TAŞUCU – MERSIN (UN DÍA DESPUÉS)
Con la boca seca y con el pecho oprimido, Gregg Akins abandonó la cama a primeras horas de la mañana. Poniéndose de pie, pensaba solo en Aurorita. Bebió un baso con agua y prontamente se dispuso a llamarla.
Su ángel no contestaba y diciendo que quizás aún estaba dormida fue a darse una ducha. Se alistó y antes de bajar volvió a marcar, pero quien contestó fue su prima Amalie, no su hermana.
— ¿Por qué contestas tú el teléfono de Aurorita? ¿Dónde está ella?
— Ella no quiere hablar contigo, Karîm.
— ¿Y eso por qué? —preguntó respirando profundo— ¿Por qué razón se molestó esta vez? Pásamela Amalie. Te digo que quiero hablar con ella.
— Y yo acabo de decirte que no quiere hablar contigo. Dime una cosa, Karîm. ¿El cabeza de cholito de mi hermano está contigo?
— Eso a ti qué te importa. ¿Dime por qué Aurora no quiere hablar conmigo?
— Mmm… Por supuesto que está contigo. ¿Sabes lo que hizo? Le envío a Aurorita un par de fotografías tuyas hablando con una señorita.
— ¿De qué demonios hablas?
Sin colgar la llamada, Amalie reenvió a Akins las fotos que Aurora había recibido por parte de Ihsân. El joven las abrió de inmediato.
— ¿Qué es esto?
— ¿Karîm, en verdad ella es tu novia?
— No digas tonterías.
— ¿Tonterías por qué? Todos los chicos de tu edad ya tienen una. Incluso ya van a vivir juntos y así. Sin tiempo que perder.
Intentando ignorar las palabras de su prima que le resultaban auténticos disparates, Akins observaba las fotografías.
— Conoces de sobra los dramas de Aurora. Se siente devastada porque piensa que la chica de las fotografías es tu novia. Dice que no te lo perdonará ni en esta ni en otra vida y que solo desea lanzarse a las aguas del Rin.
— Juro que está vez sí acabaré con Ihsân. Le arrancaré la cabeza con mis propias manos
— Hazlo, Karîm, tienes mi absoluta aprobación.
— Amalie, no dejes sola a Aurorita. Por favor, habla con ella y dile que esa chica no es nada mío. Que no cree historias inexistentes en su cabeza. Que terminaré mis asuntos pendientes y regresaré a casa.
Enfurecido, colgó la llamada y bajó con gran prisa en busca de Ihsân, dispuesto a averiguar a como diera lugar que planeaba a sus espaldas.
— Señor…
— Ahora no, Waldo. ¿Dónde se metió ese delincuente? Ayúdame a buscarlo y si lo encuentras antes que yo, lo arrastras hasta mí —vociferó aquella orden que resonó en gran parte de la mansión mientras bajaba las escaleras—
En medio mismo del gran recibidor, la presencia de una mujer elegante y esbelta que irradiaba con ímpetu su presencia, volteó en dirección al chico retirándose sus gafas oscuras.
— ¿Diabla? ¿Qué demonios haces aquí?
— No vuelvas a llamarme de ese modo y mucho menos a exigirme explicaciones —advirtió mirándolo fijamente a los ojos sin una sola gota de intimidación sujetando la mano de su hermano— ¿Por qué estás tan alterado? Apuesto a que ni siquiera has tomado tus medicinas.
— Déjame en paz
Akins intentó zafar su mano de la de su hermana, sin embargo, Gina Alicia lo sujetó también de la otra jalándolo hasta tenerlo cara a cara.
— En este mismo momento te calmas porque si no lo haces, le ordeno al piloto que lleve de regreso el helicóptero que traje para ti. Aún se encuentra dentro por lo que no le costará nada retomar el vuelo. Te calmas, okay?
La mujer soltó con brusquedad las manos de su hermano. Eyad, la dueña de la mansión de Taşucu hizo presencia para recibir a la recién llegada. Con gran cordialidad y alegría, la misma, había recibido a Gina Alicia como si la conociera de toda la vida.
