La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

UNA LARGA PESADILLA

MANSIÓN DE BYFANG – SÁBADO 4 DE MAYO (EL GRAN DÍA DEL BAILE DE PRIMAVERA) DOS AÑOS ANTES
Rebosando felicidad, Aurorita le había dado la bienvenida a aquella maravillosa mañana. En compañía de su inseparable amigo Copito de nieve ingresó al comedor y saludó a cada miembro de su familia. Aquella mañana, no tenía programadas actividades en sus clases de ballet, sin embargo, la maestra del instituto de artes escénicas había quedado con todos los alumnos de la obra Romeo y Julieta, reunirse en el salón para un ensayo final.
La jovencita le comunicó sobre aquello a su hermana Gina Alicia y en vista de que Karîm no contestaba su teléfono móvil, pensó en asignar al chofer de la mansión para que la acompañara, mientras intentaba vanamente comunicarse con Karîm. El chico no le contestaba, y con gran angustia y preocupación ordenó enviar a algunos guardias hasta su apartamento.
— ¿Y, hermanita? ¿Vendrá Karîm por mí?
— Probablemente no, Aurorita, pero el chofer de la mansión te llevará sin ningún inconveniente.
— ¿Pero por qué no podrá venir Karîm? Lo llamaré yo misma —dijo la pequeña marcando el número del chico un par de veces sin recibir respuestas— Karîm no me contesta.
Aurorita no pudo evitar sentir angustia.
— ¿Sabes algo que no quieres decirme, Gina Alicia? ¿Acaso le sucedió algo malo a Karîm?
— ¿Qué dices cariño? Karîm quizás tuvo otras cosas que hacer y por eso no contesta.
— Te digo que él siempre contesta mis llamadas y ayer no me dijo que tuviera otras cosas que hacer hoy. Esta noche será nuestro gran baile.
— Aurorita, cálmate, por favor. El chico quizás tuvo un imprevisto con alguna cosa, por eso no contesta —dijo Michael, esposo de Gina Alicia—
En esos instantes suena el teléfono móvil de Gina. Era uno de los guardias que la misma había enviado hasta el apartamento de Karîm para cerciorarse de que su hermano estuviera allí. Pegada a la bocina del teléfono móvil, Gina Alicia como un papel palideció.
— Hicimos lo que nos pidió, señora. En vista de que nadie en los apartamentos adjuntos supo darnos razón acerca de la salida de Karîm. Tuvimos que ingresar a la fuerza.
— ¿Y? ¿Encontraron a mi herm...?
Gina Alicia tuvo que controlar sus palabras en vista de que la pequeña Aurora la tenía acorralada.
— Habla Lukas.
— Encontramos a su hermano, señora y la ambulancia está llevándoselo ahora.
— ¿Qué estás diciendo? ¿Qué fue lo que sucedió? —preguntó tambaleante la mujer—
— Karîm no reaccionaba y hallamos un frasco de medicinas sobre la mesita de luz junto a su cama. Lo están trasladando al Elizabeth Hospital ahora.
— ¿Hermanita, qué sucede? —preguntó la pequeña con el corazón a punto de salirse de su pecho—
Michael también lo hizo acercándose con preocupación a su esposa, quién repentinamente quedó pálida y temblorosa.
Gina Alicia hubiese querido evitar aquello a su pequeña hermana, sin embargo, en aquellas circunstancias ya se le hacía imposible. Observó a la jovencita de reojos y posteriormente a su esposo.
— ¿Gina, qué sucedió?
— Por favor hermanita. Di algo.
— Están llevándose a Karîm al hospital ahora.
Con el alma caída al suelo, la pequeña Aurora comenzó a llorar.
— ¿Al hospital por qué? ¿Qué le sucedió a Karîm? —preguntó Michael sosteniendo a su esposa—
— No lo sé, cariño. Debo ir al hospital ahora mismo.
— Iré contigo.
— Tú tienes cosas que hacer, Michael. Iré yo sola. No te preocupes.
— De ninguna manera te dejaré ir sola en ese estado.
— Estaré bien, Michael. Aurorita, cariño, te mantendré al tanto de lo que suceda ni bien llegué al hospital. ¿De acuerdo?
— No… Yo iré contigo. Quiero ver a Karîm. Quiero estar a su lado —vociferó la jovencita dirigiéndose raudamente a la salida de la mansión con dirección al coche que ya los aguardaba para salir rumbo al hospital—
Antes de marcharse, Gina Alicia se despidió de su preocupado esposo y encargó al ama de llaves a su hijo Ezra quién con el pequeño Copito de nieve entre sus brazos se aferraba intentando protegerse de una nueva desgracia qué amenazaba a la familia.

