La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

LABERINTO SIN SALIDA

Reda y Zwan se echaron sobre el sofá, volviendo a respirar todo el aire que contuvieron durante horas. Ambos estuvieron de acuerdo que para ser apenas el reinicio de toda la misión, la situación había resultado verdaderamente perturbadora en aquella recepción.

Los dos ex oficiales observaron a Einar Steen quien desde hacía varios minutos yacía en silencio y con los ojos cerrados masajeándose las sienes con los dedos.

La puerta del apartamento se abrió y volvió a cerrarse bruscamente. Era Gregg Akins quien había preferido volver allí antes de ir por Aurora a la casa de Gina y Michael.

— Vaya… Pensé que ni siquiera ibas a dar la cara luego de lo que hiciste —dijo Einar Steen abriendo los ojos y poniéndose de pie—

— ¿Disculpa? ¿Qué fue hice esta vez que pudo haberte dejado tan molesto? Fui hasta ese lugar e hice todo lo que debía tal como tú y Gina lo querían.

— ¿Qué hiciste todo lo que debías? Esto es increíble.

Akins observó a Reda y Zwan intentando comprender. Ambos le hicieron señas de no saber.

— No solo pudiste haber ocasionado una masacre en aquel lugar. Involucraste a un niño pequeño que nada tenía que ver en esto.

— Mmm… ahora entiendo todo. A ti no te importa que en ese lugar hubiese podido ocurrir una masacre. Tu único problema es que yo haya involucrado a ese niño —dijo Akins sentándose en el sofá—

— Ese niño de ninguna manera estaba en los planes, ¿Pero qué fue lo que tú hiciste? Lo primero que se te ocurrió fue hacerle caso a esa mente siniestra que te acecha todo el tiempo.

El chico se puso bruscamente de pie. Alertados por lo que en esos momentos pudiera suceder, Zwan y Reda lo hicieron también.

— Supongo que hablas de la misma mente siniestra con la que te secuestraron a ti cuando eras un niño pequeño. La misma mente siniestra con la que fuiste criado durante muchos años. O con la misma con la que mis padres fueron amenazados toda su vida hasta el punto de que mataran a mi madre.

Cara a cara, Akins observo fijamente a los ojos a Einar Steen.

— ¿Dime qué es lo que pretendes con estos asesinos, ex agente? Necesito que me lo cuentes y en este mismo instante porque si tu única intención es atraparlos para llevarlos a prisión ya no cuentes conmigo. No volveré a soportar una situación como la de hoy para que tú acabes teniéndoles compasión. Gina estuvo a punto de jalar del gatillo, y yo tenía el cuello de ese miserable en mis manos, pero ahí estabas tú pensando únicamente en el niño. En ningún momento pensé en hacerle daño a ese niño. Mi mente siniestra no llega a tanto.

Bastante molesto, y sin ganas de continuar soportando aquella situación, Akins fue a tomar su mochila y volvió a abandonar el apartamento.

— Jefe, perdóneme que se lo diga, pero el chico tiene razón. ¿De qué otra manera podríamos lidiar con todos esos delincuentes? Estas personas no merecen la mínima compasión. No solo son asesinos. Lo que hemos descubierto ahora es realmente terrible. No tenemos demasiadas opciones para actuar, puesto que ninguno de nosotros somos miembros del SIID ahora. No poseemos más herramientas que las que la señora Bruchhagen nos ha proporcionado. Estoy de acuerdo con que no fue lo correcto involucrar a un niño pequeño, pero Akins fue muy astuto al pensar en la posibilidad de no salir ilesos de aquella mansión. En el camino se topó con el punto más débil de Dabir Kazım y vio una oportunidad para lograr salir con vida de ese lugar.

— Estoy de acuerdo con Zwan, jefe. Si Akins no retenía al niño, todo aquello hubiese acabado en verdad en una masacre. Nada de lo que pasó en la recepción estaba en los planes. La señora Bruchhagen únicamente debía enseñarle los documentos del traspaso de sus acciones dentro de las navieras a Dabir Kazım y posteriormente Akins debía presentarse delante de él, pero para ninguno de los dos debió haber sido fácil tener delante al asesino de una madre.

— Así es. La señora Bruchhagen ya soportó bastante a ese sujeto que si bien no fue el asesino directo de su madre, fue el que lo planeó absolutamente todo. Dabir Kazım en complicidad con Hajjâj El-Hashem fue el causante principal de todas las desgracias de la familia Majewski, y Akins no iba a quedarse de brazos cruzados. No creo que no haya pensado usted jefe en la posibilidad de que todo pudiera desbordarse en aquella recepción.

Lanzando un enorme suspiro, Einar Steen volvió a echarse sobre el sofá, llevándose las manos a la cabeza.

— ¿Cuándo le contará al chico y a la señora Bruchhagen lo que hemos descubierto?

— No lo sé Zwan… Gina ya no forma parte de las navieras y Akins definitivamente no está cuerdo para lidiar con ciertas situaciones. Si llega a enterarse de lo que hemos descubierto. Allí sí es capaz de matar a todos y con sus propias manos, tal y como le encanta repetir. Y no digo esto porque me interese la vida de esos desgraciados o porque prefiera yo que simplemente fueran a prisión. Sé muy bien que la muerte para cada uno de esos asesinos es la única solución, no obstante debemos actuar con mucha cautela y que las cosas se den a su debido momento.

— ¿Qué haremos mientras tanto?

— Mientras tanto seguiremos monitoreando cada paso de todos esos miserables. Cada hoja de ruta marítima. Cada puerto de llegada y partida, y lo guardaremos absolutamente todo incluido en archivos dobles de reserva. ¿Me han entendido?




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