— Algo muy bueno tuve que haber hecho este año para recibir la grata visita de los hijos de Yasâr —exclamó la mujer acercándose a Gina Alicia para saludarla—
Gina, a la mujer no conocía, sin embargo en Eyad la misma actitud no se percibía.
— Mi nombre es Eyad
— ¿Eyad?
— Eyad Yelekoğlu —decía la mujer tendiéndole una mano— Sé que no me conoces, pero yo conozco a todos los hijos de Yasâr.
— ¿A todos? ¿Incluyendo a mi hermano?
— Por supuesto
— Mmm… Ya veo. Eso quiere decir que mi padre y usted estuvieron contacto siempre.
La mujer asentó
— Permítame agradecerle por haber recibido a mi hermano aquí en su casa. A él y a toda su gente, de hecho.
— Todos son y serán siempre más que bienvenidos. Mi esposo y yo vivimos en Ankara y está es nuestra residencia de verano, pero ni bien tú tío llamó a Enis, mi esposo, puso a disposición la mansión. Posteriormente me encargó a que viniera a recibirlos.
— ¿Mi tío dice? —volvió a preguntar Gina Alicia volteando a ver a su hermano quien en ese preciso instante susurraba cosas con Waldo—
— Tu tío Hussayn. Él está aquí.
— ¡Vaya! De eso no tenía idea
Gina volvió a jalar a su hermano acercándolo a ella.
— Una vez más le agradezco por recibirnos en su casa y por permitir el aterrizaje del helicóptero en su pista. Le prometo que nos iremos pronto para no causar más molestias.
— ¿Pero qué dices? Acabo de decirte que todos los hijos de Yasâr son y serán siempre bienvenidos. No me imagino yo cerrándole las puertas a su ángel, a su jefa monarca. La luz que guio gran parte de su camino.
Sin soltar a su hermano para que no fuera a ningún lado, Gina sintió el corazón estremecido.
— ¿Cómo sabe tanto esta mujer? —se dijo a sí misma— Incluso mencionó los viejos nombres de mi papá y de mi tío.
Eyad no le caía mal, sin embargo la dejaba muy intrigada y desconcertada con cada palabra que de sus labios emanaba.
— ¿Su ángel? —susurró Akins echándose a reír—
Por tercera ocasión Gina jaló a su hermano.
— Nosotros debemos volver cuanto antes a Alemania, señora Eyad. Tenemos responsabilidades pendientes allá.
— Me lo imagino. Pues tómense su tiempo para resolver sus asuntos antes de marcharse. Yo para nada voy a inmiscuirme. Es más, debo salir ahora. No me demoraré.
La mujer se despidió de ambos y se marchó. Akins no perdió ocasión en zafarse a tirones de su hermana.
— No vuelvas a tratarme de este modo. ¿Piensas que soy un niño?
— Eres mucho peor que un niño, Akins. Estoy aquí por ti. Porque quedé muy preocupada con aquello que me dijiste.
— Pues no era necesario que vinieras y mucho menos que te preocuparas. Solo te pedí un maldito helicóptero.
— ¿Por qué te cuesta tanto aceptar que me preocupo por ti porque te amo? He deseado siempre un hermanito y no me importa que Dios te haya puesto tarde en mi vida. Te amo y te protegeré con mi vida entera. No permitiré que nada malo te suceda.
— ¿Dios dices? Dios nada tiene que ver con que no hayas estado conmigo siempre. Fue por causa de ese padre que tanto idolatras.
— Okay… No discutamos más. No tiene sentido que lo hagamos. Mejor cuéntame porque estabas tan molesto.
— Mmm… gracias por recordarme que debo arrancarle la cabeza Ihsân con mis propias manos.
— Espera… ¿Qué fue lo que sucedió?
— Suéltame diabla.
— No lo haré.
— Ya no sé que hacer para contentarla. Para verla feliz —decía intentando frenar su llanto abrazando a su hermana— Siento que todo es inútil porque nunca se acostumbrará a la idea. De todos modos lo intento una y otra vez, y cuándo creo que estoy a punto de lograrlo, sucede alguna cosa. El imbécil de Ihsân lo arruinó todo. Yo acabaré con ese delincuente.
