La Voz De Un Sendero Entre Las Hojas

PARA EL DÍA DE TU CUMPLEAÑOS

ESSEN – ALEMANIA (AL DÍA SIGUIENTE)
Antes de conversar con Said Majewski a su retorno del operativo en Chipre, el ex agente Steen decidió primeramente reunirse con el fiscal Lutič. En vista de las circunstancias, tanto nuevas como viejas que les impedía actuar de manera correcta, Steen necesitaba llegar a un acuerdo con el fiscal. Acuerdo en el que ambos se verían beneficiados desde sus respectivas posiciones, intentando hacer un poco de justicia.
— Es necesario que entienda un par de cosas, fiscal Lutič. Yasâr Hasnan (Said Majewski) hace mucho tiempo dejó de ser un peligro para la justicia, y diciéndole esto no quiero que lo interprete como si lo estuviese defendiendo. El hombre está vivo de puro milagro y en los últimos años se ha dedicado únicamente a velar por su familia desde la clandestinidad. Por sobre todo se ha encargado de velar por ese hijo demente que tiene. Con la muerte de Dabir Kazım, el único y verdadero peligro que tenemos ahora se llama Gregg Akins Majewski.
— ¿Y que le hace suponer, Wieber que a partir de la muerte de Dabir Kazım, Yasâr Hasnan no comenzará a solapar todas las fechorías de su hijo? Es más. ¿Qué le hace pensar que no unirán fuerzas para resurgir lo que alguna vez fue el gran Imperio Hasnan?
— Ya le había dejado claro que eso es imposible. Akins odia mucho a su padre. Tanto que todo lo que está haciendo es precisamente para vengarse de él. Escuche… Para Yasâr no será nada agradable enterarse que Dabir Kazım murió durante el operativo y que no pudimos decomisar los cargamentos ilegales porque su preciado hijo secuestró en Puerto viejo el barco con los contenedores. Una vez más por causa de Gregg Akins no solo me he quedado como un fracasado con las manos vacías, sino que le entregué en charola de plata absolutamente todo el poder matando a Dabir Kazım.
— Bueno, al menos tiene como consuelo el hecho de haber capturado a rehenes verdaderamente valiosos. ¿Qué planes tiene en mente a partir de ahora, Wieber?
— ¿Qué más podría hacer? Esos rehenes quedarán a su cargo, con la condición de que usted y yo hagamos un pacto. Ahora que estamos lo suficientemente enterados de toda la corrupción que existe en las diversas aristas policiales y judiciales, todas nuestras investigaciones, tanto las suyas como las mías serán tratadas con absoluta confidencialidad.
— ¿Tiene una remota idea de los estragos que se ocasionarán en las filas de la justicia si llegan a enterarse que tengo capturado no solo a un miembro de la mafia Solntzevskaya sino también a un pirata de Voronyi Klych?
— Usted aún es fiscal. Continúa en su cargo, por lo tanto, no ha dejado de poseer influencias dentro de la unidad fiscal, a pesar de todo. Dejaré a su cargo a todos mis rehenes, pero con una condición. No se atreva a mover un solo dedo en contra de Yasâr Hasnan, porque sin duda alguna sería el peor error que pudiera cometer. Definitivamente en la posición en la que nos encontramos, no nos conviene que usted se atreva a tal cosa. Seguiremos cada uno de los movimientos de Gregg Akins, y para ello, su padre Yasâr Hasnan será de mucha ayuda.
— Está bien. Al fin y al cabo como dice, estamos amarrados de pies y de manos en las filas de la justicia. Se hará como deba de ser, aunque sea de manera incorrecta. Le haré una pregunta ahora y me gustaría que me conteste con absoluta sinceridad?
Con gesto de mano, el ex agente le pidió que hablara.
— ¿Cree en verdad que el joven Akins haya tenido que ver con la sanguinaria muerte de Milo Kocourek en el Chefs & Butchers?
— Fiscal Lutič, olvide a ese infeliz que merecía morir de esa manera.
— Solo conteste mi pregunta. La verdad no me interesa seguir con el caso, y para cerrarlo definitivamente necesito catalogarlo de alguna manera.
— De qué manera murió Milo Kocourek? Obviamente lo recuerda. También yo. Le arrancaron los ojos, le cortaron la lengua y posteriormente le encajaron un enorme cuchillo en la garganta. Por supuesto que fue Gregg Akins. Digamos que es una marca registrada que posee para acabar con sus enemigos.

BUER – GELSENKIRCHEN
— Perdone, jefe
— ¿Qué sucede?
— Tiene visitas
— ¿Visitas? ¿Qué te he dicho en incontables ocasiones acerca de las visitas? Además este lugar no conoce nadie. ¿De qué visita hablas?
