AEROPUERTO INTERNACIONAL DE DORTMUND
Prestos para partir rumbo a Chipre, se encontraba el ex agente Einar Steen junto a Bojdan y un último grupo de hombres que lo acompañarían a la isla. El 90% de hombres ya se encontraba desde hacía semanas, sentando bases en grupos pequeños en puntos estratégicos de Puerto Nuevo, que era el lugar donde atracaría el gran barco de cargas, por lo que le era improbable siquiera temer de que el operativo pudiera salir mal.
Al tratarse de un barco de cargas de gran porte, no cabía la posibilidad de que atracara en puerto viejo por lo que todas las pequeñas bases formadas por orden del de ex agente se centraron inicialmente en puerto nuevo.
Proveniente de Bulgaria atracaría en Puerto Nuevo, Limassol, con todas las armas de contrabando comercializadas desde Ucr@ni4, y ese momento sería finalmente aquel que Einar Steen había esperado durante años. Ejecutar el operativo en el cual caería una de las organizaciones clandestinas más grandes de todo el mediterráneo. El Imperio Hasnan, camuflado ya desde hacía varios años bajo la falsa firma de ‘Bahar Malak’, y dentro del cual operaban distintos clanes y grupos mafiosos en toda Eurasia.
— ¿Has recibido reportes más recientes? —preguntó a uno de sus hombres el ex agente—
— Ninguno, señor. A excepción del caso en particular mencionado en horas de la madrugada acerca del helicóptero que todos los hombres oyeron, sin embargo, no apareció en los radares de larga distancia. Únicamente en el radar de corta frecuencia para los alrededores.
— Esa información no me ha dejado dormir en toda la noche.
— Si no apareció en ninguno de los radares de larga distancia —habló Bojdan— significa que utilizaron algún tipo de tecnología para pasar desapercibidos al ingresar a territorio chipriota.
— No me gusta para nada esa historia. Necesito más información al respecto porque si en verdad la intención de aquel helicóptero era pasar desapercibido en territorio chipriota, no ha de tratarse de nada bueno. Y que suceda a un día del gran desembarque no puede ser una simple casualidad.
— Desde antes del amanecer, los hombres se encuentran merodeando los muelles de Puerto viejo, señor. Ni bien tengan alguna novedad nos los comunicarán de inmediato.
PUERTO PRIVADO DE TAŞUCU – MERSİN
Con las tenues luces del alba, atracó finalmente en la provincia de Mersin el pequeño barco carguero que Akins y sus hombres habían raptado de Puerto viejo en Chipre. Con un aparente estado de intranquilidad, tanto el joven como su guardia principal, solo aguardaban el momento en que Ihsân los contenedores pudiese desbloquear.
— Eso no puede ser posible. Díganme qué demonios se supone que haremos si resulta que en verdad hay personas en uno de esos contenedores —decía un desesperado Najib Majewski—
— ¿Crees que sea posible que mantengas la calma, tío? Si eso es así, ya se nos ocurrirá alguna cosa. Lo importante es que si en verdad hay personas allí dentro, los socorramos de inmediato.
El joven Ihsân quien había hackeado todos los sistemas del barco, incluyendo las llaves de los contenedores, procedió finalmente a abrirlos, empezando del cual hasta hacía poco tiempo provenían golpes incesantes y desesperados.
Las puertas del contenedor que no medían más de diez pies de altura y profundidad, se abrieron de par en par. El panorama fue un golpe devastador, desesperante y cruel.
Palidecidos y consternados, todos quedaron observando.
— Son niños, jefe. Todos niños —susurró Waldo acercándose al joven Akins—
— ¿Qué se supone que haremos ahora? —prosiguió Ihsân—
Akins observó a su tío Najib aguardando a que, como médico, procediera a socorrerlos prontamente, sin embargo, el hombre, shockeado, con ojos humedecidos, no hacía más que observar.
Akins ordenó a sus hombres, incluyendo a Waldo, que ayudaran a bajar a todos del contenedor.
