YENI/PROVINCIA DE MERSIN – TURQUÍA
Tras casi un día entero de espera que para Gregg Akins se hizo eterna, los corredores de armas con un grupo de compradores, hicieron en la casa alquilada, finalmente presencia.
Las distintas municiones, entre armas cortas, largas, de grueso calibre, entre otras como granadas y explosivos de gran impacto, se hallaban a la espera de concretar la venta. La transacción se encontraba a segundos se ser confirmada, y desde luego era el joven Ihsân, experto en transacciones tecnológicas, el encargado de confirmarla.
Con el ordenador portátil en mano confirmó finalmente la transacción, volteando la pantalla ante los ojos de Akins.
— US$ 10.000.000. Somos ricos, Akins. Con esto tenemos la base suficiente para formar nuestra propia organización. En muy poco tiempo seremos realmente imparables en toda Europa.
Sin emitir palabra alguna, el joven Akins volvió la mirada en dirección a los corredores de armas y sus compradores.
— Esta casa ha sido alquilada por 24 horas y el tiempo ha vencido, por lo tanto deben evacuar con sus mercancías lo antes posible —habló el joven rodeado de sus hombres, dando unos pasos hacia adelante— Mentiría si dijera que ha sido un honor hacer negocios con ustedes, sin embargo, los negocios son negocios.
— Pues espero que sea el primer negocio de muchos otros —replicó uno de los compradores—
— Desde luego que habrá más negocios —añadió Ihsân en lugar de su primo—
Los corredores de armas y sus compradores no tenían ni idea de quienes se trataba. ¿Miembros de alguna nueva organización clandestina? ¿Nuevos piratas de las principales costas quizás? En ese momento ya no lo sabrían, no obstante, no pasaría mucho tiempo para que de esos extraños personajes volvieran a tener noticias.
En una caravana de coches oscuros y blindados, Akins y sus hombres rumbo a la mansión de Taşucu regresaron. Allí más que cualquier otra cosa, al joven, solo aquellos niños del contenedor le importaban.
Al llegar, una muy elegante y amable mujer que claramente no se trataba del ama de llaves, recibió a toda la comitiva en la entrada de la mansión. Akins no tenía idea de quien se trataba, no obstante, por la manera tan cordial en la que se dirigió hacia su primo Ihsân y por la actitud tan contraria de éste, ya podía sospechar.
— Más vale que te comportes, Ihsân. No olvides que no estamos aquí para ningún tipo de berrinches infantiles —le advirtió Akins a su primo arrastrándolo hasta una sala—
— Contéstame una cosa.
— Mmm…
— ¿Qué hubieses hecho tú si descubrías a tu padre engañando con otra mujer a tu madre?
Poniendo los ojos en blanco, Akins respiró profundo antes de contestar.
— No sé lo que hubiese hecho, Ihsân, pero desde luego habría estado del lado de mi madre, siempre. Ahora quiero que hagas a un lado ese asunto porque tenemos otros realmente importantes que atender. Si esa mujer nos permitirá quedarnos aquí con esos niños hasta que resolvamos de dónde son y cómo mantenerlos a salvo hasta devolverlos con sus familias, tú vas a comportarte de buena manera. ¿Me entiendes? No tenemos otro lugar a donde ir. De hecho ya no podríamos ir a ningún lado con esos niños.
Enfurecido, Ihsân abandonó la sala con paradero desconocido dentro de aquella mansión. Akins también abandonó el lugar pero no lo siguió. Retornó hasta el recibidor de la mansión y cerca de la mujer se paró.
— Señora —exclamó el chico con respetuosa reverencia— Le agradezco que haya permitido que nos quedáramos aquí, más que nada por esos niños. Le prometo que solucionaremos está situación en la brevedad que nos sea posible.
— Mi nombre es Eyad —se presentó la mujer tendiéndole una mano—
El chico en verdad detestaba aquello, pero se había contaminado tanto en los últimos tres días, qué estrechar la mano de una extraña, más daño no le haría.
— ¿Eyad? ¿Ese de aquí?
— No… soy de Líbano, pero me casé y resido aquí desde hace muchos años.
— ¡Vaya!
— Tu tío ya me ha explicado la situación, por lo tanto no debes preocuparte. El hijo de Yasâr Hasnan puede tomarse todo el tiempo que sea necesario aquí en mi casa. Y lo que necesite solo debe pedirlo.
