La respuesta
-¿Quién tiene el tupé de contestarme?
El silencio fue la respuesta y cuando se disponía a seguir su camino, nuevamente la voz rompió la soledad.
- Continuar caminando sin saber donde tus pies van, no tiene sentido. Debes mirar dentro de ti, para poder decirle a tus pies donde ir. De lo contrarío caminarás en círculo y nunca serás quien debes ser.
Ahora no sentía miedo, pero sí mucha curiosidad.
- Si sabes dar tan buenos consejos, por qué no sales de tu escondite. Buena falta le hace a este pueblo alguien como tú.
- Estoy aquí, frente a ti. Y si no me ves, es porque no sabes mirar dentro de ti.
- Basta de juegos, si voy a entablar un diálogo, quiero saber quien es mi interlocutor. Ya sal de tu escondite.
- Soy el aire, el sol, la tierra. Soy tu conciencia.
- Bien, no tengo interés de hablar contigo. Si fueras mi conciencia, me reprocharías otras cosas, no el no saber dónde mis pasos van.
- Entonces sigue sin rumbo y muere a cada paso, pero no mires atrás, ya que nada verás.
- Si tanto sabes de mí, dime ¿cuál es mi destino? ¿Deben mis pies seguir pisando esta tierra? O ¿debo batir mis alas y comenzar a volar?
- ¿Cuál es tu deseo?
- Volar.
- Entonces vuela.
- ¿Cómo? Mis alas están quebradas y mis pies caminan en círculo.
- Mira dentro de ti y recuerda que los muertos no sólo están en los cementerios, hay muchos como tú, que transitan las calles del mundo.
- Yo quiero vivir, sentirme viva.
- Entonces deja ya de buscar en los otros, lo que esta dentro de ti.
- No sé como hacerlo, por favor dime ¿qué debo hacer?