La Voz del Silencio

La Tierra, huérfana

Entre basura enterrando, 
sus recursos agotando 
y ahora calcinando. 
La Tierra altruista nos cede 
todo su patrimonio, 
ojalá algo de su bondad 
se nos pegue. 
Ella es testigo 
y calla, y calla, 
no nos regaña 
y a cambio nosotros 
a ella se lo hacemos pagar 
cada vez que 
el egoísmo nos llama, 
la Tierra desamparada 
grita en llamas. 
Su bronceada piel 
ahora es carbón, 
sin naturaleza 
quemamos a su único amor 
y su mejor creación, 
una familia 
eterna en su esplendor. 
Aquellos robustos
e inmensos árboles, 
en las tardes cuando el sol 
más calentaba,
su frescura nos brindaban 
mientras algún pajarito 
acudía a por un trozo de pan 
mientras que sus amigos 
nos amenizaban la estancia 
con su armonioso canto, 
y se nos antojaba todo un recital. 
Hoy en día, muy a mi pesar 
digo que pronto 
todo esto ya quedará atrás. 
La naturaleza nos deleitaba 
con su belleza 
y dentro de unos años 
nos sorprenderá 
recibiéndonos al ser humano 
con firmeza, 
y esto nos hará pensar 
si ese recuerdo 
quedará en la infancia 
sin poder mostrar 
al futuro 
la inmensidad de su belleza 
derrochada por cada esquina. 
Y en lugar de eso 
el derroche de nuestra raza 
dejará a la Tierra 
descalza 
y sin color en 
su alma, 
por nuestra capa de ozono 
se está quedando 
sin aire, 
el que puede que nos falte 
si dejamos que todo esto 
pase. 
Sus azules ojos lloran, 
son peces cayendo. 

 

 



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En el texto hay: reflexiones, poesía.

Editado: 24.12.2020

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