La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

AMENAZAS DE SANGRE

MANSIÓN DE BYFANG

— Karîm, no has dicho una sola palabra desde que llegamos.

— ¿Y qué quieres que diga, mi ángel?

— ¿El novio de Isabella puede enviarte a la cárcel?

— ¿A la cárcel? Ese modisto fue quien me provocó. Yo solo le di su merecido. No debió atreverse siquiera a ordenar que sus guardias te pusieran un solo dedo encima. Todo aquel que se atreva a hacerlo lo pagará muy caro.

— No digas eso. Necesitas calmarte.

— También creo que es mejor tomar las cosas con calma —le dijo su tío Alexander— Ya todo pasó y por ahora no hay manera de saber si el novio de Isabella tomará alguna medida contra ti. Tendremos que esperar.

— No quiero que vayas a la cárcel, Karîm.

— Que no iré a la cárcel, Aurorita. Ya deja de decir eso.

— Necesito hacer una llamada. Estaré en el jardín.

Aurorita asentó, y su tío Alexander se alejó.

— Tengo mucha hambre. Le pediré a Susanne que me prepare la merienda. ¿Tú quieres, mi ángel?

— ¿Cómo puede pensar en comida? A mí se me escapó todo el apetito. Incluso olvidé a mi Copito de Nieve. Espero que Ezra lo tenga a salvo.

— ¿Aurorita? Te hice una pregunta. ¿Merendamos juntos?

— Está bien, corazón mío. Voy enseguida.

— Te espero en la cocina.

Aurora marcó a Michael para saber sobre Copito de Nieve. Mientras en el jardín, Alexander Haggard intentaba comunicarse con su hermano Najib.

— Finalmente contestas, hermano.

— Te contesto únicamente por si tenga algo que ver con mi madre, Alex. ¿Ella está bien?

— No tiene nada que ver con mi madre, Najib. Ella está bien. Al menos momentáneamente lo está.

— ¿Qué significa? ¿Por qué dices eso?

— Cuando escuches lo que voy a contarte, no harás otra cosa que tomar tus maletas y regresar.

— Deja los rodeos Alex. ¿Qué sucedió?

— Él apareció así de la nada.

— ¿Él quién? ¿Mi hijo? ¿Ihsân se apareció por allí?

— No se trata de Ihsân. Aquí no hay noticias sobre él. Estoy hablándote de Karîm. Nuestro sobrino está de regreso —comentó Alexander Haggard provocando en su hermano un silencio absoluto del otro lado del teléfono— Najib, temo mucho por la salud de nuestra madre. Ella aún no lo sabe, pero pronto lo sabrá y prefiero que se entere por mí mismo antes de que lo sepa por otra persona. ¿Me estás escuchando?

A Najib Majewski le resultaba imposible reaccionar. Mientras intentaba procesar las palabras de su hermano, sus pensamientos lo arrastraban, por otro lado.

— ¿Najib, me escuchas?

— Estoy oyéndote.

— En cuanto nuestra madre tenga en frente a Karîm su corazón no lo resistirá.

— Nuestra madre se pondrá muy feliz, Alex. Creo que estás exagerando.

— ¿Piensas que exagero? ¿Estás bromeando? Incluso cuando tú lo veas te caerás de espaldas. Poco o nada yo me había cruzado con ese chico cuando era un simple guardia de Aurorita. Nunca le había prestado atención. Nunca me fijé en él como ahora. Najib, la persona que tengo delante de mí es la auténtica reencarnación de nuestro hermano Said.

— Tengo el rostro de mi hermano tatuado en el cerebro, Alex, y lo recuerdo todos los días de mi vida. Yo siempre lo vi a él en ese chico, al igual que mi madre. Desde que ella conoció a Karîm tuvo sospechas de que no era un hijo de Khaleb Hafez. ¿Debo recordarte que fui yo quien descubrió toda la verdad con una prueba de ADN?

— De acuerdo. Disculpa mi exageración. Quédate donde estás sin preocupación alguna. Ya veré la manera de contener yo solo a mi madre.

— ¿Piensas que no tengo preocupación alguna y más ahora que acabas de contarme que karîm está de regreso?. Él no apareció. Él regresó, y todos en el núcleo familiar sabemos la razón. Tengo dos hijos que llevan la sangre de los asesinos de su madre y uno de ellos está con paradero desconocido. La última vez que vi a Ihsân me juró en la cara que vengaría la muerte de sus abuelos. Y no hagas que te recuerde quién mató a sus abuelos. Por qué razón los mató, y de quién buscará vengarse mi hijo —vociferó al teléfono Najib Majewski colgando posteriormente la llamada—

 

En la cocina, Aurora y el joven Akins se encontraban dándose un gran banquete de merienda que Susanne les había preparado. Y al rato la presencia de su prima Amalie Majewski les había sido anunciado.

— Ni con décadas de limpias que pudiera hacerle el maestro Chung a este lugar lograría que yo tuviera un poco de paz —dijo Akins al ver a la muchacha—

— Agradezco tu amable bienvenida Karîm Hafez. ¿Sabes? Me importa muy poco el modo en que me trates, pero no puedo evitar pensar en todo el mal que te hicieron. Es muy feo, en verdad que te hayan convertido en un grosero. En un maleducado y en una bestia salvaje. ¿Acaso te trasplantaron el cerebro?

— Les ruego que no vayan a comenzar. Por favor.




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