— ¿Pero a dónde los llevaremos, jefe? Estamos en un muelle.
— En un muelle privado, por lo tanto pueden llevar a todos a la caseta más próxima. Ordena a un par de hombres a que vayan hasta las tiendas más próximas por alimentos, agua, ropas y cobijas. Muévete, Waldo. Que sea rápido.
— Si, señor.
Akins volvió la mirada una vez más hacia su tío quien seguía en el mismo estado. Entonces decidió acercarse y hablarle.
— ¿Dime qué te sucede? ¿Por qué no te mueves, tío?
Najib Majewski no contestó. Dio vuelta y con raudos pasos a orillas del otro lado del muelle se dirigió. El chico, sumido en persistencia, lo siguió.
— Tío…
Retorcido por un repentino dolor de estómago, Najib, incesantemente vomitó.
— Son solo niños, pero no les importa. Yo lo era. Todos éramos pequeños —decía hundido en llanto con voz temblorosa, mientras Akins recordaba la cruel historia que en algún momento le había contado el viejo Simon Stewart con respecto al tráfico de personas y el abuso a niños en prostíbulos y burdeles como en los que su tío fue a parar en más de una ocasión por consentimiento de su propio padre, Abujamal Saqqad Hasnan—
— ¿Qué se supone que tenían olaneado hacer con esos pequeños?
— Lo averiguaremos. Tío, me pediste que confiara en ti y lo estoy haciendo. Llegamos hasta aquí gracias a ti. Y esos niños podrían estar a salvo también gracias a ti. Acabamos de salvar sus vidas de terribles pesadillas y debemos hacer que permanezcan a salvo. Acompáñame a socorrerlos, por favor.
Al cabo de unos minutos, y luego de intentar reponerse por completo, Najib Majewski accedió retornar y ver de qué manera ayudar a esos niños.
Tal y como el joven Akins había ordenado, Waldo y los demás hombres trasladaron a los pequeños hasta la caseta más próxima del puerto.
— Jefe, son tres niñas y 5 niños. Aparentemente las tres pequeñas son hermanas porque la más grande se niega rotundamente a soltar a las otras dos.
— Pues no intenten separarlas. Todos han de tener mucha hambre y mucha sed.
— Los hombres que envié por alimentos están en camino.
— Pues que primero se alimenten. Luego necesitarán un baño y cambiarse de ropa —dijo Najib— Tendré que hablar con la encargada de cuidar la casa para que nos permita ingresar. Algo muy grande tendré que inventar luego para explicarle todo esto a mi amigo.
— ¿A tu amigo o a su esposa? —irrumpió Ihsân deteniendo los pasos de su padre—
— A quien sea, Ihsân. A quien sea con tal salvar a esos niños.
— ¿Crees que sea posible que por una sola vez dejes de pelear con mi tío, Ihsân?
— ¿Sabes la casa de quién es esta?
— Dijo que es la casa de su amigo. Aunque a final de cuentas eso no me interesa.
— Pues a mí sí me interesa. Esta es la casa de su amante. La mujer con la que le ha sido infiel a mi madre durante muchos años.
— Mmm… No me digas.
— Te lo estoy diciendo.
— Ihsân, no hemos llegado hasta este punto para que empieces a relucir dramas familiares. De dramas estamos llenos todos, por lo tanto no tiene sentido alguno traerlos a la luz. En lo que ayudamos a esos niños, enviaré a otros dos hombres para que alquilen una casa en las afueras de esta provincia. Y alquilaremos también un furgón para que podamos trasladar todas las mercancías qué se encuentran en el segundo contenedor. ¿Ya lo revisaron?
Ihsân solo asentó.
— ¿Qué?
— Que ya abrí el segundo contenedor, pero no podría decirte la cantidad de cajas que hay allí dentro. Lo único que espero en verdad es que se trate de mercancías y no de partes humanas.
— No digas tonterías. Quédate a vigilar el lugar. Te prefiero junto al contenedor en lugar de estar discutiendo junto a tu padre a cada segundo.
— Pues también yo lo prefiero.
