La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

EL OLOR DEL OCÉANO

YEOSU – KOREA DEL SUR

Luego de casi 11 horas de viaje y sin escala el agente y sus oficiales aterrizaron en la ciudad de Yeosu. Cansados, deshechos y con sus respectivas maletas en mano la única intención inmediata era hospedarse en cualquier hotel más cercano, sin embargo, el agente Wieber quién durante casi todo el trayecto estuvo con el estómago revuelto y constantes náuseas se dirigió raudamente en busca de un sanitario.

Al encontrarlo se encerró en el mismo por largos minutos mientras sus oficiales lo aguardaban en uno de los pasillos.

— ¿Se encuentra bien jefe?

— ¿Me ves con cara de que estoy bien Norman?

— Podemos buscar un sanatorio si no se siente bien —le dijo Lenard—

— Lo único que quiero es que busques un hotel donde quedarnos.

— Eso ya lo hice jefe. Me aparecieron numerosos hoteles, pero no muy cerca de aquí que digamos. De igual manera escogí el más próximo.

— Vamos entonces, y por el bien de los dos espero que me dejen descansar lo suficiente. Les recomiendo que hagan lo mismo porque presiento que luego nunca más volveremos a dormir tranquilos en este lugar.

Era media tarde en Yeosu y ya habiendo tenido el reparador descanso que los tres necesitaban, a través de un mapa virtual se pusieron a estudiar las zonas aledañas. Calles, buses, avenidas, puertos y principales sitios turísticos que pudieran servirles de referencia para ciertas situaciones.

— Esto será realmente duro —dijo Lenard— El jefe superior debió advertirnos que seríamos enviados aquí para tomar unos cursos intensivos de coreano.

— Necesito conseguir un nuevo teléfono móvil. Pasaremos por alguna tienda y luego nos iremos de inmediato rumbo al hospital.

 

YEOSU CHONNAM HOSPITAL

— Hemos logrado que se mueva un poco. Aún le cuesta y necesita de un caminador, pero eso no será por mucho tiempo —le explicó el doctor al agente mientras ambos observaban al joven desde lejos—

El joven Karîm Hafez yacía sentado y estático observando a través de una ventana.

— Si no presenta secuelas físicas ¿Entonces?

— No nos ha dicho media palabra desde que despertó. Sí bien los últimos estudios tampoco demuestran daños cognitivos no podemos descartarlo por completo si no logramos que salga de ese estado y reaccione.

— Mmm… ¿Me deja intentarlo?

— El resto del equipo médico y yo lo hemos intentado bastante sin éxito alguno, pero si lo quiere intentar usted, adelante.

El médico de cabecera del joven Karîm dejó ingresar al agente Wieber quien con pasos lentos se acercó hasta el chico.

— Si piensas que gastarás tu vida entera sentado allí y observando a través de la ventana, déjame decirte que eso no será posible Karîm.

El chico no reaccionó.

— Sé qué me escuchas y desde luego sé que me reconoces —le susurró desde atrás— ¿Por qué no dices nada?

El médico se acercó y observó al agente negando con la cabeza. Wieber dio unos pasos y se paró delante mismo Karîm tapándole la vista a la ventana.

— No verás a Aurora a través de esta ventana Karîm porque ella no se encuentra aquí.

Con los ojos aguados y enrojecidos de lágrimas Karîm levantó la mirada al rostro del agente y con un inesperado sobresalto para sorpresa atónita del médico, el chico se puso de pie. Con una reacción impulsiva aprisionó el cuello del agente.

— Sé qué mi ángel ya no es de este mundo, pero vendrá por mí. Aurorita volverá para buscarme. Ella y yo huiremos juntos de este lugar para siempre —decía mientras estrujaba con más y más fuerza el cuello del agente—

Louis Wieber con ambas manos sujetaba las muñecas del joven intentando apartarlo de aquella inesperada agresión. El médico realmente yacía atónito ante aquella reacción.

Cuando finalmente Wieber logró apartar al chico quien aún poesía una fuerza limitada un par de enfermeros lo sujetaron y lo redujeron. Karîm Hafez estaba fuera de sí por lo que no quedó de otra que suministrarle una dosis de calmante.

Luego de aquel incidente el médico le pidió al agente si podía acompañarlo a su consultorio inmediatamente.

— Doctor Doyun, estos son los documentos del chico. Necesito que registre su historial médico con estos datos antes de llevármelo —dijo el agente entregándole al médico toda la identificación del muchacho—

— ¿Cómo dice?

— Necesito que prepare los registros médicos con el nombre de Gregg Akins antes de llevármelo.

— Yo no puedo hacer tal cosa y usted no puede llevárselo aún de aquí. Mucho menos después de lo que acabo de ver.

— Usted necesitaba una reacción del chico y es lo que acaba de ver.

— Pero esa reacción no fue normal. Requerirá de más estudios clínicos evaluaciones psicológicas por no aventurarme a decir psiquiátricas. ¿Quién es Aurora? Apenas usted mencionó ese nombre y, el chico reaccionó de inmediato.

El joven agente Wieber controlando su impaciencia lanzó un suspiro.




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