Akins asentó de buena manera a pesar de que no le había resultado nada agradables las últimas palabras de aquella mujer.
— En verdad te pareces tanto a tu padre —prosiguió la mujer acariciando una de sus mejillas— Yasâr era tan guapo a esta edad que tienes. Donde quiera que esté ha de sentirse muy orgulloso de ti.
— ¿Lo conoció?
— A él y a tu tío desde que éramos niños.
— Mmm… Y supongo que sabe que está muerto.
— Por supuesto. En mi vida podría olvidar aquella desdichada noticia.
La mujer se alejó con pasos lentos dirigiéndose hacia un corredor.
— Si necesitas alguna cosa solo pídelo —reiteró—
Akins nuevamente asentó y sin perder más ocasión, fue a buscar a su tío Najib para pedirle explicación.
En el comedor, el joven Ihsân se había refugiado. Allí pidió algo de comer pues en todo el día no había ingerido bocado. Por momentos quedó solo. Ni guardias ni servidumbres yacían a su lado.
Una de las niñas. La más pequeña de todas ingresó correteando al lugar. De sus hermanas más grandes parecía haber escapado. Ihsân la vio y segundos más tarde vio ingresar a la mayor.
La pequeña por todo el comedor corría y corría, y llamándola con insistencia, la hermana atraparla no podía.
— ¿Es rusa? —se preguntó Ihsân a sí mismo al oír a la joven llamando a su pequeña hermana—
El chico de inmediato se puso de pie y ayudó a la joven a detener a la niña.
— Ты очень озорная маленькая. (Eres una pequeña muy traviesa) —dijo Ihsân sosteniéndola entre sus brazos—
La joven, sorprendida al oír que aquel chico hablaba su mismo lenguaje, lo observó por unos instantes, luego intentó arrebatarle a su pequeña hermana.
— Как тебя зовут? (¿Cuál es tu nombre?)
La joven no contestó. Solo deseaba que aquel chico a la niña le entregara. Ihsân se la devolvió entonces. La joven cargó a su hermanita en brazos y se dirigió hasta la puerta con raudos pasos. Allí se detuvo. Dio una fugaz vuelta en dirección al chico y lo observó.
— Vasilisa… Vasilisa Zaytzeva —habló antes de marcharse—
— Vasilisa Zaytzeva? —se repitió el chico un par de veces para no olvidar—
Aún así tomó su teléfono móvil para poderlo anotar.
Por momentos quiso seguir a la joven para intentar hacerle más preguntas, sin embargo, no se le hizo prudente asustarla y prefirió aguardar otra ocasión para poder con un poco más de confianza interrogarla.
En una de las terrazas, Akins encontró a su tío y se acercó.
— ¿Dime por qué tenías que decirle a esa mujer quién era yo? ¿No se te ocurrió una peor idea que esa?
— Fue lo mejor que pudo habérseme ocurrido, de lo contrario no estaríamos aquí ahora teniendo que pensar en lo que haremos con esos niños desconocidos.
— ¿Esa mujer sabe que el engendro de tu hermano está vivo?
— Yasâr Hasnan es tu padre, te guste o no. Y si estás dónde estás en estos momentos es gracias a él.
— Mmm… Por supuesto. Del mismo modo que ustedes están donde están gracias al gran Abujamal Saqqad Hasnan. ¿Cierto?
— Me resulta increíble oír la cantidad de tonterías que pueden llegar a salir de ti cuando te invade el odio que sientes por tu padre. Puedes que tengas razón, Akins. Ni mi hermano ni yo estaríamos dónde estamos sin el gran Abujamal Saqqad Hasnan. Intentando componer cada día la vida deshecha que nos heredó ese hombre.
En esos instantes, Ihsân hizo presencia en la terraza con intenciones de contarle a Akins lo que acababa de descubrir acerca de las pequeñas del contenedor. En el fondo no le apetecía, sin embargo se acercó a pesar de ver a su padre que junto a él yacía.
— Tengo algo importante que decirte, pero preferiría que fuera a solas.
— ¿A solas, mocoso? ¿Quien demonios piensas que eres? —reaccionó su padre con empujones de manera inesperada— Me tienes realmente harto, Ihsân.
El chico también reaccionó, pero antes de que se agarraran a los golpes, Akins con ayuda de Waldo los alejó.
