Grace.
Alguna vez se han preguntado ¿qué pasaría si leyéramos las mentes de todos? ¿qué pasaría si pudiéramos montar un unicornio amarillo? o no se conocer a Maléfica en persona O también enamorarnos de una bestia real.
Justo ahora estoy pensando en eso, tal vez me pinte el pelo....un rosa estaría bien ¿No creen?
Remodelar mi habitación....
Sip, esa es la mejor, aunque lo mayor sueño es tener un unicornio amarillo.
Estoy en un pequeño bar de San Francisco, creo que se me han pasado un poco las copas, los tequilas para ser exactos, llevo casi dos botellas, pero no me culpen, llegué a un punto en el que nisiquiera se por que estoy tomando, solo se que estoy sentada en la barra con una botella de tequila esperando ser vaciada.
–Hola hermosa...¿Por qué tan sola?–Olvide mencionar que no veo nada, ya que por alguna extraña razón olvide mis lentes y me estaba cayendo de suelo.
Estoy muy ebria...
Giré para ver quién me hablaba pero no reconocí a el chico, se veía que era alto en realidad solo veía su silueta, le dedique una sonrisa.
–De hecho...estoy sola por qué quiero... así que no necesito compañía amigo.–Dije negando con una sonrisa y entrecerrando mis ojos para poder ver un poco más a el chico pero no lo logre.,
Creo que sí estoy muy ebria, este chico no me da buena espina, tengo mucho sueño, así que me levanté de el lugar y trate de caminar hasta la salida, pero unos brazos sostuvieron mis cintura.
Por un momento pensé que era mi hermoso novio con ojos noche pero negativo era el mismo chico de la barra.
–Creo que estás muy ebria bebé.–Dijo el chico cuando me ayudaba a caminar, YO YA SE QUE ESTIY EBRIA!!!! espera un segundo ¿Bebé? Entonces fruncí el seño y enfoqué lo más que pude hacia el chico que ahora reconocía perfectamente.
–¿Noah?
–¿Ya te diste cuenta?–Dijo sonriéndome.–Creo que si necesitas lentes bebé.
Parpadeo un par de veces prosesando la información y cuando reaccionó me alejo de él con brusquedad.
–No me toques Noah...ya te dije que no te quiero y no me importas, lo de nosotros ya fue..
–Callate!.–Me asota en la pared de el maldito callejón en el que me metió y tapa mi boca con su mano.–Callate Grace, no sabes lo que dices, tu aún me amas, tu eres mía.
Trato de safarme de su agarre pero no puedo.
–Yo no soy tuya, SUÉLTAME IDIOTA.
Yo y mi bocota...
El agarre de Noah se intensifica y ahora tiene mis piernas entre sus manos, lágrimas escurren por mis mejillas, grito con todas mis fuerzas y trato de mover pero no puedo.
–¡Ya suéltame!¡Suéltame!¡Por favor Noah ya!
Sus manos tratan de llegar a mi intimidad a lo que yo me resisto rasguñandole la cara, Noah grita, está vez me tira a el piso se posiciona encima de mi cuerpo y de nuevo empieza a besar mi cuello.
–¡Ya Noah!¡Por favor!¡AYÚDENME! ¡AYÚDEME POR FAVOR!
–Que te quede claro mi amor, tu eres mía, yo soy tu dueño, soy el primero en tu vida y el único.
Cuando creo que estoy perdida, algo hace que el imbécil de Noah me suelte y caiga de el otro lado del asfalto.
Cuando logro abrir los ojos veo a un sujeto golpeando fuertemente a Noah, pero por la oscuridad de el lugar no logró ver exactamente quién es.
Cuando Noah deja de moverse el tipo se levanta de el piso y me ayuda a levantarme, entonces lo veo, logro ver su rostro.
–¿Estás bien princesa?–Me pregunta mientras limpia mis lágrimas, lo abrazo apegandome a su pecho para sentir los latidos de su corazón.
–Estoy bien ahora que estás aquí.
–Perdoname Grace, yo no debí dejarte sola nunca.
La calidez de sus brazos y de su perfume hace que sonría inevitablemente.
–No te preocupes, yo estoy bien.–Lo miro directo a los ojos.–Te amo Alan, de verdad te amo con toda mi alma.
–Yo te amo más princesa, te amo mi amor.
Estoy a nada de besarlo siento un fuerte dolor en la panza que hace vomite toda la porquería que tenía adentro de mi pobre cuerpecito, Alan de inmediato toma mi cabello y da pequeños masajitos a mi espalda.
–¿Ya salió todo?¿Estás bien cuchurrumina?–Me reincorporo y recargo mi cabeza en su pecho.
–Si cuchurrumino, ¿podemos irnos de aquí?
–Claro que sí.–Con ayuda de el amor de mi vida subí a el coche en el camino tarareaba una canción que escuché en el bar.
–Tomaste mucho ¿Cierto?–Me giro para ver a mi novio.
–Un poquito.–Digo con una sonrisa y regreso mi vista hacia la ventana.–Cuando tengamos nuestra boda mi vestido será azúl y tú traje amarillo, va a ver muchos tucanes y gatos.
–¿Tucanes y gatos?
–Sipi
Cómo pueden notar el alcohol aún no se Hiba de mi sistema.
La risa de Alan resuena en todo el coche.
–Estas loca, cielo.–Me encojo de hombros.
–Así me amas, cielo.
Miro de reojo que el sonríe negando con la cabeza.
–Llegamos.–Bajo de el coche y me doy cuenta de dónde estamos.
–¿Tu departamento?–Pregunto mientras tomo su brazo para evitar caerme.
–Mi departamento, Morgan no está muy contenta.
¡Mierda! Morgan me va a matar, a ella no le gusta que me desaparezca de la nada.
–Si bueno...quiero estar en tu departamento, Morgan me matará.
–Yo pensaba lo mismo.–Se gira para que empecemos a caminar...no quiero caminar.
–¿Alan?
–Grace.
–No quiero caminar...–Digo con un puchero.
Alan me mira sonriendo y asiente tomándome entre sus brazos.
–Me vas a volver loco Grace Peterson...
–Corrijo! Yo! Te vuelvo loco!
–De acuerdo, como digas.
Cierro mis ojos y con muchooo sueño pero tener cerca a el amor de mi vida no ayuda a dormirme, me dan ganas de quitarle todo lo que trae encima...
UPS! Lo siento! Me declaro culpable! SEÑORES Y SEÑORAS GRACE PETERSON YA NO TIENE REMEDIO!
Alma pecadora...
Cuando llegamos a el departamento Alan me baja con cuidado y me toma de la mano.
–Tienes que dormír, Grace.