La Viuda Roja.

Capitulo 3.

     La noche estaba fría recordándome aquella en la que lo había perdido todo, no obstante había algo diferente en esta ya que mi compañía no era Henry sino Patrick y por alguna extraña razón me resultaba más reconfortante. La luz de la luna se filtraba por el gran ventanal iluminando las fotografías que habían desplegadas en un gran collage unidas con un hilo rojo para conectar a cada integrante con momentos determinados. La puerta de la habitación se abrió y Patrick se asomó con expresión interrogativa, yo sabía de antemano cuál era su duda. 

-Preguntaré solo por curiosidad, ¿Cuál de ellos será esta noche? 

   Yo simplemente sonreí de manera maliciosa ignorando su pregunta por el momento, en cambio tomé la foto que estaba en el extremo izquierdo más alejado de todo el collage. En ella aparecía un hombre con el pelo rapado y ojos expresivos y en su rostro se observaba una gran cicatriz que iba desde su ceja hacia el mentón. Ese hombre había sido el responsable de perturbar mi sueño aquella noche tirando me al suelo y el primero al que le había dado una paliza. Al parecer pertenecía a una banda en la cual su posición no era de un rango importante ya que seguía las órdenes de unos cuantos hombres que estaban por encima de él, por lo que aquella noche había sido su oportunidad de fingir ser alguien importante tomando sus propias decisiones o al menos es lo que quiso fingir. Sabía perfectamente que ese idiota no estaba actuando por voluntad propia, alguien le había dado el permiso de hacer uso de la fuerza si era necesario para sacarme información, era esa típica persona doblegada a la espera de su próxima orden, pero esta noche él sería la víctima y yo su verdugo.  

-Mi venganza comienza hoy y tu querido tendrás el privilegio de ser el primero en probarla.  

    La luz de la lámpara sobre la mesa iluminó mi traje de cuero rojo cuando fui a recoger los afilados cuchillos que había dejado sobre la mesa, guarde uno en cada bota por si llegaba a necesitarlos. La idea no era matarlo está noche, pero una nunca podía estar segura del todo así que mejor prevenir.  

-Patrick. 

-¿Si? 

-¿Tú estás realmente seguro de querer involucrarte en esto? Sabes que aún puedes retractarte. 

    Él simplemente se acercó a mí con paso tranquilo y tomo la foto que sostenía entre mis dedos; al parecer reconoció al tipo porque su rostro se transformó en una mueca de asco y luego la arrojo al suelo. Entonces sus ojos miraron directamente a los míos y tomo mi rostro entre sus dedos haciendo que viajara una corriente por mi cuerpo, algo que no había sentido en mucho tiempo. 

-Estoy seguro de una cosa y eso es que prometí ayudarte a llegar al fondo de esto. Además, no es que el mundo este perdiendo material útil ya que los tipos que están en tu lista han sido perseguidos por la justicia desde hace mucho tiempo. Yo mismo estuve a cargo de un homicidio triple ejecutado por Francisco García, asesino a sangre fría a una pareja y su hija de solo 6 años. Dime tú Diana ¿Qué daño podría haber significado dejar con vida a la pequeña?  

-Ninguno.  

-Exacto, pero aún así la mato y lo disfruto. Todos y cada uno de ellos son fieles asesinos a sangre fría e incluso algunos de ellos están involucrados en la venta de personas y drogas. Por lo que no debes preguntarme nuevamente si estoy seguro, mejor pregúntate si tú tienes la misma frialdad que ellos para hacer este trabajo.  

-Tu bien dijiste ya, el mundo no está perdiendo nada útil. Además, matarlos es el plan de contingencia por si el plan “A” fallara, lo cuál no es mi idea. Yo estoy segura de que funcionará el primero y así obtendré mi venganza, tu la tranquilidad de haber echo caer a esos mal nacidos y la mejor parte, ambos estaremos en libertad disfrutando como ellos se pudren en la cárcel. 
   

   Él me sonrió e inesperadamente plantó un beso sobre mi cabeza dejándome descolocada mientras él se alejaba hacia la puerta, él era en parte la razón de que mi corazón hubiera sanado por mi perdida, pero eso no era suficiente para detenerme de querer mi venganza y él lo sabía, pero lo mejor es que me comprendía. 

-Tienes razón. Ahora deberíamos salir o llegaremos tarde.  

-Andando entonces y Patrick… 

-¿Si? 

    Él ya estaba en el pasillo y se volteó a verme. 

-Asegúrate de que no te vea, no quiero que te reconozca yo estoy cubierta por mi atuendo, pero tú… 

-Lo entiendo, no te preocupes seré discreto. 

-Gracias. 

    Resulta que George había guardado el dinero en casa de Sophia y no en un banco, por lo que ella lo uso para comprarme una casa discreta y en su interior escondió el resto antes de marcharse a Londres, pero no sin antes ayudarme a crear una pequeña empresa de tecnología que con los años fue creciendo y hoy es la mayor competencia de Hand-Tecnologic.  Y ahí es a dónde nos dirigíamos porque era el sitio donde había citado a Francisco García para vernos, pero él no sabía quién era yo.   
 




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