ESCENA VIGESIMOPRIMERA
Lugar desconocido, sureste del Nodo Herradura, Sector Lúdica.
PECK sale de la habitación segura con las orejeras puestas y por lo que se intuye al observar su cara de aturdimiento, no le han servido de mucho.
Hace rato que ALELUYA ha ajustado su cóclea para no percibir los berridos de AGUACATE que se mecía en manos de su desdichado padre. El fragor de la huida y de las explosiones le habían despertado y asustado mucho. El vuelo de huida había sido infernal. Por fortuna la cámara segura donde ahora se encuentra el bebé está insonorizada.
PECK le hace una seña a la rebelde para que conecte su cóclea de nuevo. Esta conecta solo algunos de filamentos, con desconfianza. No percibe ningún berrido.
PECK
Por fin, le hemos dormido. No podía más.
Se acerca a la compuerta y se sienta en la rampa mirando al exterior, observa el pequeño valle entre montañas escarpadas, encortinado por arroyos y pequeñas cataratas solo discernibles en la oscuridad de la madrugada por los reflejos producidos por las luces de la nave en su superficie. A pesar de lo escarpado del entorno la planicie del valle permitía el despegue vertical de cuatro o más naves.
Es un lugar silencioso, con la primavera Nodal, pequeñas flores asoman la cabeza, y el murmullo del agua, acuna sus oídos y semeja, comparado con la tortura auditiva de la ultima hora, un bálsamo para sus oídos.
ALELUYA
¿Tus hermanas?
PECK
Comprobando los sistemas, pero, por fortuna, no ha habido daños estructurales en la huida. Señora Aleluya...
ALELUYA
Solo Aleluya.
PECK
ALELUYA... ¿Crees que los hemos despistado? ¿Seguro que no nos podrán seguir el rastro?
ALELUYA
No puedo darte la seguridad que buscas. Solo decirte que, si nos hubieran detectado, ya estaríamos muertos o apresados.
PECK
¿Tan peligrosa es?
ALELUYA asiente.
ALELUYA
Todos los miembros de la cuaterna lo son de una forma o de otra.
(le da un codazo a la reciana)
Buena idea, por cierto, las tres lo habéis hecho muy bien.
Además, te agradezco que confiaras en mi palabra. Muchos habrían dudado. Por no afrontar lo que tienen ante ellos, son capaces de banalizar el problema y la cosa no suele acabar bien.
PECK
Gracias, supongo...
ALELUYA
Para haber perdido vuestro lugar de residencia y trabajo, os veo muy enteras...
PECK
Nosotras nunca hemos tenido hogar, señor... ALELUYA.
Solo las unas a las otras, nosotras somos nuestro hogar, si vamos juntas, no importa el dónde. Estamos en casa.
ALELUYA sonríe. No suele prodigarse en sonrisas.
ALELUYA
¿Y qué hay de él? De FEIJOA.
PECK abre la boca, pero no es su voz la que suena.
FEIJOA
(a sus espaldas)
¿Qué hay de mí?
ALELUYA se da cuenta de que debía haber restablecido su cóclea por completo. Si no fuera porque la había modificado nadie podría cogerle por sorpresa de aquella manera.
ALELUYA
(se levanta y se acerca, luego se apoya contra el quicio de la compuerta)
¿Qué tal estás?