Madurar es un acto doloroso y largo, capaz de hacer un cambio tan drástico que ni siquiera uno mismo se reconoce luego.
"Detective Collins, necesito que cubra un caso muy importante" dijo el director de Policía de Los Angeles. "Su misión será encontrar a X" tomando los papeles se los extendió a James.
"¿X? ¿Ese es el nombre de la persona?" James sonrió de manera sarcástica ante tal nombre.
"exactamente, es el autor de varios crímenes, totalmente limpios, ni un solo rastro, excepto una nota. Siempre es diferente, pero la firma es la misma. 'x' " el director Andrews era serio en los casos que asignaba a James por varias razones, la principal, el era el mejor detective de la zona.
"¿Cuales son los lugares que ha atacado? ¿Beverly Hills? ¿Los Hamptons? " James estaba dispuesto a darlo todo siempre en sus casos. Y este no sería la excepción.
"Nueva York"
***
A la mañana siguiente James se encontraba en el aeropuerto preguntándose a sí mismo por qué no había rechazado la propuesta de Andrews.
Bueno, la paga mejoró
Era evidente que dejaba muchas cosas atrás, una de ellas su estilo de vida. Vivir en los Angeles era un acceso rápido a varios lujos, uno de ellos y su debilidad, las mujeres. Teniendo una lista larga de chicas a sus pies, un auto increíble y un departamento considerablemente envidable. Ser detective privado era nada más para subir su ego, podría ser policía como cualquier otro, pero siempre estaba dispuesto a ser el mejor y el sentimiento de lograr un caso y ganar era uno de los mejores.
No respondió a varios mensajes de salidas para esa noche. Así que tomando sus maletas, abordó el vuelo a Nueva York.
***
Era el segundo día que disfrutaban de una salida nocturna y despertar en camas diferentes era algo normal después de un tiempo.
"Necesitamos irnos ahora, muévete" La rubia estaba tratando de mover a su amiga castaña con fuerza para que despertará.
"Vamos, dame cinco minutos más... " Su voz era ronca, la noche anterior, sus gritos fueron escuchados hasta la habitación continúa.
"No, debemos irnos ahora porque estos tipos no tienen nada que nos interese" eso quería decir que no había nada importante que robar.
"Bien..." de mala gana la castaña empujó el cuerpo de un hombre grande y rasgos latinos a un lado. "¿al menos revisaste sus carteras? Quien sabe y tienen más dinero que el de la noche anterior "
"Si, ya lo hice y conseguí unos doscientos dólares, pero no te emociones, hay una renta que pagar" la rubia tomó su vestido y se lo puso ajustando bien sus curvas como una segunda piel.
"Bueno, entonces estoy lista para irnos, hoy hay planes y no pretendo regresar a esta parte de la ciudad si no es para comprar drogas." Era fácil conseguir drogas en cualquier parte de Nueva York, pero los barrios bajos eran más escándalosos.
Una vez tomado lo suyo, las chicas se dirigieron a las calles, necesitaban un taxi y llegar a la zona donde realmente vivían. Ambas con un estilo bastante particular, fueron la atención por las calles. Odiaban los aburridos y cotidianos vestidos de gala, ellas los preferían cortos, de colores y texturas diferentes.
"Bueno, ahora debemos planear los siguientes días, la última vez los policías casi nos descubren. Espero no cometas el mismo error..." la rubia era algo meticulosa, mientras que la castaña era muy hábil con otras cosas.
"Oye, fue un accidente, prometo no hacer lo mismo está vez" levantando su mano y riendo como locas ambas entraron a una cafetería.
Esa noche, era noche de chicas, y ellas querían jugar a las gatitas y el ratón.
***
El clima en Nueva York era frío, era septiembre, James extrañaba Los Angeles.
Su nuevo apartamento no era malo del todo, más pequeño de lo que estaba acostumbrado, pero nada que no pudiera superar. Se dispuso a desempacar, pero la curiosidad del lugar y el familiarizarse con el le ganó.
Así que decidió salir a dar una vuelta por el lugar. Afuera de su edificio, solo habían más apartamentos, pero unas calles más abajo, la ciudad cobro vida de una manera extraordinaria.
Las personas caminaban rápido a sus destinos, algunos hablando por teléfono y otros simplemente con bolsas en sus manos.
Se decidió por una cafetería con un estilo bastante moderno.
Y justo en ese momento iban saliendo dos chicas despampanantes con sonrisas en sus rostros.
Una rubia, con curvas bastante marcadas, cabello largo y un labial rojo intenso, que estaba seguro había sido testigo de varias noches salvajes.
Sin embargo la que realmente llamo su atención fue la castaña junto a ella, con ojos color miel, de altura pequeña y con curvas más suaves.
James pensó que tanto maquillaje sobre su rostro era sólo una máscara a la vista.
Ellas posaron sus ojos en el, sin embargo la rubia solo tomó la mano de su amiga y avanzó a paso rápido junto a él. Mientras que la castaña le vio intrigada.
Y levantando la mano consiguieron un taxi.
James había estado más de veinte minutos intentando llamar la atención de un maldito taxi desde que había llegado, y ellas claramente lo consiguieron en menos de dos.
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Editado: 23.06.2018