ELISABETH HOSPITAL - ESSEN (SALA DE EMERGENCIAS)
Ni bien Gina, Alicia y su pequeña hermana llegaron hasta el hospital, a través de recepción fueron enviadas hasta los pasillos de emergencias donde habían trasladado al joven Karîm. Allí aguardaron con impaciencia a que el médico qué asistía al chico finalmente hiciera presencia.
— ¿Son ustedes parientes del joven Karîm Hafez?
— Sí, doctor —contestó de inmediato Aurorita antes de que su hermana Gina pudiera hablar— ¿Qué le sucedió a Karîm? ¿Él está bien?
— Lastimosamente no —contestó el médico observando a la pequeña y a la mujer— El joven se excedió con unos medicamentos qué le han ocasionado reacciones adversas. Ha tenido una sobredosis. Ya le hemos practicado todos los procedimientos requeridos en estos casos.
— ¿Karîm se repondrá? —irrumpió Aurorita—
— Lamento tener que decirles que el panorama no es muy alentador. El joven ingresó en estado de coma.
Cómo si hubiese sido atravesada en el pecho por una espada letal, la pequeña Aurora cayó al suelo con el alma masacrada. Seguidamente, su hermana Gina Alicia, cayó también abatida ante aquella inesperada y desalentadora noticia.
— Estamos preparándolo ahora para trasladarlo al área de neurología. Allí le practicarán varios estudios y quedará a cargo de otros especialistas.
El médico volvió a la sala donde tenían al joven y minutos más tarde el mismo, junto con un grupo de enfermeros, salieron arrastrando la camilla rumbo al área de neurología.
— Karîm… ¿Qué fue lo que sucedió Karîm? ¿Qué tienes? ¿Por qué no despiertas?
Aferrándose al inconsciente joven que yacía sobre la camilla, la pequeña Aurora le suplicaba que despertara.
— Karîm… Yo iré contigo. Estaré contigo hasta que despiertes.
— Aurorita... exclamó su hermana mayor intentando detenerla.
— Lastimosamente no puede entrar. Tendrán que quedarse aquí aguardando nuevas noticias —dijo el doctor—
— Yo tengo que estar con él. No voy a separarme de su lado.
— Aurorita, por favor —le suplicó nuevamente Gina Alicia sosteniéndola de un brazo—
— Suéltame... Quiero estar con Karîm. Yo debo estar con él.
— Pronto tendremos noticias. Serán buenas y podremos verlos, cariño. Todo estará bien —prosiguió la mujer rodeándola entre sus brazos, mientras el médico y los enfermeros se perdían por uno de los pasillos del hospital—
Cada minuto. Cada segundo se hacía eterno. La espera de noticias acerca del estado de salud del joven Karîm era incontenible. En los pasillos de neurología eran tan solo Gina, Alicia y su pequeña hermana Aurora, sin embargo, los padres del chico no tardaron en aparecer.
Khaleb Hafez y su esposa Amira, ni bien se enteraron de lo sucedido, llegaron hasta el lugar.
— Tú… tú eres la única culpable de lo que le sucedió a mi hijo —se oyó de repente una terrible acusación quebrada entre llantos—
Apuntando con el dedo, Amira Hafez se acercó en dirección a la pequeña Aurora, quién junto con su hermana, se pusieron de pie de inmediato.
— Amira cálmate. ¿Qué se supone que haces?
— Por su culpa. Por causa de esta niña, mi hijo prefirió atentar contra su propia vida. Karîm prefirió estar muerto en lugar de “romper su corazón”
Aurorita no comprendía las acusaciones de la madre de Karîm. Protegida por su hermana Gina Alicia, negaba con la cabeza mientras en llanto volvía a estallar.
— ¿Qué significa esto? Te suplico que tengas cuidado con tus palabras, Amira. No te permitiré un solo agravio más en contra hermanita.
Intentando controlar a su esposa Amira, Khaleb Hafez la sujetó de un brazo con intenciones de alejarla de lugar.
— ¿Hemos venido a ver a nuestro hijo? Estamos en un hospital Amira. ¿Por qué te comportas de esta manera?
— Suéltame Khaleb… Tú eres la única culpable de que mi hijo esté en coma.
— ¿Por qué dice eso, señora Amira? Yo jamás le haría cosas malas para Karîm. Nunca le causaría ningún daño.
— Luego de aquel dichoso baile al cual ibas a arrastrarlo, él debía contarte toda la verdad. Mi hijo sufría mucho por dentro. No quería que llegara ese momento.
— ¿Cuál verdad?
— Es suficiente, Amira. Vámonos. Anda. Camina.
— Cuéntale Gina. Explícale tú a esta muchachita qué Karîm es su hermano y que si se encuentra en coma en estos momentos es porque prefirió mil veces eso en lugar de tener que contarle toda la verdad
Como una bomba de tiempo, aquellas palabras estallaron en el corazón de la pequeña Aurora. Su alma parecía haber escapado de su cuerpo por artificio de un hechizo maligno que acababa de condenarla al abismo por toda la eternidad.
Con los ojos nublados de lágrimas, la pequeña Aurora observó a su hermana quién para desmentir aquella verdad no halló siquiera mínimas palabras. Los segundos de esperanza que albergó en su interior se evaporaron en las tinieblas.
Sin saber a dónde arrastrarían sus pies a aquel cuerpo sin alma, Aurora huyó del lugar cómo huían las ninfas de la noche de la claridad del alba.
Gina Alicia había perdido el rastro de su hermana. Pese a su inmediata acción en ordenar a todos sus guardias a que la buscaran, ninguno de ellos pudieron hallarla




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