Tensé mi mirada, y tragué saliva con amargura. No estaría en esta situación si él no hubiera, en primer lugar, pedido dinero a ese manager delincuente con quien me dejó a cargo. Ni hubiera estado obligada a pagar su deuda con amenazas contra mi vida, ni me hubiera involucrado con Alejandro Fave y ni terminado por convertirme en un peón más del juego sucio de un hombre peligroso.
—No creo que haya algo de lo que debemos hablar —le respondí en tono furibundo.
Intenté esquivarlo, pero me agarró del brazo antes de que pudiera hacerlo y me tiró hacia su lado con tal brusquedad que mi capucha se salió de mi cabeza. Su mirada molesta pronto cambio a una expresión asustada que no pude entender. Me solté de su agarré volviendo a cubrir mi cabeza. Hace demasiado frío para andar sin un gorro.
Pero aquel me tomó de ambas mejillas, para mi sorpresa, deteniendo sus ojos preocupados en mí. Por un momento sentí que volvíamos a ser los de antes, una pareja que se amaba y creía que con esfuerzo llegaría a la meta. Sin embargo, la realidad de los recuerdos frescos vinieron a mi mente y me hicieron empujaron y apartarlo de mi lado. Sentí dolor en el pecho al pensar por un segundo que si no hubiera sido infiel ni mentiroso aún estaríamos viviendo como una pareja normal.
—¿Por qué estás tan pálida y ojerosa? ¿Estás bien? —me preguntó mostrándose nervioso.
Lo observé un momento antes de alzar mis cejas y reírme.
—Ya entiendo ¿Tienes miedo que ese manager venga por ti? ¿O piensas que estoy pagando tu deuda trabajando como prostituta, tal como ese tipo me amenazó? No te preocupes, tu deuda está pagada, ahora sal de mi camino —reclamé en tono poco amable, me empiezo a sentir peor y lo único que quiero es tomar una sopa caliente.
—¿Pagada? —pareció no creerlo, luego bajó la mirada llevándose las manos a su rostro—. Es mi culpa, he sido un idiota, me enceguecí en esa mujer... me fui con ella, pero no era más que una caja vacía. No pude seguir con esa relación, te extrañaba, me di cuenta de que con la única mujer que puedo vivir es contigo. Luego recordé la deuda y entré en pánico pensando en lo que ese tipo pudo hacerte. Esa mujer me dio la idea del préstamo, pero no pensé en las consecuencias que serían para ti que yo huyera sin pagarla. Tuve fe que no te haría nada, era tu manager. Pero cuando quise buscarlo no lo encontré, su oficina lucía abandonada y vacía. Luego fui a nuestro departamento, pero el arrendatario dijo que alguien fue por ti a cancelar el contrato y llevarse todas tus cosas. Me desesperé porque tampoco contestabas tu teléfono y llevo buscándote por semanas.
Dicho esto sacó una carpeta con mi foto y un cartel "se busca". No puedo negar que ante estos hechos raros tuve ganas de salir corriendo donde no pudiera encontrarme ¿Qué va a pensar alguien conocido si ve esos carteles pegados por la ciudad?
—Creo que Charlotte tiene mejores ángulos que esos —la voz que interrumpió la conversación me hizo sentir tal escalofrío que mi cuerpo se paralizó en el acto.
Y ante de reaccionar sentí la enorme mano de Alejandro Fave aprisionar mi cintura y atraerme a su cuerpo pegándome contra su pecho. Confundida, sin entender lo que pasaba, solo atiné a mirarlo a los ojos, pero su atención está enfocada en mi exnovio.
—¿Quién eres tú? ¿Quién te ha autorizado a usar la foto de mi actriz para regarlas por toda la ciudad? —le preguntó de forma poco amigable.
—Señor, ya recuperamos todos los carteles —dijo otro hombre apareciendo en escena.
Tanto mi ex como yo no logramos reaccionar, pero cuando la mano de Alejandro se deslizó sobre mis muslos di un pequeño salto sin saber qué decir. Solo noté como Eric arrugaba el ceño.
—Señor Fave, no debería...
—Silencio —interrumpió mis palabras—, hablaremos en el auto, ve, sigue a mis hombres y sube.
Su fría mirada fue suficiente para entender que no está feliz ni dispuesto a aceptar un no como respuesta. Me soltó de sus brazos y seguí a sus hombres mirando de reojo su ancha espalda, esperando que no hiciera nada de lo que cuál después deba asumir las consecuencias. Eric me miró como un cachorro abandonado y desvié mi atención. No sé qué busca, pero si sus esperanzas es que volvamos a ser los de antes, eso no es posible, me engañó, rompió mi corazón y me dejó en manos de un delincuente a quien además le pidió dinero a mi nombre. La situación en la que me encuentro ahora fue el resultado también de sus acciones.
Me apoyé en el vidrio del asiento trasero, sintiéndome aún más mal, el mareo, la presencia de mi ex, y temer lo que Alejandro Fave podría hacer, me hace sentir mucho peor.
—¿Le pasa algo? ¿No se siente bien? —me preguntó uno de los hombres de Alejandro.
—Solo tengo resaca —musité intentando no llamar demasiada la atención.
El hombre movió la cabeza antes de cerrar la puerta, y cerré los ojos unos minutos, esperando así poder sentirme mejor. No pasó mucho tiempo cuando la puerta se abrió y vi a Alejandro entrar limpiándose las manos con un pañuelo blanco manchado de sangre. Reaccioné de inmediato al ver eso y no pude evitar enfrentarlo.
—¿Qué pasó con Eric? ¿Le... hizo algo? —no pude evitar que mi voz temblara al hacerle esa última pregunta. Sé que Eric es un bastardo, pero de ahí a hacerle algo grave no es algo que deseara.
Pero no pude terminar más cuando me apretó con fuerzas ambas mejillas empujándome contra el asiento del auto. No parece ni feliz ni enfadado, pero su penetrante mirada fría, más gélida que la nieve en la Antártida, me paralizó de golpe.
—Quien aquí debe dar explicaciones, no soy yo, es otra...
Pestañeé sin entenderlo, pero no pude decir nada, me duele porque me está apretando demasiado, y si sigue así me quedará el rostro marcado con sus dedos.
—¿Qué hice mal? —pregunté tratando de hablar, aunque lo que salió de mi boca fueron palabras poco entendibles.
Me soltó de golpe y masajeé mis adoloridas y calientes mejillas. En ese momento, por el lado del copiloto, apareció uno de los hombres con un vaso con sopa caliente. Alejandro lo tomó en silencio y abrió la tapa pasándomelo. Miré de reojo cada uno de sus movimientos pensando en que fue lo que hice que le molestó ¿Encontrarme con Eric? Ni siquiera fue algo que planeé hacer.