La Voluntad de la Estrella Hermética (libro 1: La sala 9)

Episodio 1: Escenas Novena y Décima

 

ESCENA NOVENA

 

Pernoctarium Fijuu, Subnivel 3, Neonostro, capital del Nodo Pirámide, Sector Heráldica.

El complejo es deprimente, falto de calidez. Como un nicho mortuorio residencial. No es la primera vez que GERTRUDE duerme allí. La cabina que le han asignado apenas alcanza los diez metros cuadrados, sin embargo, tiene aseo interior lo cual es un lujo comparado a los ataúdes de las plantas inferiores. SANDOZ dormía en uno de esos cuchitriles, concienciada en que debía ahorrar, había comprado muchos "juguetitos" últimamente. La Escaramuza nunca estaba lo suficientemente preparada para una ofensiva.

Pero GERTRUDE necesita espacio, necesita claridad.

Desnuda, enfundada en una toalla, se acicala delante del espejo, su imagen es una nebulosa debido a las vaharadas de vapor de la ducha que acarician la superficie del cristal.

No se fija en su rostro, ni en sus ojos, nunca lo hace. Está acostumbrada a llevar gran parte del rostro cubierto. Aquel rostro extraño y alienígena, aquel rostro fácilmente identificable. Lo único que no le permite huir por completo de su pasado.

O quizás, se pregunta a veces, ¿es ella misma la que no quiere huir?

Se aplica en la piel del rostro una crema hidratante y cicatrizadora, mejora siempre su aspecto. Atraviesa el campo de magnetismo que separa la zona del lavabo del dormitorio. Se abriga con la bata del pernoctarium, con el símbolo del doble cuadrángulo en la pechera simulando una cama. Una prenda raída que huele a detergente barato.

Toma asiento en el catre y termina de secarse el pelo con una toalla. Sus ojos toman contacto con el exterior unos instantes y enfocan la matriz de personalidad apoyada en la mesilla de noche.

Su estómago vuelve a retorcerse. No se siente preparada.

Sigue secándose el pelo con más suavidad. Masajeándolo. Le trae recuerdos. Le recuerda a GARIBAN. GARIBAN sabía cómo relajarla.

GERTRUDE se sumerge en sus memorias.

En su mente, la estrecha habitación del hostal cobra luz y espacio, sus paredes acristaladas muestran ahora hologramas de flora natural.

GERTRUDE permanece recostada en una camilla transformable, en esos momentos configurada como un asiento. El respaldo está replegado para permitir que GARIBAN masajee sus cervicales. Es una GERTRUDE mucho más joven, con la piel tersa el cuerpo atlético y los cabellos trigueños y sedosos.

GARIBAN masajea los hombros y el cuello de la joven GERTRUDE y le habla con dulzura. Su rostro es perfecto como el de todo los Rivanos, sus cabellos luminosos de color cian y sus ojos anaranjados. Su piel ligeramente azulada.

 

GARIBAN

Debes tranquilizarte.

 

GERTRUDE

(moviendo la pierna espasmódicamente sin percatarse)

Esto que ves soy yo estando tranquila.

 

GARIBAN

Sea lo que sea lo afrontaremos.

(sus manos masajean ahora el cuero cabelludo de GERTRUDE)

 

GERTRUDE

Pensé que me ibas a dar rehabilitación. Ya sabes, debido a la lesión que me hice en el entrenamiento.

 

GARIBAN

Mañana nos podremos con ello. Te daré un justificante para que mañana te saltes los entrenamientos, hoy necesitas un masaje.

 

GERTRUDE

(con voz melosa)

Tú siempre sabes lo que necesito.

GARIBAN continúa masajeándole la cabeza con ternura.

 

GARIBAN

Acariciar tu melena es la mejor parte del día.

 

GERTRUDE

Seguro que es lo único que te gusta de mi cabeza.

 

GARIBAN le pellizca en el hombro.

 

GERTRUDE

¡Ayyyy!

 

GARIBAN

Por decir estupideces. Ahora no digas nada parecido si no quieres que te retuerza un tendón.




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