La virgen embarazada

Confesión

Capítulo 7


Las semanas pasaban acercándose al primer mes de gestación, lo cual fue horrible para mí, debido a que mi cuerpo se sentía extraño, no comprendía lo que estaba ocurriendo, empero mamá me explicó que el primer mes casi no sientes a ese pequeño frijol en la panza, sin embargo, unos destellos de náuseas empezaban a asomarse.

Lo peor de todo fue que yo me vi obligada a renunciar al equipo de voleibol, porque Maximilian dijo que eso era riesgoso y podría sufrir algún golpe que hiciera daño al bebé, ese hombre estaba obsesionado con la idea del niño, todo podía ser potencialmente peligroso, incluso tuve que dejar algunas comidas las cuales me gustaban, porque él consideró no eran buenas para el bebé.

Rayos, me sentía prisionera en mi propio cuerpo, no podía tomar decisiones por mí misma y era frustrante.

El bebé esto, el bebé aquello, sin darme cuenta, empecé a desarrollar odio hacia ese ser creciendo en mi estómago, y eso apenas fueron las primeras semanas, ni siquiera habíamos visitado al médico y por un instante deseé que no estuviera dentro de mí, quizás al sentir mi rechazo el mismo se iría y todo volvería a la normalidad como antes, cuando yo verdaderamente podía decidir sobre mi cuerpo.

***

—Bere, todavía sigo sin entender por qué dejaste el equipo, si tú amas ese deporte y además ya están cerca las finales, los dejaste colgando de un hilo —señaló Clara, bastante confundida a decir verdad.

—Son cosas que no vas a entender, y no hagas preguntas —dije cerrando el tema, porque estaba de mal humor. Últimamente, todo me generaba molestia, incluso me sentí mal porque en la mañana, cuando Diamond fue a darme un abrazo de buenos días, ese simple acto me generó irritación y jamás en la vida ni en mil millones de años, hubiera actuado así con ese niño que era la luz de mis ojos.

—Bien, si tú lo dices doña amargada —comentó haciendo que cerraba sus labios con candado y lanzaba la llave lejos, entramos a la cafetería de la escuela y ni siquiera llegamos bien a tomar las bandejas cuando un olor desagradable se metió por la nariz. Me cubrí haciendo un gesto de desagrado y Clara arrugó las cejas. ¿Ahora qué te pasa? —inquirió negando con desaprobación al tiempo que ponía los ojos en blanco.

—¿Qué es ese olor tan asqueroso? —pugné mientras mi estómago se revolvía por dentro. Ella arqueó una ceja e hizo una mueca con la boca girando para observar el bufé

—espaguetis con albóndigas

—Huele horrible —mencioné y al aspirar nuevamente empecé con las arcadas

—Berenice, no huele a nada, ¿Te sientes bien? Estás pálida —manifestó preocupada y ni siquiera pude hablar, corrí saliendo de la cafetería para ir al baño de chicas, empujé la puerta y me arrodillé dejando salir el desayuno de la mañana.

 

¡Buagh, Buagh!

Cuando terminé, me dejé caer en el piso del baño, sudando frío, esa sensación espantosa de que iba a morir, me presionaba con fuerza.

《Tranquila, mamá te explicó que pronto empezarían las náuseas》

—Bere, ¿Estás bien? —tocó la puerta mi amiga.

—Sí, es solo que me cayó mal el desayuno —mentí y me puse de pie para abrir la puerta.

Ella me observó con los ojos entre abiertos y negó.

—Berenice Spencer, tú estás muy rara, primero renuncias al equipo, luego de la nada empiezas a tener náuseas —hizo una pausa y llevó la mano a su boca poniendo una mueca horrorizada. ¿Es por lo de la visita al médico, vas a morir Bere? —preguntó preocupada

—No voy a morir Clara, además me toca mañana, consulta otra vez, pero no se trata de eso —aclaré y ella cruzó sus brazos.

—¿Entonces? —quiso saber.

Pensé en no contarle nada, pero ella era mi mejor amiga, no podía guardarle un secreto de esa índole, por lo cual me aseguré de que nadie estuviera escuchando y cerré la puerta del baño para tener privacidad.

—Bien, voy a contarte, pero debes jurar por tu vida que no le dirás a nadie —advertí y ella asintió.

—Me conoces, y sabes cosas de mí, así que no creo que tu secreto sea peor —bromeó

Torcí los ojos y hablé con seriedad, no podía tomarse eso a la ligera porque nadie debía enterarse.

—Clara, estoy hablando en serio, si alguien se entera de esto, te juro que no volverás a ser mi amiga —amenacé y ella amplió los ojos poniéndose seria

—Vaya, al parecer es bastante grave. Bien, juro por el meñique no decirle a nadie —dijo y ambas cruzamos nuestros dedos meñiques para sellar el juramento.

Cuando me sentí lista para soltar la bomba, respiré hondo y le expliqué desde el inicio toda la historia, ella puso los ojos como platos y la boca creí que le entrarían moscas.

—Rayos, esto es como una telenovela Bere, ¿de verdad pueden inseminar a alguien por accidente? —interpeló pensativa y asentí

—Al parecer sí, por eso no puedo jugar más voleibol, tendré que tomarme las cosas con mucha calma, ese hombre es insoportable —me quejé y ella amplió una sonrisa pícara.

—¡¿El millonario guapo?! Que suertuda eres, deberías casarte con él y tu vida estaría resuelta —aconsejó

Negué rotundamente porque ni drogada aceptaría permanecer la vida junto a semejante cretino, además a pesar de que yo quisiera el matrimonio entre una menor de edad y un adulto se consideraba delito. Aunque el hecho de embarazarme era mucho peor, empero las cosas ocurrieron de otra manera, por lo tanto, esa idea no estaba en los planes.

—Clara, ese hombre es mucho mayor que yo —recordé y ella encogió los hombros.

—Qué con eso, si te embarazó no creo que sea problema casarse —declaró

—Te hago memoria, de que yo no estuve con ese hombre, y tampoco lo conozco bien, aunque lo poco que llevo de conocerlo me he dado cuenta de su carácter tan patán, ni siquiera toda la belleza del mundo podría compensar el hecho de ser un cretino —expliqué y ella hizo un gesto de tristeza

—Ay, Bere, de verdad tú odias a todos los hombres, por eso te pasó esto, creo que la vida te da una oportunidad para conocer a alguien, quizás él necesita un poco de amor y tú puedes ofrecerle eso —intentó convencerme y negué nuevamente.




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