Gina Alicia corrió tras su hermano. Esta vez ya no pudo atajarlo. Durante el trayecto, Akins se topó con Waldo.
— Dime dónde está.
— Jefe, no lo encuentro por ningún lado.
— Yo sí voy a encontrarlo.
— Akins…
— Jefe, la chica. La mayor de las hermanas tampoco está.
— ¿Qué dices?
— ¿Chica? ¿De qué chica hablan? Waldo…
— Señora, —hablaba el guardia mientras ambos seguían los raudos pasos de Akins quién no se detenía— rescatamos a unos niños que habían sido secuestrados. Tres niñas y cinco niños.
— ¿Qué?
— La señorita quien es la mayor de las hermanas e Ihsân no están por ningún lado.
Una fila de coches negros y blindados ingresó a la mansión y prontamente Akins fue avisado por sus hombres quienes se encontraban custodiando.
El chico observó a través de una de las ventanas frontales de la casa. Gina y Waldo hicieron lo mismo. Como una docena de guardias descendieron de sus respectivos coches, rodeando el coche principal del cual descendieron 4 personas.
— ¿Quiénes son esas personas, Waldo? ¿Tendrá la dueña de la casa algo que ver?
— No puede ser —exclamó Gina Alicia entre susurros—
— ¿Qué sucede, diabla? ¿Acaso conoces a esas personas?
— Anatoli Zaytzev —irrumpió Waldo contestando por la mujer— Es un empresario ruso muy poderoso que está vinculado a Solntsevskaya. Una de las mafias organizadas más poderosas de Moscú que se encuentra esparcida por toda Eurasia.
Akins volteó de inmediato para observar a su hermana.
— ¿Acaso tú los trajiste, diabla? ¿Estás involucrada con La Mafia?
— No digas tonterías
— ¿Por qué actuaste entonces como sí los conocieras?
— Porque sí los conozco. ¿Se te olvida acaso quién era yo antes de que Dabir Kazım me arrebatara todo el poder de Bahar Malak? Era yo la jefa absoluta de todo el mediterráneo —decía con esos gestos de grandeza que la caracterizaban—
— Mmm… ahora ya no tengo dudas del mal ejemplo de soberbia que le has dado a mi angelito —proseguía el chico observando a su hermana mayor— Aurorita actúa idéntica a ti.
Akins devolvió la mirada en dirección a la ventana, y por último, vio descender de uno de los coches a su primo Ihsân acompañado de la joven Vasilisa.
Perdido en sí mismo como alma que lleva el diablo, Akins abandonó el interior de la mansión.
— Voy a acabar contigo maldito traidor —vociferó— Despídete de esa cabeza.
Todos los hombres de Anatoli Zaytzev rodearon a Ihsân y a la joven Vasilisa, apuntando a Akins con sus respectivas armas.
— Не смейте. (No se atrevan) —salió Gina Alicia con gran ímpetu rodeada de todos los hombres de Akins quienes también desenfundaron sus armas— Если кто-то из вас осмелится выстрелить в нынешнего и единственного наследника всей Империи Хаснан, сына Ясара Хаснана, моего брата, у вас будут очень серьезные проблемы. (Como uno de ustedes ose en disparar contra el actual y único heredero de todo el Imperio Hasnan. Hijo de Yasâr Hasnan. Mi hermano, tendrá muy serios problemas).
El hombre que había descendido junto a Anatoli Zaytzev y a las otras dos personas, observó fijamente a Gina Alicia, levantó una mano y ordenó de inmediato a todos sus hombres que bajaran sus armas.
— Но какую благодарность только что получили мои глаза? (¿Pero qué gratitud acaban de recibir mis ojos?)
— Grigori —exclamó Gina Alicia que parecía haber hechizado por completo al hombre que la observaba—
— Я хочу, чтобы ты приказал своим людям не сметь поднять ни палец против моего брата. (Quiero que ordenes a tus hombres que no se atrevan a mover un solo dedo en contra de mi hermano).
