La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

CIELO OSCURECIDO

Alguien llamó con insistencia a la puerta del apartamento de Louis Wieber.

Por dentro todo estaba revuelto y patas para arriba. Desde que Isabella Majewski había decidido abandonar el apartamento y terminar su relación con el joven agente, en la unidad federal nadie había tenido noticias sobre él y ni siquiera contestaba su teléfono móvil a ninguno de sus compañeros oficiales.

La persistencia del individuo que llamaba a la puerta no fue suficiente para que Wieber quien yacía ebrio y perdido sus pensamientos, se pusiera de pie y fuera a ver de quién se trataba.

— Agente Wieber, si no me abre la puerta en este mismo momento juro que tendrá serios problemas.

Al oír aquella voz, Louis Wieber quedó alarmado y se puso de pie de inmediato. Se trataba nada más y nada menos que del jefe superior del Servicio Internacional de Inteligencia Danesa, qué había venido personalmente en su búsqueda en vista de que ni siquiera contestaba sus llamadas.

El agente miró el caos a su alrededor y todo lo que le dio tiempo de hacer fue ocultar las botellas de cerveza que había bebido y que yacían esparcidos por doquier. Segundos más tarde finalmente fue a abrir la puerta.

El jefe superior del SIID ingresó sin aguardar aprobación. Observó brevemente a su alrededor y posteriormente clavó la mirada en el joven agente.

— ¿Qué demonios sucede contigo Wieber? He intentado comunicarme contigo desde hace dos días. Le pregunté incluso a los oficiales de la unidad sobre ti y tampoco supieron darme ninguna razón. ¿Esta será tu manera de manejar la última oportunidad que te he dado para que sigas a cargo este operativo?

Sin decir ninguna palabra, Louis Wieber negó con la cabeza.

— ¿Estuviste bebiendo?

— No, señor —contestó Wieber ante su incrédulo jefe superior— ¿Sucedió alguna cosa?

— Si sucediera alguna cosa, tú deberías de ser el primero en saberlo, pero no. Tengo que venir personalmente en tu búsqueda para comentártelo. Escúchame muy bien Wieber porque esta será la última vez que te lo diré. Hemos invertido en este operativo mucho más tiempo y dinero del que debía ser y no hemos avanzado ni medio paso a favor. Te doy 6 meses para que este nuevo plan tuyo funcione. 6 meses, y no toleraré fallas ni mucho menos otro fracaso de tu parte. Si en ese lapso de tiempo tú no logras desmantelar la organización Kocourek y desintegrar la base de todos los cómplices, perderás no solamente el timón de este operativo. Perderás tu lugar como jefe de operativos en la unidad federal y te degradaré de nuevo al rango de simple oficial. Dentro de una hora te quiero delante de mí con tu maleta hecha. Te estaré esperando en la oficina de la unidad federal —le advirtió señalando su reloj—

— ¿Con mi maleta hecha?

— Una hora Wieber. Corre el tiempo.

Tras esas advertencias, el jefe superior del SIID abandonó el departamento y preso de una furia incontrolable, Louis Wieber derribó en su apartamento lo poco que quedaba de pie intentando procesar las advertencias de su superior.

Puntualmente, una hora más tarde, Louis Wieber cumplió con su presencia delante de su jefe con una maleta lista, tal y como se lo había pedido. Minutos antes había intentado averiguar lo que había sucedido, sin embargo, su teléfono móvil estaba roto y en la unidad federal ninguno de sus compañeros oficiales tenía orden de explicarle la razón de la presencia del jefe superior del SIID.

— Este es tu pasaje a Yeosu y este es tu pasaporte con tu nueva identidad.

El joven agente volteó a observar a dos de sus compañeros oficiales de confianza qué se encontraban detrás de él y que también acababan de recibir la misma orden que recibió él por parte del jefe superior del SIID.

— ¿Usted me enviará a Yeosu?

— Tú enviaste allá al heredero Hasnan y el chico acaba de despertar del coma. Dame una razón para que no te envié a ti y a tus dos oficiales de confianza a Yeosu para continuar con los planes del operativo que tú mismo recreaste.

— Las coordenadas de mis planes no eran exactamente esas, jefe?

— ¿No me digas? ¿Y cuáles eran tus coordenadas? ¿Tener lejos al muchacho y simplemente traerlo de regreso una vez que despertara?

— Por supuesto que no. Al menos no de manera inmediata y deliberada. Una vez que se recupere por completo, Karîm Hafez formará parte de nuestras filas dentro de la AISA (agencia de Inteligencia secreta Alemana) y no pensando en él solo como magnífico francotirador, sino como el heredero absoluto de todo el imperio Hasnan que actualmente y desde hace años se encuentran bajo el control de organizaciones criminales que son sus principales enemigos y nuestros principales objetivos dentro del operativo.

— Todo eso ya me lo habías repetido antes.

— Sin embargo, ha hecho que se lo vuelva a repetir una vez más.

— ¿Sabes por qué?

— Mhmm…

— Porque has pasado cometiendo un error tras otro Wieber. Ni siquiera has manejado la posibilidad de que el chico pudiera despertar con algún tipo de secuela, y que por lo tanto, todos los planes del operativo pudieran volver a fracasar por su culpa.

— ¿Karîm despertó con secuelas?




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