— Es una mujer y viene en compañía de su hermano.
Extrañado y frunciendo el ceño, Said Majewski intentó incorporarse sobre su cama.
— ¿Qué mujer es esa?
— Eyad Yelekoğlu. Así se presentó. Y la misma, asegura que usted va a recibirla.
— ¿Eyad? ¿Qué hace Eyad aquí?
— ¿Le digo que no permite visitas, señor?
Pensativo en su decisión, Said Majewski, que los dejara pasar, finalmente permitió. Se incorporó de su cama y hasta la sala se dirigió.
Si solo se hubiese tratado de su hermano, el hombre, bajo ningún sentido lo dejaría pasar, pero al tratarse de Eyad, aquella antigua amiga, sin duda alguna le causaba mucha intriga.
— Por momentos pensé que en verdad me prohibirías la entrada —habló la mujer ingresando a la sala donde la presencia de la misma y de su hermano, Said Majewski esperaba—
El hombre no dijo nada, y observando de reojos a su hermano, Eyad se acercó a saludarlo.
— Comprendo perfectamente tu asombro. Sé que no me esperabas. ¿Cómo estás, Said?
— ¿Quieres que te responda?
— Estás vivo y es lo único que importa. De todos modos sabes que puedes estar mejor, pero no lo permites.
— Mmm… ¿Eyad, por qué no vas al grano de una vez?
— Tranquilo que lo haré —dijo tomando asiento— Enis, ha conseguido otro donante, Said —decía mientras el hombre negaba con la cabeza— Si aceptas, hablaremos con el Dr. Hee. Es quien como nadie conoce tu caso, y en colaboración con otros médicos de primer nivel igual a él, no tengo dudas de que el trasplante será un éxito.
— ¿Te has tomado la molestia de venir hasta aquí para intentar convencerme de algo que sabes que no me importa? ¿Todo esto de nuevo es obra tuya, cierto Najib?
— Te equivocas. Por mí, ese aparato que te mantiene con vida puede estallar en este mismo momento. Ya no me importa nada de ti. Me tienes muy harto, Said.
— Cálmense, por favor.
— Estoy aquí porque Eyad y Enis me han insistido hasta el cansancio.
Uno de los guardias principales de Said Majewski ingresó anunciando otra visita.
— El ex agente y Hoffmann acaban de llegar, señor.
El hombre, quien había estado aguardando noticias de Steen y de Hoffmann desde hacía días, ordenó que los dejara pasar.
Najib Majewski observando de reojos a Eyad, se puso rápidamente a pensar.
— Eyad y yo estaremos en el comedor aguardando a que el ex agente termine de hablar contigo y se marche. Luego nosotros nos iremos también. Ni por asomo tengo ganas de oír su conversación.
Así, ambos se fueron hasta el comedor, intentando pasar desapercibidos del ex agente Steen.
— ¿En verdad vas a rendirte tan rápido, Najib? No piensas intentar persuadir si quiera un poco a tu hermano.
— Yo te lo advertí desde un principio, Eyad, pero tu y Enis se han empeñado en insistir. De todos modos espera un poco, que mi hermano está vez acabará aceptando ese trasplante. Eso sí, ten mucho cuidado en no abrir la boca mencionando que conociste a su heredero y te topaste con su jefa monarca en Taşucu. Nosotros no sabemos nada, absolutamente nada de lo que ocurrió en Taşucu. Nunca llegamos a la mansión. No hubo contenedores. No hubo niños rescatados. No hubo mafia rusa. Bajo ningún sentido menciones a mis sobrinos y mucho menos al perdido de mi hijo.
— Me lo has repetido ya como quinientas veces, Najib. Descuida que no diré nada. Mejor dime cómo estás tan seguro que Said acabará cambiando de opinión.
— Solo espera que acabe la conversación de mi hermano con aquel ex agente, y entenderás la razón.
— ¿Y, Wieber? ¿Finalmente vas a contarme con lujo de detalles como estuvo tu tan ansiado operativo? —preguntó Said Majewski recibiendo al ex agente que me son compañía de Hoffmann—
— Creo que iré directo al grano, Yasâr, porque no me gustan los rodeos y peor aún cuando las cosas no han salido como yo las esperaba.
— ¿A qué te refieres. Habla que te escucho, o quizás prefieras empezar tú, Hoffmann.
— El operativo no salió cómo lo esperábamos —habló finalmente Wieber—
Sin decir palabra alguna, Said Majewski solo aguardó a que el ex agente prosiguiera.
— No fue posible decomisar los cargamentos de Puerto Nuevo. Dabir Kazım está muerto, y un grupo de piratas secuestraron de puerto viejo un barco de menor porte con los verdaderos contenedores que transportaban las mercancías ilegales.
