La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

COMO UN FANTASMA

— Creo que no fue buena idea haber venido, mi luz

— Vayamos a ver cómo está mi hermanita, Karîm.

— No iremos a ningún lado. Ella solo se desmayó, y su novio modisto ha de estar cuidándola.

Tras lo sucedido, Aurora se sintió algo incómoda aunque no tanto como el joven Akins. Pensó que podría entonces algo al respecto y que mejor con aquello que tengo le encantaba

— ¿No me invitas a bailar, corazón mío?

— ¿Bailar, mi ángel? ¿Para qué todos estos nos claven aun más los ojos?

— Exactamente. Que tengan un verdadero motivo para observarnos. ¿No quieres sacarme a bailar?

— Mmm... Yo quiero todo lo que te haga feliz, mi reina —contestó tendiédole una mano para invitarla a bailar—

Como en el sueño perfecto de aquel mundo donde nada es imposible, Aurora y Akins bailaron ante la vista inmutada de todos los invitados y en una canción su ilusión perduraron hasta que Isabella Majewski con sus gritos abruptos se acercó a separarlos.

— Te veo y ni siquiera hallo las palabras. ¿Acaso todo esto es otra confabulación en la que nos ocultaron tu regreso? ¿Estabas aquí desde hace semanas y nadie de tu familia más cercana no se ha enterado de nada? —reclamó entre lágrimas observando a su hermano— ¿Tan poco te importamos, Karîm? ¿Y tú Aurorita, cómo pudiste? De Gina espero cualquier cosa, pero no de ti. Sabes que durante todos estos años sufrímos tanto como tú por Karîm.

Aurorita no supo que decir. Su corazón parecía desplomarse al ver a su hermana en ese estado y al oírla reclamándola por lo que en las últimas semanas había pasado. Akins no hacía otra cosa que verse fastidiado.

— ¿De qué estás hablando? Nunca existí para ninguno de ustedes ¿y dices que sufrieron por mí? Deberías terminar con este drama. ¿No te da vergüenza con tus invitados? Solo he venido aquí por hacerle un favor al padre de tu hija pero ya estoy arrepintiéndome de haber accedido.

Julius, el prometido de Isabella se acercó y la observó con desconcierto y confusión. La joven nuevamente parecía haber quedado paralizada al recordar a Louis Wieber. Aquello no había sido una pesadilla. Lo tuvo frente a frente sobre la tarima y observó de un lado a otro por si lo veía.

Cuando sus ojos finalmente lo encontraron, el ex policía yacía en uno de los pasillos más lejanos cargando a su hija. Presa de todo su enojo, Isabella Majewski intentó acercarse, pero fue detenida por su futuro esposo.

— Isabella, no sé lo que sucede y tampoco te pediré explicaciones ahora en estos momentos. Ya hablaremos seriamente luego de que culmine la fiesta. Ahora dejarás el escándalo a un lado y me acompañarás.

La joven volvió a observar de reojos al ex agente. Secó sus lágrimas y tomando la mano de su novio intentó que aquella fiesta lograra regresar a la normalidad.

— Karîm, mi hermanita quedó muy molesta conmigo.

— Olvídalo, mi ángel. No te sientas mal por esa chica. Solo está viviendo las consecuencias de sus actos.

Aprovechando que Isabella se había alejado, Amalie Majewski decidió acercarse a sus primos. Observó por unos instantes a Aurora luego posó toda su atención en el joven Akins.

— ¿Qué sucede? ¿También tú vas a desmayarte?

— Yo no le temo a los fantasmas.

— Ah…ah… Amalie, Karîm no es ningún fantasma.

— ¿Cómo que no? ¿De qué modo le llamas tú a los muertos que aparecen? Mira a tu alrededor. Dejó helado a más de uno con su aparición. Agradece que la abuela Elwira no vino, a la fiesta o la habrías enviado directo al hospital con tu incidentada Karîm Hafez —le dijo la muchacha sin titubeos observando al joven Akins— Imagino que solo has venido hasta aquí para arruinar la fiesta de tu hermana puesto que a ti ni siquiera te agradan este tipo de eventos ni estar rodeado de gente. Trajiste a Louis Wieber y causaste estragos Si tuvieses un poco de consideración se marcharían los dos.

— Suficiente, Amalie.

— Suficiente nada. Isabella ni siquiera sabía que él estaba aquí. Eso significa que no fue invitado y mucho menos Louis Wieber.

— ¿Qué sucede contigo? Deberías cerrar la boca. — ¿Por qué?

Akins tomó la mano de Aurora y la apartó unos pasos de su prima.

— Escúchame muy bien porque ésta será la última vez que me hables en ese tono. ¿Quién te crees que eres?

— Karîm...

— Karîm nada, Aurorita. Esta chica al igual que todos los demás no solo tendrá que aprender a respetarme. Tendrán que acostumbrarse a mi presencia porque estaré en todas partes donde sea cuando yo quiera. Lo que a mí me incomode o no, no es de tu incumbencia, Amalie. ¿Y sabes qué? Me quedaré aquí hasta que Aurorita decida marcharse y no llevaré a Louis Wieber a ninguna parte porque yo no soy su niñero. Qué lo eche Isabella si se atreve.

Posterior a sus tajantes palabras se alejó llevándose de la mano a Aurora quién dibujando una sonrisa retorcida volteó la cabeza para observar el estado pasmado en el que había quedado su prima Amalie tras oír a su príncipe adorado.

Ambos ingresaron a una sala libre de estar donde yacían esparcidos algunos invitados. Akins necesitaba controlar sus nervios y que mejor que de la fiesta permanecer alejados.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.