AEROPUERTO INTERNACIONAL DE LÁRNACA – CHIPRE
— Tengo a 20 hombres asentados en los principales puertos de Limassol desde hace semanas, pero resulta que absolutamente nadie tiene reportes de lo que ha sucedido anoche puerto viejo. ¿Restos de sangre y tres cadáveres a orillas de uno de los muelles?
— Señor, nuestros objetivos se centralizaron desde el inicio en Puerto nuevo porque las grandes cargar desembarcan allí y son trasladadas posteriormente hasta el puesto más pequeño. En este caso puerto viejo donde son finalmente comercializadas a los piratas pertenecientes a clanes o mafias. Y precisamente hay sospechas de que pequeños grupos mafiosos se encuentren involucrados en lo acontecido en puerto viejo está madrugada, no obstante no hay reporte de barco alguno que haya sido motivo de disputa. Las autoridades portuarias seguirán investigando a la par de nuestros hombres.
Furioso ante aquella extraña situación, el ex agente Steen no detuvo su marcha y subió al furgón que lo aguardaba y lo trasladaría inmediatamente hasta la base principal que habían instalado en Puerto nuevo.
PUERTO PRIVADO DE TAŞUCU – MERSİN
Todos bañados y mudados con ropa limpia, gracias al ama de llaves de la mansión de Taşucu que los acompañó para que se sintieran más confiados y cómodos, los niños pudieron finalmente comer y beber todo lo que los hombres de Akins habían traído únicamente para ellos.
— Todos se ven aparentemente sanos —dijo Najib Majewski luego de haber chequeado a cada uno de ellos— Un poco deshidratados, pero se recobrarán bastante rápido.
— ¿Dijeron algunas palabras?
— No hablan nuestro idioma, por lo tanto ni siquiera sabremos de dónde pudieran ser. Las pequeñas rubiecitas que parecen ser hermanas, quizás sean ucranianas. O tal vez todos sean búlgaros pues dices que ese barco carguero zarpó desde Bulgaria.
— Así fue. ¿Tienes una idea de sus edades?
— Los niños, entre 5 y 7 años al igual que una de las niñas. La más pequeña aparenta unos dos o tres años. Y la más grande unos 13 o 14 años aproximadamente.
Conmovido, Akins posó su mirada en las pequeñas, y de la nada, una sonrisa en forma de nostalgia se dibujó en su rostro.
— Averiguaré si tienen familia. Lo más probable es que sí lo tengan. De todas maneras de no ser así, me encargaré de que estén a salvo.
— ¿Se te ocurre alguna idea?
— Aun no, pero así será en cuanto oiga la voz de mi angelito.
El chico pegó una vuelta y abandonó la sala donde se encontraban todos, para marcar el número de Aurora. Deseaba hablar con ella y escuchar su voz si es que ya no seguía molesta con él.
Sin siquiera sospechar que Aurorita se había pasado el día entero pegada al teléfono móvil esperando de él una llamada, Akins marcó su número.
— ¿Karîm? ¿Cielo mío, cómo estás? Háblame. Dime qué estás bien.
Con la única intención de solo escuchar su voz, el chico decidió callar.
— ¿Por qué no me respondes? ¿Qué sucede? Amas tenerme muerta en vida. ¿Es eso? —la pequeña decía mientras Akins al otro lado del teléfono, sonreía—
— Lo que más amo en este mundo es escucharte. Amo todos los dramas de mi hermoso angelito. Dime. ¿Ya no estás molesta?
— No lo estaba.
— No mientas, Aurora. Lo estabas y me dijiste cosas muy feas.
Echándose a llorar desconsolada, la pequeña dejó de hablar.
— No te llamé para oírte llorar, Aurora. Deja de hacerlo, por favor.
— Sabes que jamás te odiaría. Tú eres y serás por siempre el amor de mi vida.
De nuevo un silencio se tornó en el chico. Esta vez, no por oír de su pequeña reina más palabras como esas, sino más bien por carecer de las mismas para complacerla.