Palidecido e intentando que la rabia no lo consumiera, Said Majewski se puso lentamente de pie.
— Dime que todo eso es una broma de mal gusto, Wieber.
— ¿Por qué demonios piensas que bromearía con algo así?
— Sabes que si no fuera por mi hijo, no me importaría en absoluto la muerte de ese infeliz, pero todo esto se trataba de Akins, Wieber, por lo tanto matar a Dabir Kazım no estaba en los planes.
— Te digo que nada salió según los planes. Cuando nos encontrábamos prestos para atacar el barco encallado en Puerto Nuevo, los cuervos de Voronyi Klych invadieron toda el área y hablaron de traición por parte de Dabir Kazım. Al principio no entendíamos a que traición se referían. Los cuervos mataron a gran parte de los tripulantes del barco y a otros mantuvieron como rehenes. Tenían la información de que Dabir Kazım llegaría hasta el lugar, por lo que antes de que eso sucediera, nosotros decidimos atacar. A excepción de uno, derribamos a todos los cuervos que habían invadido el puerto. El sobreviviente que en principio se negaba a hablar, acabó confesando que la logística de Bahar Malak, envió los cargamentos de contrabando dos días antes de lo que todos esperábamos, de modo a que pudieran robárselo para negociar con otras organizaciones. Al final, el barco que atracó en Puerto Nuevo no contenía cargamentos de contrabando. En medio de todo eso surgió otro inconveniente en el cual se vio involucrada la mafia rusa Solntzevskaya. Los cuervos asesinaron a Pavel Zaytzev, hirieron a la esposa y secuestraron a sus hijas. Con ese secuestro, Voronyi Klych negociaría todos los principales puertos de Chipre que actualmente se encuentran tomados por Solntzevskaya. Cuando Dabir Kazım apareció en Puerto Nuevo, lo hizo con sus hombres, y para nuestro asombro, con un miembro de Solntzevskaya, Nikolai Kozloi, un enviado de Anatoli Zaytzev, para negociar los principales territorios a cambio del bienestar de las niñas secuestradas.
— Ese imbécil. ¿En verdad ese maldito imbécil tuvo la osadía de involucrarse con dos mafias enemigas?
— Luego de checar todos los contenedores del barco de gran porte y descubrir que sus contenedores no transportaban los cargamentos ilegales, ya no había demasiado por hacer en ese lugar —prosiguió colocando en manos de Said Majewski un par de periódicos del día, donde finalmente resaltaban las noticias acerca de la muerte del empresario naviero, Dabir Kazım— Tomamos cómo rehenes a algunos miembros de la tripulación del barco. Al único cuervo sobreviviente y a Nikolai Kozloi. Momentáneamente no sabría decir para qué podrían servirnos, pero de algo nos servirán más adelante.
— Dabir Kazım está muerto. No hay cargamentos decomisados, y no hay documentación de pruebas que avalen los trazos ilícitos en Bahar Malak. ¿Podría recibir peores noticias que esa? Nos encontramos de nuevo en punto cero, Wieber. Nunca podré limpiar el nombre de las navieras, y será mi hijo quien cargue con todo ese peso de ahora en adelante —vociferó lanzando los periódicos al suelo—
— De hecho hay otra peor noticia para ti, Yasâr, y deseo en verdad que no te afecte de sobremanera al escucharla. Tu preciado heredero es quien se encuentra involucrado en el robo del barco en Puerto viejo que sí transportaban los cargamentos ilícitos, y lo logró con ayuda de un cómplice de gran nivel delincuencial. Nada más y nada menos que su primo Ihsân Majewski.
El hombre parecía haber quedado sin palabras. Y aunque el ex agente esperaba del mismo una reacción catastrófica, agradeció en verdad que ante aquella noticia no se desplomara.
Najib y Eyad que desde uno de los pasillos todo lo habían escuchado, se observaron el uno al otro.
— ¿Qué había en el segundo contenedor? —susurró la mujer—
— Lo que acabas de oír, Eyad, y no me veas así. Fui arrastrado por mi sobrino a todo eso sin tener idea de lo que haría. Y en cuanto a mi hijo, ya tenías conocimiento de que es un delincuente de gran peso.
— Te lo dije, Yasâr. Yo te advertí en incontables ocasiones que tu hijo era mucho más astuto que tú. Mucho más astuto que todos nosotros juntos, pero por alguna extraña razón creías que era una blanca palomita.
Said Majewski retornó a su sofá. El silencio se le había apoderado por completo. Solo su gata fue capaz de quebrar la inercia que lo abrazaba. Su gata y los pequeños gatitos que por toda la sala correteaban y jugaban.