— Suéltame…
— Aléjalo de aquí Waldo.
— Debes solucionar todo esto de una vez por todas, Akins. Ya no quiero estar aquí. En todo caso déjame ir si ya no me necesitas —decía Najib Majewski mientras Waldo alejaba a Ihsân del lugar—
— Nos iremos pronto, tío. Solo necesito tener la certeza de que esos niños estarán bien en lo que averigüemos si tienen o no familia.
— Todos esos niños se ven muy bien cuidados. Muy probablemente son hijos de la mafia y en estos momentos se los busca incluso bajo mar y tierra. Si ese es el caso no te será nada difícil encontrar a sus familias
— Si ese es el caso, con mayor razón debemos mantenerlos a salvo. ¿No te parece? Imagínate que la mafia nos culpe de cosas que nosotros no hemos hecho.
— ¿Y que pretendes? No podríamos llevarlos con nosotros.
— Pero podemos hacer que un buen hogar los acoja aquí mismo hasta que sus respectivas familias vengan por ellos. Diremos que fueron rescatados en uno de los puertos y que fueron trasladados hasta aquí. Pagaré un buen hogar de infantes que los proteja hasta que se solucionen las cosas.
— Has eso entonces, sin tiempo que perder porque no me resulta nada agradable tener contacto con gente de la mafia.
— Lo haré
Akins se dispuso a abandonar la terraza, con su tío siguiéndolo desde atrás, pero Waldo detuvo sus pasos al bajar las escaleras.
— Jefe, tengo algo que contarle —susurró observando de reojos a Najib Majewski— Es importante.
— Por supuesto. Tú también me dirás que los deje solos. ¿Cierto, Waldo?
— Habla, Waldo. ¿De qué se trata?
— Me ha llegado información de Puerto Nuevo, señor.
— Mmm…
— Dabir Kazım está muerto.
Más sorprendido Najib que su propio sobrino ante aquella noticia, volteó a observarlo.
— ¿Dabir Kazım está muerto? —susurró para sí mismo Ihsân quien oculto desde uno de los pilares del corredor, todo lo oía— Si eso es verdad, significa que está vez ya nada impedirá que Akins ocupe finalmente el lugar que le corresponde como único y verdadero heredero de todo el Imperio Hasnan.
Ihsân esbozó una tenue sonrisa que prontamente volvió a borrarse de su rostro tras ponerse a pensar detenidamente. Con aquella noticia, más con todo el dinero que acababa de recibir por la venta de las mercancías, más todas las joyas de contrabando con la que había decidido quedarse. Akins en tan solo cuestión de horas acababa de convertirse en uno de los hombres más poderosos no solo de todo el mediterráneo sino también de gran parte de toda Europa.
En esos instantes pensó en la chica. Específicamente en el apellido que le había dicho Vasilisa. Vasilisa Zaytzeva.
— Si los cargamentos de los contenedores tenían algún tipo de relación con la mafia rusa, esas pequeñas no pueden ser comunes y corrientes.
Sin que nadie lo viera, Ihsân se dirigió hasta la habitación donde se encontraban las pequeñas, intentando no alarmarlas con su presencia. Llamó a la puerta e ingresó pidiéndole a la mayor si podían conversar un poco.
Para sorpresa del chico, la jovencita, lejos de alarmarse, le sonrió aceptando su petición.
— Ты поможешь нам вернуться к нашим родителям? (¿Nos ayudarás a volver con nuestros padres?)
Devolviéndole la sonrisa, Ihsân le prometió que así sería.
— Чтобы помочь тебе, мне нужно, чтобы ты сказал мне имена своих родителей. (Para poder ayudarte necesito que me digas los nombres de tus padres)
— Pavel Zaytzev y Dasha Zaytzeva. Моих родителей ранили, и я не знаю, живы ли они. Можешь найти моего дедушку и попросить его прийти за нами? (Hirieron a mis padres y no sé si están vivos. ¿Puedes buscar a mi abuelo y pedirle que venga por nosotras?) —decía hundida en llanto—
Ya con un nudo en la garganta ante las respuestas que acababa de recibir, el chico asentó preguntando por simple inercia el nombre de su abuelo, a lo que la jovencita le respondió.
— Анатолий Зайцев твой дедушка? (¿Anatoly Zaytzev es tu abuelo?)
