La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

LA VOZ DEL SENDERO

JÄGERHOF HOTEL – KETTWIG

Tal cual las órdenes que le había dado Steen, el chofer Hans trasladó a la joven Mí-suk hasta el hotel más próximo a la posada donde se encontraba viviendo el maestro Soo Chung Hee. Y posteriormente se quedó acompañándola hasta que el ex agente llegara al lugar.

Mi-suk Lim quién parecía esperar con ansias a Steen, al verlo, sonriente se quitó las gafas de sol y se puso de pie.

— Señor, la habitación de la joven ya está reservada tal y como me lo pidió, pero ella prefirió esperar aquí.

— Hans, agradezco que me hayas hecho este favor. Ahora puedes regresar a Kettwig —le dijo entre susurros— No es nada conveniente que dejes mucho tiempo solo a tu patrón.

 El chofer asentó

— ¿Necesita alguna otra cosa?

— Por el momento nada más.

— Me marcho entonces.

Hans se retiró. Steen volteó observando a Mi-suk quién acercándose a él ansiosamente enredó los brazos a su cuello para fundirse ambos en un profundo.

 

APARTAMENTO DE ISABELLA MAJEWSKI – ESSEN

Un par de horas después de que el ex agente las haya llevado al apartamento, unos guardias llegaron al lugar e Isabella supuso de inmediato que no se trataba de los guardias de su hermana mayor sino más bien de las de su padre. Por momentos el corazón pareció a punto de escaparse de su pecho imaginando que quizás alguna cosa mala haya podido sucederle a Said Majewski, pero prontamente se sacó aquella horrible duda al ser comunicada de que tenían órdenes de llevarlas a la mansión de Byfang. En ese preciso instante recibió una llamada del propio Majewski para pedirle que no se negara a abandonar aquel apartamento.

Isabella se alejó para que bajo ningún sentido la niñera pudiera escuchar la conversación.

— No quiero volver a la mansión, padre. Mi hija y yo estamos muy bien aquí y tengo a mis guardias rondando constantemente el lugar.

— Ese hombre acabará buscándote, Isabella, y es mejor que lleves a Paulita a la mansión donde estarán mejor resguardadas las dos.

— Pues no pretendo esconderme de él. De todos modos en algún momento volveré a coincidir con Julius porque somos socios de trabajo.

Tras aquellas palabras, Isabella oyó un repentino e inquietante silencio. ¿Padre?... ¿Papito me escuchas? ¿Te sientes bien? Papá…

Said Majewski dejó de hablar. La llamada corría, sin embargo ya solo interferencias se oían. Posteriormente se colgó. Isabella marcó el número varias veces y nadie atendió.

Minutos más tarde, Hans la llamada devolvió.  

— ¿Hans, que le sucedió a mi papá?

— Señorita, usted ya sabe lo que le sucede a su papá. Tiene días malos y días peores. Él no se lo pedirá pero necesita que usted esté aquí. Y yo también lo necesito. Debo ir a la farmacia y no quisiera dejarlo solo.

— Yo voy, Hans. Yo voy. Debiste habérmelo dicho antes.

— Ya recibí amenazas de ser despedido y estoy arriesgándome nuevamente llamándola. Sabe que no permite que nadie entre aquí. Apenas pueden los guardias externos poner un pie dentro de esta casa.

— Envíame los medicamentos que necesita mi padre y yo los llevaré. No quiero que lo dejes solo.

— Le envío ahora el recetario.

Isabella colgó la llamada. Abandonó la habitación y fue a confirmarles a los guardias que aceptaba ir a Byfang, y le ordenó a la niñera que preparara sus cosas y las de la pequeña pues pasarían unos días en la mansión.

— También iré a preparar mis cosas ahora.

 

MANSIÓN DE BYFANG

Con una prisa sin control. De esas que últimamente ya lo caracterizaba, Akins llegó a la mansión. Pocos lo veían llegar y salir. Podía decirse incluso que pasaba completamente desapercibido.

Ingresando por el acceso alternativo llegó hasta la sala de monitoreos donde se encontraban Reda y Zwan, y sin rodeos colocó sobre el escritorio la credencial del Endziel Klub.

— Necesito que me consigan a un experto que pueda clonar esta credencial. Necesitaré tres credenciales con estas fotografías —prosiguió colocando un pequeño sobre junto a la misma— Zwan tomó la credencial y tras leer el nombre de la propietaria y a qué lugar pertenecía supuso de inmediato que nada bueno del chico provendría.

Reda también se acercó y observando aquel acreditativo, la misma percepción de su compañero avizoró.

— Las necesitaré cuanto antes y que me devuelvan intacta esta credencial. De ser posible quiero que pongan a alguien de confianza para que permanezca en el lugar corroborando todo el proceso del trabajo que les estoy pidiendo.

Al percatarse de que los dos ex oficiales no reaccionaban el chico les hizo señas para que despertaran.

— Ya entendimos. Pero me encargaré yo de esto ¿de acuerdo? —habló Zwan—

— Ok, levántate y empieza desde ahora. Acabo de decirles que necesito esas credenciales cuanto antes. Me avisas de inmediato en cuanto las tengas listas.




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