SPIELEPLATZ (PARQUE INFANTIL) – BYFANG
Una hora después, tal y como se había pactado, Gina Alicia llevó a la pequeña Paula hasta la plaza donde habitualmente la niñera solía llevarlas tanto a ella como a la pequeña Heba para su hora de recreación. Luego de varias semanas, el ex agente Steen pudo volver a ver a su hija por lo que la dicha del hombre fue visiblemente acogedora.
— Nada ni nadie en esta vida podría volver a hacerme feliz como tú, mi pequeña. ¿Tú me extrañaste un poco? ¿Lo hiciste?
La niña, abrazada a su padre, sonriente asentó.
— Muy pronto estaremos juntos por siempre. Y eso significa que no nos volveremos a separar —decía el joven, en lo que cruzada de brazos y oyéndolo todo, Gina Alicia pensaba de qué manera lograría Steen aquello que a su pequeña le decía—
La mujer únicamente pensaba en la pobre de Paulita y en todo lo que sufriría debido a la actitud irresponsable e inmadura de sus padres.
— Estaré fuera por unos cuantos días, pero en cuanto regrese, muchas cosas van a cambiar.
— ¿Estará fuera, dice? —se preguntaba pensativa a sí misma Gina Alicia— ¿Tendrá algo que ver con el repentino viaje de mi hermanito? Es imposible. Ellos rompieron todo vínculo, aunque a pesar de todo, tal vez sí tenga algo que ver.
— Nos veremos todo el tiempo. Te llevaré al parque, al centro comercial y te compraré todas esas cosas que más deseas.
— Mmm… desconozco que cosas harás para que todo eso suceda, pero espero por el bien de la niña que tú y mi hermana lleguen a buenos términos. Por mi parte te advierto que no podré volver a arriesgarme de este modo aunque tengas el atrevimiento de amenazarme tal y como lo hiciste al teléfono.
— Sé muy bien de qué lado estás ahora, Gina, por lo tanto ya no confío en ti ni en nadie de tu entorno.
— Desde un principio estuve del lado de mi hermano, y lo sabes. Sabes todo lo que tuve que hacer para salvarle la vida. Del mismo modo que yo sé todo lo que has tenido que sacrificar por aquel operativo qué tanto deseabas llevar a cabo. No estoy en tu contra Louis. Tú harás lo que mejor te parezca, pero pase lo que pase no le daré la espalda a mi hermano. Eso grábatelo en la cabeza.
OLD PORT HOTEL – LIMASSOL
En la terraza del hotel se encontraba Akins, aguardando la hora de partir rumbo a Puerto viejo. Específicamente al muelle donde en horas de la madrugada atracaría el barco que desembarcaría de manera ilegal los contenedores de contrabando que tenían planeado asaltar. El primer grupo de hombres ya se encontraba asentado en los alrededores del puerto, monitoreando hasta el mínimo detalle que pudiera resultar sospechoso. Mientras que el segundo grupo aguardaba la señal del primero para poderse acercar hasta el punto establecido.
Con el radio y el radar de monitoreos en manos, era Waldo quien orquestaba todas las indicaciones mientras a través de otro monitor, Akins observaba los movimientos captados en cámaras ocultas colocadas estratégicamente en varios puntos del puerto que daban al muelle.
— Nos vamos, tío. Espero que estés lo suficientemente listo como nosotros.
— Cómo si eso importara. Del modo que sea me arrastrarás con tu grupo. ¿El delincuente de mi hijo no va a caso con nosotros?
— El delincuente de tu hijo ya se encuentra en Puerto viejo desde hace horas. ¿Quién crees que hackeará el radar del barco mercante para que podamos robárnoslo sin que los puertos de conexión nos descubran?
— Me resulta increíble que digas eso con tanta despreocupación. Me queda más que claro que no tienen idea del laberinto sin salida en el que están metiéndose.
— Mmm… Tal vez tengas razón, pero tú que toda la vida has tenido un fuerte vínculo con el experto asesino y delincuente que ha sido tu hermano, lo sabes todo, por lo tanto te encargarás de guiarnos y aconsejarnos como corresponde.
Negando con la cabeza ante aquellas palabras de su sobrino, Najib Majewski prefirió callar.
— ¿Han podido percibir movimientos raros? (cambio) —preguntó Waldo—
— (Negativo) Todo se encuentra en silencio y en aparente orden.
— Los hombres de Wieber han estado monitoreando el lugar desde hace días, por lo tanto dudo mucho que bajen la guardia —habló Akins— Manténganse en alerta constante.
— ¿Los hombres de Wieber, dices? Esos son los hombres de tu padre, Akins. Hombres que conocen todos los puertos de todo el Mediterráneo como las palmas de sus manos, por lo tanto no sé lo que harán tu y tu grupo para poder robar ese barco con cargamento ilegal.
Sin replicar aquellas palabras de su tío, el chico optó porque finalmente abandonaran la terraza del hotel. Bajaron hasta el estacionamiento y aguardaron dentro del furgón. Media hora más tarde recibieron la esperada señal del primer grupo para partir hasta Puerto viejo.
ELEMENT YOGA – ESSEN
— ¿Señorita Majewski?
— Maestro Chung, ayúdeme, por favor. Usted es el único que puede hacerlo.
Pese a que la paz y la tranquilidad siempre caracterizaban al maestro Soo Chung Hee, no pudo evitar sentir desconcierto al empezar a ver a la joven empapada en llanto y pidiéndole ayuda ante su puerta.
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Editado: 08.11.2024