuestro reducido grupo —dijo al mirar a la exploradora— De entre los elfos, ogros, enanos e incluso los orcos. Uno de ellos, resultará ser el elegido que invocara la ancestral magia que acabara con Olzarnas —terminó exponiendo.
¡¿Un orco también?!, ¡si son hostiles a las demás razas! —planteó Mealla.
Así lo dispusieron los antiguos, cada uno activará el amuleto mágico que se habrá cargado en la isla de su respectiva raza. Aunque tan sólo uno, podrá canalizar esa energía —informó la maga.
¿Así que supongo que yo soy la escogida entre los humanos? —formuló la mujer.
¡En efecto!, ahora nos faltan el elfo, ogro, enano y orco —refutó Azyni.
¿Y con base en que lo soy? ¿Y como reconoceremos al resto? —inquirió curiosa.
La maga sacó un extraño objeto metálico, que indico un punto luminoso en un plano.
Si el elfo, se encontrara en Imathaes, lo marcaría —explicó ella.
Lo volvió a guardar en el bolsillo del que lo sacó.
La única cuestión que queda pendiente, ¿es si podemos contar contigo? —preguntó Elashor.
Supongo que es mi deber hacia Mystidia, ¡claro que acepto! Aunque tanto rodear como atravesar el Lago del Olvido, es una travesía muy arriesgada —expuso a todos.
Lo haremos, ¡no podemos perder el tiempo en rodeos! La oscuridad avanza y absorbe energía de las piedras candelas, ¡y eso hace más poderoso a Olzarnas! —decidió por todos la mujer.
Llamaron para la cena, que se celebraba en la sala contigua, y eso les recordó que empezaban a tener hambre.
Sugiero que vayamos a comer, ambos deberéis de acostaros temprano. Tendréis que salir con la luz del alba, no es conveniente que os vean partir —propuso el líder.
Dio por finalizada la reunión al levantarse, y junto a Volodar, se dirigió a la puerta que comunicaba con la sala contigua. La maga les siguió, y Mealla a ella.
Editado: 23.05.2024