La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

UN LUGAR DONDE ESCAPAR

Akins no practicaba la meditación desde hacía semanas, es más, apenas podía sostener sus propios pensamientos. Concentrarse se había vuelto un hábito olvidado en la isla de Jeju-Do, y sentado tras las cortinas de su balcón intentaba retener únicamente una voz. La misma de aquel sendero tenebroso que perseguía sin rumbo entre las tinieblas.

Era lo más parecido a la voz de su ángel. En ocasiones quizás a la voz de su madre. Era la ilusión de una vida perdida en manos de tanta mentira y cobardía.

— Pensé que preferirías desayunar en la habitación, Karîm y le pedí a Susanne que te llevara el desayuno —le dijo la pequeña Aurora—

— Desayunaré aquí mi ángel.

— De acuerdo.

— ¿Qué te pasó en la cara? —preguntó Gina Alicia bastante alarmada—

El chico no contestó. El pequeño Ezra le preguntó a su tío si ese moretón se lo habían hecho en sus prácticas de taekwondo.

— No exactamente, pequeño. El maestro Chung no permite ciertos tipos de golpes en el TAE.

— ¿Entonces volviste a agarrarte a golpes con alguien? —volvió a hablar su hermana mayor—

— Tuvo que haber sido con el ex policía descerebrado —irrumpió Aurora—

— ¿Eso es verdad? ¿Ustedes dos definitivamente piensan pelear todo el tiempo? ¿Tanto fracaso resultó la convivencia que tuvieron todos estos años?

Cerca de culminar el desayuno, el ama de llaves le anuncio a Gina Alicia que el ex agente lo estaba esperando. Gina observó de reojos a su hermano.

— ¿Qué? Ve tu sola. Vete…

— No tenía pensado pedirte que me acompañes. Eres insoportable…

— Ah… ah… ¡Hermanita! —exclamó negando con la cabeza, Aurorita—

Con brusquedad Akins estuvo a punto de ponerse de pie. La pequeña Aurora tomándolo de una mano lo detuvo.

— Johana, cuando Heba acabe su desayuno, la llevas al playroom. ¿Ok?

— Si señora.

Gina se marchó en dirección a su despacho. Los jóvenes y ambos pequeños se quedaron.

— De hecho iremos todos al playroom —dijo Aurora— Johana, yo llevaré a Heba. Vamos pequeña. Vamos Copito de nieve.

Ya en la sala de juegos, el pequeño Ezra se acercó a Akins.

— ¿Tío Karîm, puedo preguntarte algo?

— Mmm… Dime, pequeño.

— ¿En verdad eres cinturón negro de taekwondo?

— Eso creo —contestó dibujando una sonrisa—

— ¿Eso crees?

— Pues sí. El maestro Chung me dijo que he alcanzado ese nivel, pero…

— ¿Pero qué?

— Pero me dijo también que aún me queda mucho por aprender. Nunca le presté atención a los colores de mi cinturón.

— Pues yo si le prestaría atención a cada color. Me gustaría ser cinturón negro de taekwondo para partirles la cara a todos.

— Ah… ah… ¿Qué dices, Ezra?

Akins comenzó a reír.

— No te rías Karîm. No es nada gracioso que Ezra quiera romperles la cara a los demás.

— Tienes razón mi luz. Es asunto serio. Nada gracioso. ¿Cuéntame por qué quieres partirles la cara a los demás? ¿Acaso te molestan en la escuela? Si eso es así, solo dime que yo me encargaré personalmente de ellos.

— Karîm…

— Prefiero encargarme yo mismo, tío Karîm… ¿Crees que el maestro Chung me enseñe taekwondo?

— Ezra, si en verdad están molestándote en la escuela, debemos elevar una queja como corresponde a la dirección de la escuela.

— Pppfff… Ya… mi ángel, eso no servirá de nada. El niño debe aprender a defenderse en este mundo nefasto en el que estamos. Te prometo pequeño que hoy mismo hablaré con el maestro Chung. A él le encantará enseñarte, pero eso sí. No repitas delante de él que deseas aprender TAE solo para partirles la cara a los demás. ¿De acuerdo?

Asentando con la cabeza y lleno de felicidad, el pequeño Ezra con un gran abrazo agradeció a su tío.

— En cuanto mi papá regrese, le contaré que me llevarás junto al maestro Chung para aprender taekwondo.

— Hazlo y luego me cuentas.

— Lo haré.

Era sábado. El pequeño se dispuso a jugar videojuegos. La niñera entretenía a la pequeña Heba mientras Akins y Aurora se echaron sobre el sofá. Allí la jovencita aguardaba con ansias la llamada del director fotográfico, quien debía avisarle que ya se encontraban listas las fotografías escogidas para el catálogo publicitario de la marca de perfumes de la cual sería la más deslumbrante imagen.

— ¿Puedo saber, señorita, por qué miras con tantas ansias tu teléfono móvil? ¿El llamado de quién esperas?

— Hoy por fin veré mis fotografías, Karîm. Y en los próximos días oficialmente seré imagen de una de las marcas de perfumes más famosas en todo el mundo. ¡Qué emoción!

— Mmm…

— ¿No sientes emoción por mí, bello príncipe?




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