La Viuda Roja.

Capitulo 5.

    La casa estaba oscura y en silencio cuando me desperté, solo hizo falta un leve vistazo hacia la ventana para descubrir que aún era de noche en el exterior, pero yo no tenia ganas de seguir durmiendo. Me coloque el camisón a modo de abrigo y me asome al pasillo de puntitas tratando de no hacer ruido para no despertar a Patrick quien dormía plácidamente en el dormitorio frente al mío. Su puerta estaba ligeramente entreabierta y la curiosidad siempre había sido mi mayor cualidad aunque en ocasiones también fue mi más grande defecto y en este caso no sabía cual de las dos era, pero sabía que si me asomaba por esa puerta a ver el interior de ese cuarto ya nada volvería a ser lo mismo. De repente un miedo abrazador se apodero de mi; ¿Y si lo estropeaba todo? ¿Qué pasa si lo hecho todo a perder? Esas dudas rondando mi cabeza fueron las culpables de alejarme de ahí, pero no duró demasiado ya que solo alcancé a dar dos pasos cuando me voltee y apoye mi mano sobre la madera lisa y susurre tan bajo como me fue posible. 

-Patrick. ¿Patrick, estás despierto? 

     Aguarde unos minutos a la espera de una respuesta, pero los segundos pasaron y su respuesta jamás llegó, esa era la señal que estaba esperando. Yo había preguntado si estaba despierto, no era mi culpa que no hubiera respondido. Tome aire antes de abrir la puerta y apreté los dientes en cuanto está chirrió como si de una película de terror se tratara, debía recordar echar aceite a las bisagras si quería espiar a Patrick durmiendo en otra ocasión. Cuando accedí a la habitación fui recibida por la brisa nocturna que entraba por la ventana del balcón que estaba abierta dejando al descubierto el cielo estrellado y una hermosa luna llena que iluminaba con su suave luz el torso desnudo de Patrick. Mi respiración se atasco por un segundo ante la vista de este ya que parecía esculpido por los mismos dioses, su tórax subía y bajaba al ritmo de su respiración. Su piel bronceada por el sol brillaba bajo la tenue iluminación que la amante nocturna nos propinaba, su abdomen estaba marcado producto de estar firmemente trabajado y era una tentación que hacia temblar mis dedos de deseo queriendo realizar dibujos sobre su piel. Con pasos silenciosos me fui acercando de a poco evitando despertarlo y así seguir admirando su paz al dormir, su perfil dejaba ver sus labios apenas entre abiertos con una curvatura perfecta al igual que su nariz tenía el tamaño y forma varonil aunque delicada al mismo tiempo. Su cabello del color de los primeros rayos de luz del amanecer en un campo de espigas estaba alborotado por el paso de la toalla después del baño. Mi mente evoco la imagen de su piel húmeda por el agua y ya no pude contener mis dedos, estos comenzaron a recorrer su torso y la electricidad golpeo las yemas de mis dedos enviando una sensación de éxtasis a zonas de mi cuerpo que creí muertas de emociones hace mucho tiempo. Si esta sensación me provoca el simple hecho de rozar los dedos sobre su abdomen, no me quiero imaginar si fuera él quién tocara mi cuerpo. Repentinamente se removió en la cama y las sabanas perdieron su punto de agarre resbalando hacia abajo quedando al limite de su zona pélvica y descubriendo los huecos de su cadera terminando en ¨V¨. Mi corazón se acelero a la espera de que las sabanas siguieran bajando, al parecer alguna deidad estaba escuchando mis deseos ya que Patrick continuo moviéndose y la tela bajo al limite de los muslos. Resulta que tenía unos bóxer color negro puestos, pero aún así pude comprobar que sus piernas estaban igual de trabajadas que su abdomen y brazos, debía de realizar ejercicio cuando no lo veía, pero lo agradecía. Estaba a punto de desviar la vista cuando algo en su muslo izquierdo llamo mi atención, incline mi cabeza y acerque mi rostro para ver mejor. En la cara interna del musculo se alcanzaba a distinguir una gran cicatriz que por su protuberancia podía adivinar que era producto de una herida grave y profunda, estire mis dedos para poder alcanzarla con las yemas. 
 

-¿Necesitas ayuda o te las arreglas bien sola? Si quieres puedo quitarme lo que resta de ropa. 

    El aliento de Patrick impacto sobre mi clavícula provocando una nueva oleada de corriente, pero esta vez era una combinación de éxtasis y nervios por haber sido descubierta admirándolo dormir. Necesitaba actuar normal y no demostrarle los estragos que él estaba provocando en mi interior, pero eso era más fácil decirlo que hacerlo ya que termine pegando un grito de sorpresa y salte fuera de la cama como si de repente está se hubiera prendido fuego. 



         <<Quizá la cama no se incinero, pero seguro que tu interior si esta que arde Diana.>> 

     Aclare mi garganta y sujete mi bata fingiendo tener frío para darle una explicación a mi repentino temblor, en la cama Patrick estaba acostado sobre sus codos haciendo que su abdomen se contrajera y resaltara sus abdominales. Desafortunadamente no pude apartar la vista antes de que él me viera y su sonrisa lobuna de suficiencia provoco mariposas en mi vientre. 

-¿Quieres tomar una foto? Esas duran más, pero no sería necesario si tu aceptaras estar conmigo. 

-Yo, yo no te estaba viendo Patrick así que no seas tan engreído. 

-¿Tanto te cuesta admitir que te gusto? 

-Tu no… no me gustas. 

-¿Ah no? 

    Él se puso de pie y comenzó a caminar con paso firme hacia mi haciéndome retroceder, sus ojos estaban mirando directamente a los míos y en ellos veía algo que hasta ese momento no había sido capaz de ver o distinguir en ellos; deseo, el deseo y anhelo a carne viva estaban escritos en esa mirada color cielo, esos ojos siempre bondadosos ahora estaban nublados por la lujuria y prometían cumplir con todas y cada una de mis fantasías y eso… me fascinaba, tanto que sentí mi vientre vibrar en respuesta a él. 

-Si no te gusto entonces ¿Te doy miedo? 

-¿Qué? ¡No! Por supuesto que no. 

-Entonces dime, si noes ninguna de esas dos cosas; ¿Porqué estas huyendo de mi? 

-Yo no huyo de ti. 

   En ese momento sentí la pared tras de mi, había llegado al final de mi camino y estaba bloqueado  por un gran muro dejándome imposibilitada de huir a ningún lado. 
 




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