Rhea
—¡Rhea, estás despedida! -me detuve en seco al escuchar las palabras del hombre.
No me podía estar pasando de nuevo. No...
En el momento en que mi mente capto el mensaje, negué con la cabeza y corrí hacia dónde se encontraba mi jefe. Pero como tenía la peor suerte de todas choque con un idiota y ambos caímos al suelo.
—¡Fíjate por donde vas idiota! -dije mientras me colocaba de pie. Sabía que yo tenía la culpa pero no estaba de más culparlo a él.
Cuando estuve de pié vi a mi jefe con los ojos muy abiertos mirándo. Sabía que era hermosa, pero no para tanto.
—Señor por favor, no me despida. Se lo pido, por favor. -tome las manos del hombre y este las apartó de las mías. —Se que soy torpe pero le pido que en de una nueva oportunidad. ¡Le prometo que no lo defraudaré!
El hombre rodó los ojos y yo volví a tomar su mano entre la mía.
—Tu no eres torpe. Eres lo que le sigue a esa palabra... -me gire claramente ofendida por esas palabras y en el momento en que lo hice abrí mis ojos como platos.
Era el hombre del auto.
Ahora confirmas que no tenía nada de buena suerte.
—¡TÚ....! -exclame con fuerza y ambos hombres se llevaron las manos a los oídos.
Oficialmente tengo la peor suerte de este mundo.
—Señor Hewit, no quiero ver a esta chica por aquí. Encargue de que la escolten hacia al salida más cercana. -dijo él idiota mietras se colocaba unos malditos lentes de sol.
Este millonario idiota se había ganado todo el odio que existía en mi.
—Si señor. -declaro mi ex jefe totalmente serío. —En unos minutos la sacan.
Tras estas palabras el hombre del auto, siguió su camino y yo lo fulminé con los ojos.
—Rhea, lamento tener que decirte esto, pero... ¡LÁRGATE! -mire al hombre con una ceja enarcada.
Odiaba ver ese aire de superioridad en él, así que de alguna manera tenía que pagar.
Me acerque a él y sin pensarlo pensarlo lo lancé al estanque.
—Eso es para que aprendas a no levantarme la voz, idiota. -grite mientras corría lejos del lugar.
Ya esté hombre había pagado. Pero me queda el idiota del auto. O mejor dicho el millonario idiota.
Lo busqué con al mirada pero no lo encontré.
Pase más de una hora buscando al idiota ese hasta que lo entre en la entrada de él laberinto del amor. El millonario idiota estaba hablado con con unos de los encargados de mantenimiento del lugar.
Coloqué una sonrisa en mis labios cuando el hombre se alejó de él. Vi al millonario textear algo en su celular y sin dudarlo me acerque hasta él.
Tenía que darle una buena lección al idiota, tenía que hacerlo.
Me acerque a él totalmente en silencio y coloque mis manos en sus cuello. Apreté con fuerza y el millonario idiota me lanzo bruscamente al suelo.
—¿Estas loca? -pregunto y yo lo mire de la peor forma posible. —Primero me rayaste el auto, después el choqué y ahora intentas asfixiarme. Eso confirma mi pregunta, estás más que loca -después el suelo lo mire de la peor manera posible y el idiota simplemente hizo una mueca.
—¡Por tu culpa termine sin trabajo, idiota! ?Que te costaba maldición de decirle a ese otro idiota que me diera un oportunidad? Pero no, gracias a ti. Ahora soy más miserable que ayer. -él millonario idiota se encogió de hombros —Maldito idiota, como tienes todo el maldito dinero del mundo te importa un maldito comino lo que pase con los simples mortales.
El idiota rodó los ojos y llevó sus ojos a su celular.
—¡No maldición! No...
Sabía que tenía unos dotes de actriz excelentemente pero nunca para tanto.
»—¡Es tu maldita culpa! Nos quedaremos todo el fin de semanas encerrados aquí. Eres lo peor que me ha pasado.
“Nos quedaremos todo el fin de semana encerrados aquí”
Eso no pude ser posible. Me niego a creer algo así...