La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

TODO POR TI

STAATSANWALTSCHAFTEN (UNIDAD FISCAL DE LA CIUDAD DE ESSEN)

Sin haber podido pegar los ojos en toda la noche luego de haber leído de principio a fin todo el contenido del archivo que le había otorgado Gregg Akins, el fiscal Lutič retornó a primeras horas de la mañana a la unidad fiscal para intentar procesar toda la información de la cual acababa de enterarse, con intenciones de comenzar a indagar a cada uno de los personajes mencionados dentro de dicho archivo.

Frente al computador, como nunca antes, se le hacía un nudo en la garganta sin saber por donde empezar. O mejor dicho, por quién empezar.

Eran las 7 de la mañana y los primeros oficiales comenzaban a llegar a sus respectivos puestos. La mano derecha del fiscal Lutič ingresó a su oficina un poco sorprendido de verlo junto a su escritorio en un horario poco habitual.

— ¿Jefe, usted aquí tan temprano? —habló el oficial de investigaciones acercándose lentamente hasta el escritorio—

Observó al fiscal Lutič quien poseía la mirada fija frente al computador. Sin parpadear y sin musitar siquiera media palabra.

— ¿Se encuentra bien? ¿Sucede alguna cosa?

Segundos más tarde finalmente el fiscal volteó la mirada en dirección al oficial.

— Cierra la puerta —ordenó—

El oficial obedeció y prontamente retornó a su lugar. El fiscal Lutič se puso de pie y dando unos pasos, al hombre se acercó. Lo observó fijamente y habló.

— Has trabajado durante muchos años conmigo, Ruud.

— Así es, jefe.

— Hemos tomado casos realmente difíciles intentando resolverlos dando lo mejor de nosotros.

— Y en su mayoría los hemos resuelto con éxito. Tanto que nuestro equipo ha sido condecorado en varias ocasiones.

— Condecorado —replicó con tono sarcástico recordando a los altos jefes que habían condecorado a su equipo, y que todos ellos o en su mayoría, se encontraban involucrados en actos de corrupción según aquel archivo que se había pasado la noche entera leyendo— Nos hemos esforzado tanto, Ruud. Meses de investigaciones. Noches enteras sin dormir. Hemos seguido casos en base a persecuciones y amenazas constantes sin sospechar siquiera que estábamos rodeados de corrupción en este mismo lugar.

— ¿De qué está hablando, señor?

— Todos los casos que hemos creido resolver en todo este tiempo no han hecho más que alimentar los propios intereses de personas corruptas.

— Lo que está diciendo es muy grave

El fiscal Lutič asentó

— Lo es —afirmó entregándole al oficial de investigaciones el archivo que tenía sobre su escritorio—

— ¿Qué es?

— Lee todo el contenido. Detalle a detalle, que en cuanto termines, regresarás de inmediato comprendiendo muy bien de lo que estoy hablando.

MANSIÓN DE BYFANG

Luego de su pretemporada de dos semanas con su equipo en Suiza, Michael Bruchhagen había retornado a la casa, y luego de enviar a su hijo Ezra a la escuela, Gina Alicia mandó a preparar un delicioso desayuno para ella y su esposo acompañados de las pequeñas, Heba y Paulita.

— ¿Isabella está aquí?

— Ssshhh… no menciones su nombre que Paulita comenzará a preguntar por ella.

— Ah, entonces no está aquí. Por lo que puedo ver, así como van las cosas también terminaremos criando a Paulita.

— La niña está mejor aquí, Michael. Además ella y Heba se la pasan todo el día jugando. Se hacen muy buena compañía entre ambas.

— Para nada me molesta que Paulita esté con nosotros. Lo que me molesta bastante es la irresponsabilidad de su madre.

— Michael, no vuelvas a repetir eso cuando sabes muy bien cuánto me costó convencer a mi hermana de que Paulita estará mucho mejor aquí con nosotros. Es por el bien de la pequeña y lo sabes.

Una de las chicas del servicio ingresa al comedor con una bandeja de desayuno.

— ¿Es para Aurorita?

— No, señora. Es para su hermano. Le llevaré su desayuno al antiguo despacho.

— Yo me encargo, Francisca —irrumpió Aurora ingresando con gran prisa al comedor— Le llevaré el desayuno a Karîm.

La joven tomó la bandeja y se dispuso a salir.

— Aurora, si lo harás solo para provocar a nuestro hermanito, más vale que te detengas en este mismo instante.

Aurora frenó sus pasos y volteó.

— ¿Yooo, provocar a Karîm? Jamás…

— Es lo que has estado haciendo últimamente, por lo tanto no te hagas la desentendida.

— Solo le llevaré su desayuno. Tranquila…

Con pasos lentos, sosteniendo la bandeja y con su inseparable amigo Copitos siguiéndola a un costado, ingresó al antiguo despacho sin golpear.

Tanto Francisca como el resto del personal de servicios de la mansión, al igual que la familia, acostumbraba a golpear antes de ingresar, a diferencia de una sola persona.




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