— Я уже это сделал, но сделаю снова ради тебя тысячу раз. (Ya lo hice, pero lo volveré a hacer por ti una y mil veces) —habló el hombre besando su mano—
Posteriormente elevó de nuevo la misma orden. Anatoli Zaytzev y las dos personas se acercaron a ambos. Mientras que Akins, aun rodeado por los hombres de Zaytzev, con profundo odio observó de reojos a su primo Ihsân de quien se alejó para dirigirse hasta su hermana.
— Me dijiste que nunca te habías involucrado con la mafia, diabla, pero resulta que conoces a estas personas y hablas ruso —susurraba el chico mientras Anatoli Zaytzev saludaba a Gina Alicia—
— Nunca me involucré con la mafia, y si hablo ruso es porque viví dos años en Rusia. Que no se te olvide que soy una artista, hermanito. Formé parte tanto del Bolshói de Moscú como del Ballet Nacional de San Petersburgo. Ahora te calmas y te comportas porque acabo de decirle a estas personas quién eres.
Anatoli Zaytzev, extrañado al igual que las dos personas que lo acompañaban no así Grigori quién tenía la mirada embelesada, observaron a la mujer y al joven. A Gina Alicia, Anatoli ya la conocía, tenía perfecto conocimiento de quién era hija, no obstante, saber de la existencia de aquel chico le resultaba una absoluta sorpresa. No había llegado a sus oídos que Yasâr Hasnan tuviera un hijo y mucho menos que en sucederlo era actualmente el elegido.
Conocía sí de sobra las malas estrategias de Dabir Kazım no solo en el mediterráneo sino en Europa. Por sobre todo cuando había decidido dar la espalda a Ru$ia en cuestiones de logísticas de exportación del lado asiático para prestar puertos a otras organizaciones como las de Ucr4ni4.
Por su parte, Ihsân Majewski, quien en ningún momento bajó la cabeza, y que de manera silenciosa sus propios planes había llevado a cabo tras haberse ganado por completo la confianza de la mayor de las hermanas Zaytzeva, quedó desagradablemente sorprendido al encontrarse a Gina Alicia en la mansión de Taşucu.
Ni por asomo había manejado aquella posibilidad, no obstante, no avizoraba inconveniente alguno ante lo que ya había logrado conseguir. Cumplirle a la joven Vasilisa la promesa de traer a su abuelo.
Allí se encontraba Anatoli Zaytzev para buscarlas a ellas al igual que a sus primos, y eso sin duda no solo le aseguraba lealtad y gratitud eterna por parte del clan, sino también la gran recompensa prometida por información certera con respecto a los niños.
Tuvo maniobras riesgosas, es verdad, como la mala jugada hecha para que Akins se mantuviese distraído con Aurora, respecto a las fotos enviadas a la misma. Sabía que aquello no le caería nada bien a su prima y que prontamente su malestar, sus berrinches y reclamos a Akins llegarían.
Así obtuvo el tiempo que requería y acabó consiguiendo aquello que se proponía.
Cuando las tensiones parecían haberse calmado, pactaron entre todos una reunión dentro de la mansión de modo a poder conversar más tranquilos y formalmente. Tanto Anatoli Zaytzev como sus dos acompañantes quienes resultaron ser padres de los niños, estaban ansiosos.
Gina Alicia quien hasta ese momento desconocía la historia de los niños secuestrados tras el asesinato de Pavel Zaytzev, quedó horrorizada, pero feliz a su vez de que todos esos niños retornarían con sus familias a sus respectivas casas.
Akins, quien se sentía al borde del colapso, era consiente de que debía intentar mantener el control de sí mismo del modo que sea. Observaba a Anatoli Zaytzev quien no hacía otra cosa que desbordar gratitud hacia todas las personas que habían mantenido a salvo y en resguardo a sus nietas y a los demás niños, Gratitud por sobre todo hacia Ihsân quien había sido el encargado de contactarlos.
Por dentro, su sangre hirviente parecía causar estragos en él, por sobre todo, recordando las recientes palabras que su tío Najib le había dicho.
