Amelia abrió la ventana de la habitación, respiró profundo el aire salado, le encantaba, le daba paz. Había mucha diferencia de la ciudad donde vivía a muchos kilómetros de allí, una ciudad llena de gente con algunos lugares verdes que ayudaban a distraerse del trajín diario pero, sin la verdadera tranquilidad que le transmitía el mar.
Luego de asear prolijamente las habitaciones y el baño superior, juntó la ropa sucia y bajó al lavadero. André ya vestido, le dice que no va a almorzar en la casa y se retira. Ella va a ver a Tiziano quien seguía durmiendo y fue a terminar con la limpieza de la casa.
Cuando termina su horario se baña, se arregla y se va de la casa junto a su hijo para pasear por el centro de la ciudad, donde hay negocios, le compra un par de juguetes de playa y ve unos zapatos de taco alto color natural que le encantan, se los prueba y se los compra. Comen una pizza, toman un helado y regresan a la casa cerca de medianoche. Es una noche especial, hace 3 años falleció Marcelo, en ese accidente de moto, volviendo del trabajo. Tiziano se duerme y ella sale al porche a contemplar la noche estrellada, con una hermosa luna llena, baja lasus lágrimas corren por sus mejillas pensando en aquel trágico día. Siente un ruido tras ella que la asusta.
—Perdón no quise asustarte — Amelia seca sus lágrimas rápidamente y cuando ella gira para mirarlo André está detrás de ella con una sonrisa tímida—te quería pedir disculpa por mi trato de ayer y hoy, estuve con unos problemas con mi trabajo pero ya los pudimos solucionar hoy con un amigo.
—Está bien Señor no se preocupe —le regala una media sonrisa
—No está bien, soy psicólogo debería manejar mejor mi mal genio, es que me hackearon las cuentas de las redes sociales y fueron unos días muy intensos para no perder los seguidores que tengo.
—Ah, me alegro que lo haya podido solucionar. Tengo redes sociales pero no ví ningún vídeo suyo. Cómo es ese sistema, como psicólogo, no entiendo, lo imaginaba en un consultorio con pacientes acostados en un largo sillón— él la mira intensamente y ríe.
— Te lo explico si me empezas a tutear —ella abre grande sus ojos y el agrega — Andrés en vez de señor estaría bien.
— Bue…no André, necesito una explicación sinó no voy a poder dormir —ambos ríen y ella se acerca al porche de la casa en busca del equipo del mate — se lo señala y dice— es amargo.
—Gracias, hace mucho que no tomo mate, desde que no veo a mi mamá hace un mes —ella lo mira extrañada y él agrega— no me gusta tomar solo y es nuestro momento especial.
— Entonces, no voy a arruinar ese momento especial, contame como es eso de las redes sociales.
— Es simple, un día en cuarentena en que las consultas eran virtuales, mi amigo Juan, que es un genio en tecnología, me dijo porque no haces un reel sobre consejos de parejas, si ves que gusta puede ser una manera de ayudar, de otros ingresos porque haces asesoramiento en cualquier parte del mundo y además si tenés cierta cantidad de seguidores tenés un ingreso extra. Y así empecé y así continúo. He hecho asesoramiento hasta a personas de culturas muy diferentes cómo árabes. Es una experiencia fascinante.
— Imagino que te das cuenta que sin importar, el país, la cultura, la edad uno busca amar y ser amado, conectar y sentirse importante en la vida de alguien. André — Andrés abrió sus ojos verdes bien grandes y la miró intensamente, ella recibió esa mirada sin miedo.
— Exacto, es lo que dije en mí último reel pero todavía no lo subí.
— Que bueno que me lo decís, sinó te iba a pedir derecho de autor —ríen— bueno, voy a descansar porque tengo un jefe muy estricto y le gusta que sea puntual— ríen nuevamente —¡Hasta mañana, que descanses!
— ¡Que descanses Amelia!
Ella guardó el mate y se fue a dormir con una sonrisa, tal vez si se llevaban así serían unos lindos días de reemplazo de sus suegros. Él pensó en que buen humor tenía esa chica sencilla y dulce serían días interesantes.
A la mañana siguiente ella fue derecho a la habitación, sabiendo que él había salido a correr, cuando bajó se encontró con André quién le indicó como preparar el desayuno saludable con palta o aguacate, huevos revueltos y pan integral, también le dió indicaciones de los almuerzos que le pediría. Ella se retiraba cuando él almorzaba, se iba a atender a Tiziano y volvía para asear la cocina.
Por las tardes, ella iba como de costumbre a la playa, una tarde apareció André y le trajo de regalo a Tiziano, un boomerang. El niño feliz jugó una hora con André y su mamá. Luego, se sentaron sobre la manta a cuadros roja y blanca, tomaron agua y jugo fresco, comieron unos cupcakes de vainilla y chocolate que había preparado Amelia con Tiziano. Mientras Tiziano se alejó para armar un pozo en la arena…
— Gracias por el boomerang para Tizi, hace tiempo me pedía uno pero no conseguía. Me hubieses dicho dónde lo vendían y yo se lo compraba.
—No, quería regalárselo yo. La otra mañana que estuvo en la pileta conmigo, me dijo que hace años quería un boomerang… me reí porque creí que exageraba pero me dijo serio, "desde que mí papá estaba vivo quería uno".
— Si es cierto, se lo pidió a su papá unos días antes que falleciera, lo vieron en una película, falleció en un accidente de moto hace tres años— hizo una pausa, no estaba segura de contar otra vez ese día trágico, pero él puso la mano en su hombro y cuando lo miró se sintió segura de poder continuar — iba a trabajar salió tarde porque no encontraba su billetera, nos dió un beso a las apuradas y dijo: "nos vemos a la noche", llegando a su trabajo tuvo el accidente y falleció en el acto. Hicimos terapia, Tizi y yo. Es algo muy difícil de procesar.
Editado: 03.02.2024