La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

ANTIGUA CASA DE KETTWIG

ANTIGUA CASA DE KETTWIG

El lugar estaba rodeado. Aquella mañana, el fiscal Lutič había ordenado invadir la antigua casa de Kettwig en busca de pistas o evidencias que pudieran encaminarlo a rastros relacionados a los últimos sucesos acontecidos en la ciudad de Essen, o mejor aún, que tuvieran conexión con lo que Gregg Akins había mencionado en su reciente declaración.

Para su sorpresa y la de su equipo, como una hora después de asentarse a merodear la zona, percibieron que la casa quedó rodeada por hombres vestidos de negro que habían descendido de un furgón estacionado en las afueras de la misma.

— Estén todos muy atentos —habló el fiscal a todos sus hombres desde la radio— Necesito saber quienes son esas personas.

En el interior de la antigua casa de Kettwig todo era requisado. Hasta el último rincón, por los hombres de Dabir Kazım, era merodeado.

— Señor, definitivamente aquí habitaban personas hasta hace muy poco tiempo —dijo uno de los guardias— La cama de la habitación posee huellas como si alguien hubiese dormido allí y la dejó sin tenderla. Y en otra de las habitaciones hay una caja con mantas en el suelo como si la persona hubiese tenido una mascota. También encontré un frasco vacío de medicamento.

Preso de la curiosidad, Dabir Kazım le arrebató el frasco de la mano al guardia.

Otro hombre se acercó minutos más tarde con una mascarilla desechable de oxígeno y unas cuantas jeringas dentro de una bolsa de basura que halló en el contenedor de desechos.

— ¿Y si mis sospechas son ciertas? —pensó Dabir Kazım negando con la cabeza— No puede ser posible. Yasâr se encontraba muy enfermo y murió. Lo sé porque lo he visto. Él está muerto.

Volvió a mirar fijamente el frasco vacío.

— Llevaremos todo esto y se pondrán en contacto de inmediato con algún experto que pueda analizarlos. Necesito saber cuánto antes qué medicamento es este y para que sirve. También quiero que analicen todo lo que se encuentre en esa bolsa de desechos.

— ¿Qué hacemos ahora, jefe?

— Nos vamos

Dabir Kazım y sus hombres abandonaron el interior de la casa, con intenciones de abordar el furgón y marcharse, no obstante, el fiscal Lutič y un par de oficiales que lo acompañaban el su vehículo irrumpieron aquella intención, no sin antes advertir a sus demás hombres que estuviesen atentos ante cualquier situación.

— Señores, muy buenos días.

Todos frenaron sus pasos y Dabir Kazım volteó a ver quien era. No se trataba de ninguna persona que había visto antes.

— ¿Ustedes son los habitantes de este lugar?

— ¿Quién es usted? ¿Cómo es posible que ingresen de este modo a un predio que no les corresponde?

— ¿Y a ustedes sí les corresponde? ¿Vven en este lugar? Pregunto porque he visto el anuncio de que esta casa se encuentra a la venta, y estoy interesado en la misma.

Sorprendido ante aquella información con la cual no contaba, Dabir Kazım observó de reojos a uno de sus guardias. El fiscal Lutič por su parte, de cada detalle se percataba, como de la bolsa de desechos que uno de los hombres en la mano cargaba.

— Pues nosotros nos encontramos aquí por la misma razón. Hallé el anuncio y vinimos a ver el estado en el que se encuentra esta casa.

— ¿Y el dueño les dejó ingresar? ¿Se encuentra aquí?

— No. Fuimos acompañados por un asesor de bienes raíces que se encuentra a cargo, pero acaba de irse y es exactamente lo que nosotros haremos también. Le sugiero que encuentre la manera de contactar con este asesor del modo en que yo lo hice. Nos marchamos ahora. Permiso…

Dabir Kazım y sus hombres se marcharon. El fiscal Lutič ordenó a uno de los miembros de su equipo que siguiera hasta donde sea necesario al furgón negro, de manera prudente.

— De manera urgente necesito saber quienes son esas personas.

— ¿Jefe, cree en la versión de ese hombre? —preguntó uno de los oficiales—

— En absoluto. Estoy seguro que vinieron hasta aquí en busca de alguna cosa. ¿Se fijaron en el bolso de desechos que cargaba uno de ellos en la mano?

Los oficiales asentaron mientras el fiscal intentaba ingresar a la casa. Notó que la cerradura había sido forzada.

— Si esta antigua casa pertenecía a Yasâr Hasnan, ha de ser ahora parte del patrimonio de la familia Majewski, sin embargo debe haber un motivo por el cual Gregg Akins la mencionó en su declaración. Sin duda alguna desea que descubra alguna cosa, y lo voy a averiguar.

— Akins, una vez más todo salió según lo planeado, y sujétate que sucedió algo aún mucho mejor —decía el joven Ihsân al teléfono, oculto en compañía de un par de guardias—

— Dime que el fiscal y sus oficiales descubrieron a Yasâr en ese lugar, y lo tomaré como algo grandioso.

— No… Lamento decirte que tu padre ya no se encuentra en este lugar.

— ¿Cómo no? Se oculta en la antigua casa de Kettwig, y tú y yo lo sabemos muy bien.

— Pues sí, pero ya no está. Escucha… El fiscal Lutič y sus oficiales encontraron a Dabir Kazım y a sus hombres dentro de la antigua casa de Kettwig.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.