— ‘Si yo fuera tu, no confiaría nada en ese chico, Akins. Te recomiendo que tengas mucho cuidado y procures estar al pendiente de cada paso que de’
‘Si todos estos niños resultan ser lo que sospecho, el clan tendrá una gratitud y lealtad muy grande hacia ti por devolverles sanos y salvos. En pocas palabras, te convertirás en parte importante de ellos y estarán siempre allí para lo que necesites’
‘Nunca será nada bueno tener vínculos con la mafia por muy buenas que hayan sido las razones’
Definitivamente, Akins no deseaba vínculo alguno con la mafia pese a que quizás pudiera necesitar de la misma alguna vez. En aquel mundo donde transitaba y en aquellas aguas en las que comenzaría a sucumbir por completo, nunca podría descartar favores que de aquel clan pudiera recibir.
Observó a las niñas más pequeñas, felices abrazando a su abuelo, al igual que a los niños abrazando a sus padres, y aquellas escenas, sin duda alguna llenaban su corazón de consuelo. Consuelo que se rompía cuando posar los ojos en su primo, volvía.
Notó algo extraño. La mayor de las hermanas en lugar de estar junto a su abuelo y a sus hermanas, de Ihsân no se apartaba.
— Sé muy bien lo que pretendes, Ihsân. —se decía a sí mismo— Tus intenciones van mucho más allá de obtener la recompensa por estos niños. Entonces, voy a darte el gusto para que a su vez, tú a tu padre, por involucrarte con la mafia, acabes dándole el peor de los disgustos.
Akins se puso bruscamente de pie, y alertada, Gina Alicia lo hizo también.
— Diabla, necesito que traduzcas unas cuantas palabras para mí.
— ¿Ah si? ¿Qué palabras son esas?
— Tu solo hazlo, y no te atrevas a cambiar una sola letra de lo que digo.
A pesar del temor que le corrió por la nuca pensando en las cosas que pudiera decir su hermano, Gina Alicia decidió confiar, acatando su orden de inmediato.
— Dije que no volvería a Alemania hasta ver la felicidad de estos niños retornando con sus familias, y me alegra mucho que así sea —decía mientras su hermana Gina Alicia todo lo traducía— Ha sido un esfuerzo en equipo, sin embargo, debo admitir que si no hubiese sido por mi primo Ihsân, poco o nada hubiésemos logrado. Fue él quien logró desbloquear los contenedores donde encontramos a los niños, y fue él quien a final de cuentas, logró comunicarse con la señorita —proseguía apuntando en dirección a la joven Vasilisa— No tenía idea de que mi primo hablara ruso, pero me alegra que haya sido de ese modo. Lo único importante es que gracias a ese importante detalle, las niñas y los pequeños tienen un final feliz. Entrego todo el mérito y reconocimiento a mi primo Ihsân, pues se lo merece, y desde ya, les pido disculpas por mi actitud de hace un rato. Me sentía un poco alterado por otras cuestiones —continuaba, observando a Ihsân quien provocativamente esbozaba en su rostro una sarcástica sonrisa— y me dejé llevar.
Najib Majewski, quien no se encontraba en la mansión y llegó en plena conversación, todo lo había escuchado, oculto del otro lado.
Al culminar las palabras de su sobrino y de Gina la última traducción, finalmente con pasos lentos a la sala ingresó.
Detenidamente observó a cada uno de los presentes. A todos ellos, posando por último, los ojos en su hijo Ihsân, a quien tenía parado sin titubeos, frente a frente.
— Bienvenido a la reunión, padre. Solo faltabas tu, pero como podrás ver, no fue necesario esperarte. ¿Puedo saber dónde estabas?
— Dónde haya estado no es de tu incumbencia.
— Déjame adivinar. Estabas revolcándote en algún rincón de esta mansión, con tu amante.
Por más que lo intentaba, las palabras para enfrentar a su hijo, siempre se le escapaban. ¿Entonces que le quedaba?
Najib Majewski volvió a observar de reojos a su entorno, y con toda aquella rabia durante años acumulada, acabó callando a su hijo con una resonante bofetada.
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Editado: 10.01.2025