El plan del plan
Grupo de chat. “❤️Todos por ellos❤️”.
Leandro: —Hola grupo, André reaccionó. ¿Les parece que pongamos en marcha el plan? Obviamente el “B” ya que tuvimos la suerte de que reaccione solo, sin nuestra ayuda.
Yancy: —Creo que ayudó la primera parte del plan “A”: que le mandara a mí nieto😉.
Mariana: —¡Qué alegría! Gracias Yancy por el empujón ¡Ese es mí hermano!😜 Amor ¿Lo invitaste para esta noche?🤔
Leandro: Le dije como quien no quiere la cosa, que se aparezca.
Yancy: pero y ¿si no va?😳
Mariana: Eso iba a decir.🫤
Leandro: va a ir, sigamos con el plan. Confíen en mí. Dale vamos a preparar todo.💪💪
Esa misma noche…
Era casi la hora en que André debía salir de su casa para iniciar su plan. Indeciso, caminaba de acá para allá, en el patio, mordiendo sus uñas. Mil cosas se le pasaban por su mente.
Yancy y Wilmar lo observaban por la ventana. Ambos trataban de convencerse quien debía hablar con él.
—Wilmar, entre hombres se entienden andá vos de una vez por todas, ya sabés que le tenés que decir—dijo exasperada Yancy , abriendo la puerta y empujando a su marido al exterior.
En la cocina estaban charlando Mariana y Amelia. Leandro en el living supervisaba a los chicos que jugaban a los videojuegos.
— ¡A comer! ¡A lavarse las manos! — gritó Mariana asomando la cabeza por la cocina, mientras Amelia ponía los vasos en la mesa — ¿Podés venir Leandro?— dijo Mariana con voz estructurada, tratando de no levantar sospechas.
— Ya sé que me vas a decir, es por tu hermano —dijo susurrando — va a venir no te preocupes.
— Ya es la hora de la cena y todavía no está acá — dijo susurrando Mariana mientras se estiraba asomándose hacia la mesa.
Se escuchó el timbre.
— ¿Viste amor, sabía que iba a venir? — dijo despacio y le regaló un beso. Luego agregó — ¿Podés ir vos Amelia?
Amelia imaginó que el helado que había pedido por la App, llegó antes de lo previsto, ya que habían indicado una demora de 40 minutos a 1 hora. Así que fue totalmente desprevenida a abrir la puerta. levantó la vista y allí estaba André con su barba incipiente, sus ojos con la expresión del gato con botas y un brillo especial en ellos.
— Hola —dijeron ambos a la vez.
— Tenemos que habla —dijo André tomándola del brazo y llevándola hacia la zona de juegos de los chicos.
— Ya está la comida —dijo Mariana acercándose a ellos— el pan de carne y las papas al horno son horribles fríos y los chicos ya están sentados.
André miró serio a su hermana sabiendo que tenía razón. Amaba el pastel de carne relleno y sabía que debían comerlo caliente, pero en primer lugar, temía no poder comer bocado y en segundo lugar temía perder la valentía que sentía en ese momento de decirle a Amelia sobre sus sentimientos. Se sentaron a la mesa y Leandro venía de la cocina con un juego de cubiertos más, un plato y un vaso. Sabían que vendría, pero no habían querido agregar un plato más a la mesa, para que Amelia no sospechara nada. Ese era una de las partes del plan, lo único que rogaban era que André no perdiera el valor durante la cena.
— Está muy rico el pan de carne —dijo André con los ojos fijos en Amelia. Ella le devolvía la mirada con la misma intensidad.
Ella sentía que algo pasaba. La forma en que apresuradamente trató de apartarla para conversar, su forma suave, casi acariciando su brazo y su otra mano abierta que apoyó en la espalda. No quería pensar positivamente, tal vez había hecho algo que a él le molestó, claro, tal vez le molestó que cada viernes se juntaban a comer con su familia, sin él…
— Sabías André que nuestro vecino la quiso besar a mi mamá y ella le dió una bofetada —dijo Tiziano con toda soltura mientras comían, se atragantó Mariana y Leandro, golpeaba su espalda, en tanto Amelia se ponía roja como un tomate y André abría los ojos sorprendido— delante mío la quiso besar, yo escuché a mamá…
— Tiziano por favor… — decía en voz baja Amelia.
— No, Amelia, no tenés que sentir vergüenza, además, ahora quiero saber qué pasó, si no te molesta, claro—agregó muy convencido Leandro.
— Mejor contale vos Mami—decía Tiziano entusiasmado, mientras Mariana recuperaba la voz añadió.
— Vamos Amelia, que estás en confianza y además ya tenemos todos curiosidad
— Mi vecino el que se ofreció a cortar el pasto y cambiar unas lamparitas...
— Don Luis, mamá.
— Si Don Luis, me hizo toda una sanata en el porche de casa. Dijo que desde que lo abandonó su esposa, no había vuelto a pensar en otra mujer para él hasta que me conoció —tapo su cara por la vergüenza y añadió —me tomó por sorpresa, hace 3 semanas vivo ahí.
—Como diría mí hermano: ¡Es una bandera roja! —Dijeron los adultos al unísono con una sonrisa.
—Para que no siguiera, le dije que me disculpe, pero que yo no tenía los mismos sentimientos, la cosa es que se enojó y me dijo que yo no iba a conseguir alguien en su posición, que tenía tres casas y dos autos y no tenía herederos, en pocas palabras me dió a entender que era una pobretona, no era de su clase y él era mí mejor opción.
Editado: 03.02.2024