La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

ASIMILARLO

RESIDENCIA DE ELWIRA MAJEWSKI

— Tres hechos espeluznantes en menos de un mes. Primero los restos de aquel empresario que aparecieron esparcidos por doquier. Luego el tiroteo en Velbert y la decena de cuerpos encontrados en forma de coladera. Ahora el macabro suceso en uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad —decía Lukazs Haggard colocando el periódico sobre la mesa donde se encontraba desayunando con su esposa Elwira— Es un hecho de que la mafia organizada se apoderó de este lugar.

La mujer sintió un nudo en la garganta y un peso en el pecho al enterarse de todo aquello. Lukazs la observaba mientras ella la mano en el pecho se llevaba.

— Existió una época en la que este tipo de cosas ocurría con frecuencia. ¿Cierto Elwira? Y casualmente ahora todo vuelve a suceder.

— ¿Casualmente, Lukasz? ¿Puedo saber a qué te refieres?

— A la reaparición de tu nieto y con un aspecto muy distinto al que alguna vez conocimos en él.

Molesta la mujer se puso de pie con brusquedad.

— ¿Cómo puedes insinuar una cosa como esa?

— Elwira, conociste de sobra los pasos en falsos que cometía tu hijo. Sabes de todo lo que era capaz. ¿Dime porque su hijo varón no podría heredar aquel mal y más ahora que prácticamente está tomando su lugar?

— Te desconozco, Lukasz. Te desconozco mucho en verdad y ya no te deseo escuchar.

Con un repentino dolor que le atravesó el alma y con una angustia que no podía ocultar a través de sus lágrimas, Elwira Majewski se puso de pie y abandonó el lugar.

 

PHILIPPSSTIFT ESSEN HOSPITAL

— ¿Qué haces aquí? Tú sí que persistes en que acaben descubriéndote. ¿Cierto? Al parecer es eso lo que quieres.

— Necesito saber si fueron los hombres de Dabir Kazım quiénes te dispararon. ¿Es verdad que te estaban siguiendo? Bojdan me lo dijo.

— Me rodearon. Intenté escapar, pero fue imposible. Lo último que logré escuchar fue que Dabir Kazım me quería vivo e iban a llevarme junto a él. Sentí un golpe en la nuca y ya no recuerdo más. Supongo que el disparo en mi pierna me lo ocasionaron uno de esos miserables. Lo que no me explico fue como vine a parar a este hospital y no a una fosa común. ¿Tuviste algo que ver?

— No exactamente. Un par de guardias te encontraron tirado a unos cuantos metros de la casa. Me avisaron de inmediato y les pedí que te trajeran hasta aquí —decía Said Majewski mientras Louis Wieber, absolutamente extrañado fruncía el seño mientras intentaba incorporarse sobre la cama, aún bastante quejumbroso del dolor—

— Perdiste mucha sangre, pero me dijeron que estarás bien.

— ¿Es una maldita broma? ¿Habrá descubierto Dabir algo acerca de ti? ¿Sobre la casa de Kettwig? ¿Sobre nuestros planes? ¿Dejaron alguna nota junto a mi?

— Esa pregunta debería hacértela a ti que constantemente entras y sales de la casa de Kettwig. La única manera en la que Dabir haya podido enterarse de alguna cosa sobre mí y sobre el lugar donde me encuentro es a través de ti.

— No me eches la culpa. Siempre me he cerciorado de que nadie me siguiera hasta allí. Tú mismo debes echarte la culpa de todo esto por lo que has estado haciendo en las últimas semanas. Alguna vez Dabir Kazım fue tu mano derecha por lo tanto sabe mucho sobre tus andanzas y de cómo eres. ¿Y tú qué haces? Te arriesgas saliendo de tu escondite como ánima en pena por ahí. La muerte de Fedir Kolesnyk tuvo tu sello distintivo, por lo que cualquiera que te haya conocido diría que bajaste del infierno para matarlo.

Sin decir nada más, Said le tiró encima dos  periódicos que contenían noticias acerca de los dos últimos sucesos ocurridos en Velbert y en el Chefs & Butchers restorant.

Palidecido, sin palabras y a la vez a punto de estallarle las venas, el ex agente leyó los títulos de ambos periódicos.

— ¿Qué significa todo esto? ¿Milo Kocourek está muerto?

— Dime quiénes pudieron haberlo hecho. Dilo…

Steen no respondió. Enfurecido, Said Majewski vociferó.

— Habla…

— ¿Qué demonios quieres oír, Yasâr Hasnan? ¿Qué tu hijo está detrás de todo esto? Yo te lo dije. Te lo advertí. Ese chico es mucho más astuto y peligroso que tú. ¿Intentaste frenar los actos de Akins encargándote tú de Fedir Kolesnyk creyendo que con eso cambiarias su cabeza enferma, pero fuiste muy ingenuo en verdad.

— El no pudo ser capaz de algo tan horrendo como eso. Mi hijo no… no… no… —repitió una y otra vez dándose golpes en la cabeza—

— Por favor, deja de ser imbécil y termina de asimilarlo de una vez por todas. Será mejor que te calmes porque si llegas a enfermar mientras yo me encuentre aquí postrado sobre una cama sin poder caminar, todo se echará a perder de nuevo.

Perdido en su abrumador estado de negación, Said Majewski tomó asiento sobre un sofá hallado en un rincón mientras Einar Steen leía los detalles relacionados a ambos sucesos.

— Desfigurar rostros es definitivamente su pasión, pero acaba de desbloquear un nuevo nivel disparando en las bolas de su víctima. Algo muy malo tuvo que haberle hecho Milo Kocourek para que Akins se ensañara de ese modo contra él. Pero de todo esto hay algo que no comprendo. ¿Por qué razón intervendría en mi captura si me detesta? Hubiese sido una muy buena elección para él dejar que Dabir Kazım acabara conmigo. ¿Y por qué razón sus hombres me dejarían abandonado cerca de la casa de Kettwig? Yasâr Hasnan… dime por favor que en verdad no tienes nada que ver en toda la actitud extrema de la cual está padeciendo tu hijo. ¿Se enteró de alguna cosa? ¿Cómo sabe de la existencia de ese lugar?




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