La jovencita asentó preguntándole al chico si podría concederle aquella petición. Ihsân le contestó que así sería. Que no se preocupara ni por ella ni por sus pequeñas hermanas, pues nada malo les sucedería.
— Ты мне это обещаешь? (¿Me lo prometes?)
— Я тебе это обещаю. (Te lo prometo)
Ihsân le prometió que así sería, entonces la pequeña, secando sus lágrimas, con una tenue sonrisa le dio un beso en la mejilla.
El chico oyó que su primo Akins lo llamaba, por lo que se dispuso en abandonar la habitación de las niñas prometiéndole a Vasilisa que más tarde a hablar volverían.
— ¿Qué es eso que tenías que decirme?
— Lo olvidé —contestó encogiéndose de hombros—
— ¿Lo olvidaste? Espero entonces que no haya sido algo importante. Necesito que me ayudes a poder entender el idioma de esos niños para saber de qué manera poder ayudarlos.
— ¿Qué te ayude? ¿Me has visto la cara de políglota o qué?
— No juegues conmigo, Ihsân. Sabes muy bien porque estoy pidiéndote ayuda. Entiendes mucho mejor que yo acerca de tecnologías, y debe haber alguna manera de entender lo que esos niños dicen.
— Tal vez
— ¿Tal vez?
— Veré que puedo hacer al respecto. ¿De acuerdo?
— Lo verás en este mismo instante porque necesito solucionar este tema cuanto antes para que podamos regresar a casa.
Akins se alejó con intenciones de ir a ver a los niños e intentar comunicarse con ellos con la esperanza de poder descubrir alguna cosa a pesar de que ya sabía que no comprendía ni media palabra de lo que decían.
Najib Majewski a quien ya ni siquiera le daban ganas de compartir el mismo espacio que su hijo, también se marchó del lugar, pero a Ihsân a quien nada le importaba más en esos momentos que lo que le había comentado la joven Vasilisa, se dirigió hasta una de las salas. Allí tomó asiento donde nadie lo molestara y se puso a buscar en el teléfono móvil, informaciones referentes a Anatoly Zaytzev y su familia.
Quién era aquel personaje ya lo tenía muy claro, sin embargo prefirió indagar un poco más a fondo antes de tomar alguna acción que mejor le favoreciera.
Pavel Zaytzev, hijo de Anatoly Zaytzev, un reconocido empresario moscovita que durante décadas ha sido vinculado a la mafia y al crimen organizado de Rusia, con tentáculos poderosos en toda Eurasia, ha sufrido un atentado en la región de Orhei, al norte de la capital Moldava de Chisináu, en el que perdió la vida. Pavel Zaytzev que se dirigía con su esposa, hijas y sobrinos a un acontecimiento familiar, fueron emboscados en la carretera.
Si bien las autoridades han intentado informar con cautela acerca de los hechos y las investigaciones, el Comité de Investigación de Rusia (СКР) en colaboración con la Interpol, han dado alerta internacional acerca de la desaparición de 8 personas durante el atentado. Tres niñas y 5 niños. Las 3 niñas, hijas de Pavel Zaytzev y Dasha Zaytzeva quien resultó con heridas grabes durante la emboscada y se encuentra luchando por su vida actualmente en un hospital de Moscú donde fue trasladada un par de días posteriores al atentado. Los cinco niños, sobrinos de la mujer se dirigían con la familia Zaytzev rumbo a una boda que debía celebrarse aquel mismo día.
En paralelo a los esfuerzos del Comité de Investigación de Rusia (СКР) y la Interpol, por dar con el paradero de los 8 menores, el magnate Anatoly Zaytzev ofrece una millonaria recompensa por información precisa acerca del paradero de sus nietas y de los cinco pequeños raptados junto con ellas.
— Todos esos niños son una auténtica mina de oro —se decía a sí mismo el joven Ihsân poniéndose de pie luego de leer la información—
Sus intenciones estaban echadas para ese momento, y pensó al instante en lo bien que había hecho en no contárselo a su primo Akins.
— Seré yo quien contacte con Anatoly Zaytzev para darle información certera acerca del paradero de sus nietas y de esos cinco niños. Y desde luego seré yo quién cobre esa millonaria recompensa que mencionan en las noticias. Aunque claro, todo podía ser incluso mucho mejor que eso —proseguía pensando en la joven y preciosa Vasilisa Zaytzeva—
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Editado: 10.01.2025