KIRA ( todo esto transcurrió cuando Rubí no estaba en la casa)
Ya habíamos preparado todo para la cena con los invitados del señor Bruce. La vajilla de plata reposaba sobre la enorme mesa de madera de roble del comedor. Las luces iluminaban todo perfectamente. La casa estaba pulcra. Los chicos habían ido hasta la agencia a terminar unos asuntos de la próxima misión.
Por lo general Leo se mantiene tranquilo pero esta vez estaba muy raro, su mirada era distante y parecía absorto en sus pensamientos desde que llegó. No lo conozco tanto como Rubí pero sé que algo lo atormenta, por otro lado Aless dio el aviso que su nueva novia, Christina estaría en la cena como miembro del equipo y como su pareja. Damián por otro lado mantenía su aire enigmático y misterioso que por alguna extraña razón me atraía cada vez más a descubrir sus oscuros secretos. En ocasiones suele ser muy comunicativo, suele ser comprensivo y dar unos consejos fascinantes pero su otro lado es oscuro como si fuera un psicópata que analiza cada parte de los seres que lo rodean. Aún recuerdo la noche de la cena en el enorme restaurante. En su mano sostenía la copa de vino mientras que de sus labios corrían algunas gotas de el líquido rojo. Su cabello negro con algunas iluminaciones blancas resaltaba entre todos. Esa noche creí que podría llegar hasta Aless pero no fue así, el chico se mantuvo todo el tiempo a mi lado pero su mente viajaba a otro universo, por otro lado Rubí y Leo desaparecieron. Damián entabló una conversación con otros chicos aparentemente de la agencia la niebla. He conocido un lado de Aless que nunca esperé conocer, puede llegar a ser cruel incluso con las personas que más lo quieren. Ahora me planteo con la cabeza fría ¿ en verdad estoy enamorada de Alessandro? ¿Merezco sufrir de esta manera? él hará una vida con Christina mientras que yo ... ¿qué no merezco ser feliz acaso?
Damián me saca de mis pensamientos. Acaba de aparecer por uno de los pasillos del comedor con un montón de papeles en su mano mientras es seguido por otro chico al que no conozco que carga algunas armas. En un principio estaba asustada ver tantas armas, ver como Rubí era capaz de disparar a su objetivo sin temblar pero ahora me resulta fascinante. He aprendido cosas nuevas, cómo disparar, manejar ciertos vehículos incluso analizar cada situación y buscar una vía de escape en caso de emergencias. El chico vampiro se aproxima y pregunta por Rubí a lo cual le respondo que se ha ido a hacer algunas compras para la nueva bolita de pelos que ahora nos sigue en todo momento. El chico busca entre todos sus papeles y me entrega un sobre el que me pide que se lo entregue a Rubí en cuanto llegue, dice que es desde el hospital, me intriga mucho ¿Está enferma? ¿ El señor Bruce podría tener alguna enfermedad? ¿ Acaso Leo?
— ¡¿Y si está embarazada?! – chillé.
— ¿ Qué Rubí qué? – Damián se puso pálido al instante.
— Ups pensé en voz alta, tranquilo no creo que seamos tíos tan pronto.
— Sí tienes razón – Damián siguió con sus actividades.
Los invitados empezaban a llegar, eran seis personas seguidas de algunos guardias. Ya todo estábamos listos pero faltaba Rubí. Leonardo estaba desesperado llamando cada 5 minutos a la chica mientras por otro lado Damián se mantenía tranquilo y de vez en cuando observaba Alessandro que tenía una conversación al parecer muy animada con Christina. A ser sincera, no me molesta, se ven bien juntos, disfruto ver a Aless feliz. El señor Bruce estaba en su despacho con los seis hombres, los guardias de los señores quedaron fuera de la puerta observándolo todo y atentos a cualquier movimiento.
— ¿ Kira, puedo hablar contigo?– me tomó por sorpresa las palabras de Aless.
Sin poder evitarlo a mi mente llegan los recuerdos de España, cómo fue capaz de dejarme en ese estado. Mis ojos empiezan a arder por los recuerdos.
— Alessandro, no es buen momento – fuimos interrumpidos por Damián. Gracias San Damián – tu .... – dudo un poco en decirlo – Christina te espera.
Alessandro asintió y comprendió las palabras del chico. Se retiró y tomó su lugar a la orilla de la chica.
— Gracias – susurré pero mi voz sin poder evitarlo se quebró por el nudo que se había formado en mi garganta.
— Ven, vamos – el chico tomó mi mano. El tacto de sus dedos entrelazados en un agarre se sentía distinto, nuevo. Era reconfortante. Me sentía segura con el, como si nadie tuviera el poder de lastimarme. Llegamos a la terraza. Estaba completamente desolada. Era tranquila la brisa que acompañaba el silencio.
— ¿ Que hacemos aquí? – pregunté curiosa pero algo nerviosa por el poder de su mano entrelazada con la mía.
— Quiero que me prometas algo Kira Vargas. Quiero que en esta puta vida no derrames una lágrima más. Mientras que yo viva, nadie, escúchame, nadie puede hacerte llorar. – dijo con firmeza. – Si un día vas a gritar o llorar que sea de placer. Cuando vuelvas a sentir dolor que sea gimiendo.
Mis mejillas no tardaron en enrojecerse. Las podía sentir ardiendo. Sus mejillas también tomaron un rosa pálido. Por una extraña razón al único que pude imaginar en esa situación fue a él, al chico que tenía en frente. Aún recuerdo su torso desnudo y su cicatriz. Sin poder evitarlo fijo mis ojos en sus labios algo rosados. Su vista está perdida pero la mía está concentrada en él. Un punzada me hace apretar un poco las piernas. Las imágenes se repiten. El desnudo. Su sonrisa macabra. Su cabello oscuro y sus labios rosados.Otra punzada. Las yemas de mis dedos arden por la nesecidad de recorrer su rostro. Sin darme cuenta muestras miradas están conectadas. No me siento incomoda. Si no ¿ caliente?
¡ Alejense pensamientos impuros !
Después de unos minutos de los señores estar encerrados en el despacho de Bruce junto con el señor Brown las puertas se abrieron y todos pasamos a la mesa, el señor Bruce comentaba algo con el padre de Damián, pude notar en su mirada cierta preocupación por la tardanza de su hija menor. Los sirvientes de la casa sirvieron la cena. Aless, Cristina y yo no mentamos palabra en toda la noche. Leonardo miraba su celular muy constante esperando alguna noticia de su novia Rubí.