Llevaba corriendo casi por una hora y no encontraba la salida, el bosque era más grande de lo que había imaginado y esto hacia que mi plan no siguiera el rumbo que quería. El sol comenzaba a ocultarse y unas espesas nubes grises comenzaban a cubrir el cielo oscureciendo el lugar y haciendo que mi vista fuera limitada. Tenía que salir de ese lugar lo más pronto posible, no dejaría que los guardias reales me atraparan por nada del mundo. Por suerte, despues de correr tanto, había encontrado a tiempo la salida, pero todavía no era momento de relajarse, no hasta que estuviera completamente lejos del alcance de mis perseguidores.
Al llegar al pueblo quedé atrapada entre la multitud; la cantidad de personas que había era abrumadora y eso generaba un punto a mi favor, con toda esta gente sería casi imposible para los guardias el poder encontrarme.
Caminé por las calles hasta llegar a un lugar que se mencionaba en el libro, aquel sitio serviría para esconderme por un tiempo sin levantar sospecha, ese tiempo lo dedicaría a buscar a Sam, me sentía un poco culpable por huir sin decirle nada.
🔮
La habitación era bastante sencilla, constaba de una cama pequeña y a la par una mesa que sostenía un jarrón con flores marchitas dentro de el. Además, una de las razones por la cual había escogido esta posada era porque este sitio se utilizaba como base de una organización que se dedicaba a la "Recolección de información" por esta razón el lugar siempre estaba custodiado por un grupo de hombres que se dedicaba a dicho oficio.
Acomodé la cama y limpié un poco el polvo del lugar para luego salir a respirar un poco de aire fresco al balcón. Veía como las personas comenzaban a retirarse una por una antes de que la lluvia comenzara a caer, la fuerte brisa golpeaba mi rostro haciendo que los mechones de mi cabello se revolvieran un poco. Miraba como la calle se quedaba ompletamente vacía y la lluvia comenzaba a caer haciendo sonar los techos de las viviendas, sin lugar a duda este sonido lograba relajarme bastante.
Los días de lluvia solían ser mi favoritos en mi vida pasada, el estar siempre sola se había vuelto una costumbre y el poco tiempo que había compartido con Sam en esta nueva vida había sido suficiente para que me acostumbrara a tener a alguien a mi lado, lo importante ahora era encontrarla y convencerla de huir a un lugar donde nadie nos encontrara y pudieramos vivir tranquilamente las dos. Pero para poder lograrlo, primero tenía que librarme de las garras del emperador. Esperaba con ansias que Sam hubiera encontrado al mago de la torre, el era el único que podría ayudarme en esta situación. Entré nuevamente a la habitación y me dejé caer en la cama, estaba agotada y necesitaba reponer las energías suficientes para comenzar con mi plan.