— ¿Dime dónde estás, Karîm? ¿Cuando regresas?
— Regresaré pronto
— ¿Pronto?
— Regresaré en cuanto pueda. Debo colgar ahora.
— ¿Cuelgas sin decirme nada?
— Solo deseaba escucharte y saber que ya no estás molesta conmigo. Regresaré a casa lo más pronto que me sea posible, mi ángel. No quiero que te preocupes por mí.
— Eso es imposible.
— Aurora…
— Dime que también me amas y lo intentaré.
— Te amo como a nadie en este mundo, mi luz.
— ¡Oh, príncipe mío! Me has dejado feliz ahora —exclamó la pequeña borrando sus lágrimas con una sonrisa—
A pesar del corazón estrujado que Akins cargaba en su pecho, Aurora logró robarle una sonrisa, que a final de cuentas era lo único que necesitaba para continuar aquel horroroso día.
— Ahora sí debo colgar, pequeña. Volveré a llamarte luego.
— De acuerdo, cielo mío. Yo esperaré. Tschüss!
Unos metros atrás, Waldo estaba esperándolo para comunicarle que ya habían conseguido alquilar un furgón y que en unos minutos más también estaría disponible la casa dónde podrían resguardar toda la mercancía de uno de los contenedores hasta efectuar finalmente su comercialización.
El chico, aliviado asentó.
— Debemos sacar de aquí esas cargas cuanto antes, Waldo. Dar explicaciones con respecto a esos niños no será tan complicado como tener que darlas con respecto a esas mercancías si llegaran a descubrirlas.
Ambos se dirigieron inmediatamente hasta los contenedores donde los hombres ya solo aguardaban la orden de Akins para proceder con la descarga del segundo.
— Tuvieron que haber empezado ya. No hay tiempo que perder, y lo saben.
Mientras el traslado de las mercancías al furgón se llevaba a cabo, los hombres que habían sido enviados para conseguir una casa en las afueras de Taşucu, con buenas noticias llegaron. Uno de ellos quien había grabado el interior y los alrededores de la casa, se las enseñaba a Akins.
— La casa no es grande. Es la más normal de la zona y pasa completamente desapercibida. La misma cuenta con un garage para ingresar el furgón qué es lo único que importa, jefe
— ¡Excelente! Nos vamos entonces. Terminemos con esto de una vez.
— Las llaves, señor.
Akins tomó las llaves. Ihsân y los hombres terminaron de pasar las mercancías del segundo contenedor al furgón, dando la señal de que ya todo estaba listo para partir.
El jefe llamó al resto de sus hombres y se marcharon.
— ¿Se encargaron de no dejar rastros en el segundo contenedor?
— Todo quedó en orden —contestó Ihsân— Ante cualquier mala situación que pudiera surgir, en ambos contenedores no se encontraban más que esos pobres niños.
El joven Akins volvió a sentir un peso en el corazón recordando a esos pequeños, sin embargo sabía que momentáneamente se encontraban en buenas manos. Primero era necesario concretar la venta de toda aquella mercancía para luego centrarse únicamente en poder ayudarlos.
Ya en las afueras de Taşucu, en la casa alquilada y con las mercancías descargadas, Akins, su primo Ihsân y Waldo se dispusieron a revisar cada una de las cajas que se encontraban en uno de los contenedores. Todas contenían armamentos de alto calibre de todo tipo, tal y como ya lo habían sospechado, pues tratándose de negociaciones de contrabando con clanes, organizaciones clandestinas y mafias, no podía esperarse un cargamento distinto.
— No te precipites porque tenemos una sorpresa —habló el joven Ihsân descubriendo un cofre que había sido el primero en guardar en el furgón y el primero en volver a bajar con ayuda de un par de hombres—
El chico retiró por completo la carpa que cubría dicho cofre y Akins se acercó.
— Supongo que también sospechas de qué se trata —prosiguió esbozando una sonrisa—
— ¿Oro?
— Joyas, Akins. Muchas joyas —contestó Ihsân abriendo el cofre— con piedras preciosas de todo tipo.