— Te dejaré ahora para que intentes asimilar todo lo que acabo de contarte. No creas, Yasâr, que estoy contento con estos inesperados acontecimientos. Una vez más me siento como un auténtico fracasado. Y una vez más es por culpa de tu hijo. Volveré a la sede ahora. Bojdan se quedó allá intentando averiguar ciertas cosas que necesito saber. Estaremos en contacto.
El ex agente, sin más palabras, se marchó finalmente.
— Señor, si no tiene ninguna orden para mí, me gustaría ir a visitar a mi madre. Hace poco fue su cumpleaños y no pude estar allí. Será solo un día —decía Hoffmann en lo que Najib y Eyad abandonaban su escondite—
— Tienes mucha suerte de poder visitar a tu madre, Hoffmann. Yo estoy muerto para la mía, por lo tanto no puedo hacer lo mismo. Ve y tómate todo el tiempo que quieras.
— Se lo agradezco, señor.
Hoffmann se alejó unos pasos y Said Majewski lo detuvo de nuevo por unos segundos.
— ¿Crees en verdad que mi hijo haya estado involucrado en el robo de esos cargamentos ilegales? ¿Acaso Wieber posee pruebas de lo que acaba de decirme?
— De hecho, pruebas concretas no, señor, sin embargo, el ex agente ha sacado esas conjeturas debido a los últimos acontecimientos ocurridos dentro de la mansión de Byfang. Aparte de él y de sus dos ex oficiales, Zwan y Reda, él joven Akins era el único que pudo haber tenido acceso a todas las investigaciones y a todos los datos de las rutas y los cargamentos ilegales que debían ser decomisados en el operativo. Wieber no tiene dudas al respecto, pues el joven Akins retuvo por varios días todos los equipamientos dentro de la sala de monitoreos, únicamente con el fin de hackear todas las informaciones guardadas dentro de los sistemas de las computadoras. ¿Y quién se encargó de hackear todas las informaciones? —dijo Hoffmann observando de reojos a Najib—
Said Majewski también observó a su hermano.
— ¿Qué? ¿Ahora resulta que también soy culpable de todo eso?
— Por supuesto que eres gran responsable de todo esto. Hoffmann, puedes irte.
— ¿Disculpa? —reclamó Najib a su hermano acercándose a él—
— Me retiro, con permiso —reiteró Hoffmann marchándose—
— No has podido hacer una sola cosa bien en toda tu vida, Najib. Ni una sola cosa.
— Por supuesto… Me lo dice precisamente la persona que lo ha hecho todo bien en su vida. Durante dos años he intentado encontrar a mi hijo para entregarlo a las autoridades, pero no lo logré. Ihsân se convirtió en un hábil delincuente desde los 15 años y yo no he podido hacer nada al respecto por mucho que lo he intentado, del mismo modo que mi madre no pudo hacer nada por ti cuando te convertiste en uno.
— Cierra la boca
— ¿Por qué? ¿Porque solo tú puedes culpar y acusar a los demás? ¿Porque no te agrada escuchar verdades? Ihsân lleva la maldita sangre Hasnan en sus venas, ¿Sabes lo que eso significa? Por supuesto que lo sabes. Ahí tienes como un claro ejemplo a tu hijo, que a pesar de todo lo que has hecho para protegerlo y evitar que se convirtiera en alguien como tú, no sirvió absolutamente de nada. Muy pronto no solo tomará el mando absoluto de Bahar Malak. Borrará por completo la fachada de ese nombre y volverá a resurgir el antiguo imperio Hasnan únicamente para verte arder en esta tierra. Ahora bien… tu decides. Si permaneces aquí sentado sin poder hacer nada más que acariciar a esa gata mientras tu hijo causa estragos en todo el mediterráneo, o aceptas el potencial donante que Enis consiguió para ti.
— Enis te ha puesto en lista de espera en varias ocasiones, y lo sabes, pero tú te has negado cediéndole esa oportunidad a otras personas. ¿Por qué no puedes darte tú ahora esa oportunidad? —decía Eyad intentando persuadirlo— Te digo que contactaremos con el Dr. Hee para planear toda la intervención que tendrás.
— No quiero que involucren al maestro Chung en esto. Es la única persona en la que confía mi hijo, y si pierde en él esa confianza, todo lo demás estará también perdido.
— ¿Eso significa que aceptas?
— Los médicos dijeron que yo podría morir durante una intervención, cualquiera que fuera. Que definitivamente no podría sobrevivir sin un aparato como este.
— La tecnología ya no es la misma de hace 8 años. Tendrás un corazón real, Said. Lo más probable es que sigas utilizando marcapasos para regular la arritmia, no obstante ya no dependerás de una máquina tan incómoda como esa para vivir. Te dejaré para que lo pienses, pero tú respuesta debo tenerla hoy mismo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.