La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

ENGAÑOSOS INSTANTES

APARTAMENTO DE NAJIB MAJEWSKI (STEELE – ESEEN)

Con insistencia llamaban a su puerta y se preguntó quién pudiera ser a esas horas de la noche. No esperaba a nadie, y debía formar parte de una cirugía a primeras horas de la mañana, por lo que Najib Majewski decidió descansar temprano.

— ¿Amalie?

Asombrado y a su vez caído del susto, quedó al ver llorando amargamente a su hija, quien se lanzó a los brazos de su padre.

— ¿Hija que tienes? ¿Qué te sucedió?

La joven no respondió, y desesperado, Najib Majewski contactó con el jefe de guardias que la acompañaba constantemente para ordenarle que subiera de inmediato y le cuente lo que había sucedido.

— Ellos no saben nada, papito.

— ¿Cómo que no saben nada? Tus guardias tienen estrictas órdenes de no dejarte un solo segundo, por lo tanto, son responsables de cada cosa que te suceda.

Hundida en un inmenso llanto, Amalie negó con la cabeza.

— Entonces deja de llorar y cuéntame por qué estás así.

— La fiesta

— ¿Cuál fiesta? ¿Vienes de una fiesta?

— Los escuché. Ellos solo querían a Aurorita y yo iba a llevarla conmigo. Me obsequiaron esas entradas exclusivas solo para eso.

— Hija, necesito que te calmes para poder entender.

— Querían a Aurorita, papá. ¿Qué iban a hacer con mi primita si la llevaba conmigo?

— ¿Quiénes querían a Aurorita? —preguntó alarmado en lo que volvían a llamar a la puerta—

Se trataba del jefe de guardias que custodiaba a la joven.

— Necesito que te calmes y en cuanto lo hagas vas a contármelo todo.

Najib Majewski fue a recibir a Joshua, para intentar saber un poco más sobre lo que había pasado

— ¿Joshua, porque mi hija se encuentra en ese estado? ¿Qué fue lo que sucedió?

— ¿No sabría decírselo, con exactitud, señor?

— ¿Es en serio?

— Acabamos de venir de la mansión de Byfang, y no notamos ninguna apariencia extraña en ella, pero…

— ¿Pero qué?

— La señorita tenía planeado asistir a una fiesta esta noche. — ¿Y?

— Hasta el día de ayer se veía feliz y entusiasmada mencionando que iría con su prima, pero el día de hoy de la nada mencionó su cambio de parecer.

— Joshua, el bienestar de mi hija está en tus manos, y de ser posible también el bienestar de mi sobrina cuando ambas están juntas. Tengo a un hijo desaparecido y metido en serios problemas, a quien aún no logro localizar, y ahora mi hija aparece llorando desconsoladamente frente a mi puerta y ni siquiera comprendo la razón.

— En la media tarde se dirigió al club donde debía llevarse a cabo la fiesta esta noche. Antes había acompañado a su prima a un estudio fotográfico. En el club no pudimos ingresar todos con ella hasta el salón, entonces solo yo la acompañé. En uno de los pasillos había un despacho. Al parecer dos personas se hallaban conversando allí dentro y su hija escuchó la conversación. Desconozco lo que fue, pero sí puedo asegurarle que fue desde entonces cuando cambió por completo sus planes de asistir a dicha fiesta.

— Amalie acaba de decirme algo muy grave, Joshua, que por nada del mundo puedo permitir que suceda. ¿Qué lugar es ese? Dime.

— Es el Endziel Klub. Un lugar bastante exclusivo aquí en la ciudad.

— ¿Endziel Klub?

— Sí, señor

— ¿Y mi hija frecuentaba ese lugar?

— Iba allá a menudo.

— Ok, escucha, Joshua… ya es muy tarde y no podemos hacer nada, pero mañana a primera hora te encargarás de indagar más sobre todo este asunto. En cuanto mi hija logre calmarse, yo haré mi parte y espero que me cuente con más detalles lo que le ha sucedido en aquel club.

— Movilizaré a nuestros contactos para que averigüen quiénes eran las personas que se encontraban dentro de aquel despacho.

— Házmelo saber de inmediato en cuanto tengas novedades.

— Sí, señor.

 

RESIDENCIA DE LA SEÑORA ELWIRA MAJEWSKI

Donde el Valle de Las Nubes y el cielo se encontraban podía observarse un mundo mágico en lo más alto de la torre a través de una ventana, mientras en los altavoces la canción más melodiosa de un ángel prodigioso una y otra vez se escuchaba anunciando los meses de la vendimia que eran los tiempos más felices en los que aquella bendita tierra se cosechaban los frutos de las buenas raíces.

De toda Saint Èmilion el príncipe heredero de los valles más extensos, ya gobernaba, protegido por aquella luz celestial que a sus espaldas día y noche sus sueños velaba.

La reina de todas las hadas tendió al igual que sus manos sus alas, invitando a un paseo por Las Nubes a aquel príncipe de los vinos que tanto amaba.

Unos toques a la puerta lo arrastraron de aquellos mágicos pero engañosos instantes, despertando bruscamente al borde de la cama. Con el cuerpo adolorido y fregándose los ojos intentó ponerse de pie, pero de un brazo rodeado a sus hombros no se pudo mover.




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