Akins observó. Algunas estaban amontonadas en una esquina del cofre. Otras, sin embargo, ordenadas en pequeñas cajas y joyeros.
— ¿Los ves? Son diamantes, zafiros, rubíes, esmeraldas —proseguía mientras su primo tomaba algunas joyas de la esquina—
Las observó brevemente colocándolas de nuevo en su sitio y continuó con algunas cajas y joyeros. Todas pertenecían a conjuntos de joyas aparentemente de alto valor monetario.
— ¿Se tratan de joyas robadas?
— Desde luego. Todas probablemente saqueadas de museos o reliquias históricas familiares con el fin de vendérselas a coleccionistas que gustan operar en el mercado negro participando en subastas clandestinas y cosas por el estilo.
En el fondo del cofre yacía una caja muy particular que llamó la atención de Akins. Con gran curiosidad, entonces la tomó y la abrió.
Ante sus ojos relucía una majestuosa tiara en forma de corona con dos hileras de diamantes y 10 brillantes en medio, junto con otros diamantes pequeños conectados a piedras preciosas más grandes. En la punta, detalles enrollados, unidos por un motivo griego y con una gran perla al centro.
— “¿Sabes que mi papito Said le regalaba joyas muy bonitas y costosas a mi mamita? Y a mi hermana Gina Alicia le obsequió una tiara de diamantes el día de su boda con Michael. Ella me prometió qué podré usar la tiara el día que me case. Me verás como una auténtica reina cuando tú y yo nos casemos un día, Karîm”
El joven Akins, por unos segundos sonrió recordando aquel episodio con Aurora en Versalles, mientras observaba fijamente la tiara, pero la misma se desvaneció con brusquedad al ser consciente que ese deseo de su pequeña nunca sucedería.
De todos modos, nada ni nadie podía impedirle ver a su ángel, a su hermosa reina de París, luciendo como lo merece, una auténtica corona de diamantes. El cumpleaños número 18 de Aurora estaba cerca, y pensó entonces que nada le haría más feliz en el mundo que recibir como obsequio una valiosa y reluciente corona.
— Ni se te ocurra volver a pensar en lo que sospecho que estás pensando —irrumpió su primo Ihsân— Son joyas robadas, Akins. Eso significa que Aurorita jamás podría lucirlas.
— ¿Por qué no? Buscaré un buen joyero que trabaje para mí y pueda transformar todas las joyas que yo desee obsequiarle. Una reina como la que yo tengo, merece esta corona y mucho más.
— Estás loco. Muy loco en verdad.
— Estoy aquí por ella. ¿O es que acaso lo olvidaste? Me he arrastrado hasta aquí por la única razón de darle a Aurora toda la vida que ella se merece y a la cual está acostumbrada. Si yo quisiera derrumbar toda la mansión de Byfang y levantar un castillo para ella, también lo haría. Mi ángel solo tendría que pedírmelo.
Akins cerró con cuidado la caja que contenía la valiosa tiara y volvió a colocarla en su sitio cerrando también el cofre.
— Comercializaremos con todas las armas que se encuentran aquí y me quedaré con este cofre.
Ihsân negó con la cabeza.
— ¿Tienes una idea de cuántos millones de dólares se encuentran en este cofre? Podríamos ubicar todas estas joyas en el mercado negro en cuestión de segundos, Akins. Y tendríamos dinero suficiente para iniciar con el pie derecho nuestro propio clan.
— Tendremos el dinero suficiente para nuestro propio clan, Ihsân. De eso no debes preocuparte, pero acabo de decirte que solo comercializaremos con las armas, y no lo volveré a repetir. Quiero que tú y Waldo comiencen a contactar con los compradores, sin tiempo que perder. Debemos concretar este negocio de una vez por todas. Ustedes dos —prosiguió ordenando a dos de sus hombres— quiero que devuelvan este cofre al furgón y se queden allí custodiándolo en lo que retornamos a Taşucu.
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Editado: 01.12.2024