La visita

La grimas

-Como no lo iba a saber -responde, sin dejar de acariciarme, recorriendo con sus dedos mis arrugas-. Yo mantengo todo esto con mi dinero para que tu puedas vivir aqui. Si no fuera por mi, habrias acabado en un lugar mucho peor. -Aparto su mano de mi cara y la miro fijamente a los ojos, pero no me atrevo a desafiarla.

-Donde estan isabel y almudena? -pregunto, mientras las lagrimas se amontonan dentro de mis ojos, nerviosas, como un grupo de caballos en la linea de salida que esperan ansiosos el comienzo de la carrera.

-No han podido venir a verte -dice, apesadumbrada-. Bueno, en realidad, no han querido venir a verte. -Una lagrima cae lentemente por mi mejilla, ella alarga la mano con la intencion de recogerla, me aparto antes de que pueda hacerlo-. Creo que todavia no te han perdonado por todo lo que hiciste. Tu cobardia puso en
riesgo a toda la familia.

Rosa no han cambiado nada desde nuestro ultimo encuentro. Sus palabras se clavan en mi corazon como puñales, sabe perfectamente que decir en cada momento, y como decirlo para causar en mi el mayor dolor posible.

-A que has venido, Rosa? por que despues de tantos años? -pregunto, esta vez en un tono desafiante, harta de esta incertidumbre que amenaza con volverme loca.

Ella me mira y tuerce el gesto, despues bajo la mirada. Se comporta como una actriz que maneja a la perfeccion sus movimientos.

-He venido por Anibal -contesta, y despues me mira fijamente a los ojos-. Anibal... ha muerto. -Un mareo agita todo mi cuerpo. Sus palabras resuenan en mis oidos, pero no soy capaz de comprenderlas.
Durante un instante que parece no terminar de comprenderlas. Durante un instante que parece no termina nunca, me siento aturdida y desorientada. De repente siento un terrible dolor en mi cabeza y vuelvo a escuchar las palabras de Rosa con claridad: (Ha muerto)... Ahora lo que se clava en mi corazon no es un puñal, sino una espada helada que me atraviesa cortandome la respiracion. No puedo evitar caer al suelo de rodillas y un grito d dolor sale de mis entrañas, con tanto ferocidad que parece que llevara una vida entera encerrado en mi interior
Grito, grito con todas mis fuerza hasta que por fin las lagrimas fluyen con libertad, cubriendo mi rostro. Rosa se acerca a consolarme. Me acaricia con suavidad la espalda, me ayuda a levantarme y despues me abraza con ternura.No se por que lo hace, no soy capaz de comnder lo que esta pasando, pero me dejo llevar por en estos momentos mis acciones carecen de gobierno.

Calmate... Este dolor que siento ahora, no durara mucho -me susurra al oido. Despues se aparta de mi lado y se quita los guantes.De un bolsillo de la capa saca un pequeño frasco y me lo ofrece-. Es un regalo, para ti. -El frasco contiene un liquido oscuro en su interior. Dudo y finalmente lo cojo. Ella me mira y me sonrie con cierta melancolia-. No quiero que sufras mas, nieves. -Es un veneno? -le pregunto, sorprendida. Mientras mis ojos no pueden dejar de mirar ese denso liquido oscuro.




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