Laberinto de amor

Capítulo 9: Te amaré, me amarás..

Rhea

Paúl se separó de mi y yo le di una débil sonrisa.

—Donde conseguiste todo eso -pregunte al llevar mis ojos a la manta y bolsas que antes cargaba en sus manos.

Paúl sonrió mostrandome sus dientes y posteriormente se rascó la cabeza.

Iba a mentir, su lenguaje corporal lo decía. Entrecerre mis ojos observándolo y él tragó saliva.

—Encontré todo esto en la pequeña oficina que tiene Lewis justo al lado del laberinto -lo mire aún con los ojos entrecerrados y asentí.

Lo dejaría en paz por ahora, solo porque tenía hambre. Pero después se le iba a arma la grande.

—Por eso deberías aumentarle el sueldo ¿Crees? -ante estás palabras Paúl asintió. Mientras que yo me quedé observándolo por un momento.

Este se está ganando a pulso un par de nalgadas..

—Tengo hambre. -dictamine y Paúl tomó la manta que descansaba en el suelo, juntó con la bolsa. El millonario idiota me extendió una mano y yo al tomé sin dudar. Paúl empezó a caminar y yo lo seguí mientras observaba su cuerpo.

Gracias Diosito por mandarme este mango delicioso. Sin duda alguna valió la pena todo lo que sufrí, si este hombre era la recompensa.

Mordí mis labios al colocar mis ojos en su tracero, uno firme y grande. Moría por colocar mis manos en ese tracero, moría por hacerlo.

—Paúl -hable y él colocó sus ojos en mi.

—Dime.

—¿Alguna vez han azotado tu tracero? -él detuvo su andar abruptamente y yo sonreí al ver la cara que habia puesto. —No te preocupes, yo seré la primera en hacerlo. Déjalo todo en mis manos..

Él negó con la cabeza y una sonrisa se coloco en sus labios.

—Dejare todo que que quieras en tus manos -abrí mi boca en una perfecta O y deje un golpe en el brazo de Paúl. —Tu me buscaste, ahora no te quejes.

Paúl detuvo sus pasos y al hacerlo yo observé con detenimiento el lugar a donde me había traído y mis ojos se abrieron exuberantemente al ver el laberinto del amor desde otra perspectiva.

—Es hermoso -declare sin dejar de mirar los hermosos arcos de flores con forma de corazón que se hacía llamar laberinto de amor.

—Totalmente hermoso -gire mis cabeza al escuchar estas palabras salir de su boca y me sonroje al ver que lo que Paúl habia dicho que era hermoso era yo —Eres lo Más hermoso que mis ojos han visto, Rhea. Y no lo digo por quedar bien contigo, lo expresó porque desde lo más profundo de mi corazón salen estas palabras.

»— Comprobé que no había a alguien tan hermosa hasta que te lanzaste a mi auto y lo volví comprobar cuando chocaste accidentalmente aquí en el laberinto del amor. Eres lo más hermoso que mis ojos han visto, Rhea. Lo más hermoso sin duda alguna...

Estas hermosas palabras se clavaron en mi corazón y coloque una gran sonrisa en mis labios.

Esta vez fui yo quien tomó la iniciativa de besarlo primero.

Nuestros labios se rozaron y fue lo mejor que puede haber hecho en mi vida.

Solo existiamos él y yo en el laberinto del amor, bajo una noche totalmente estrellada...

Sin duda alguna esto era lo mejor que me pudo haber pasado.

Después de besarnos o mejor dicho comernos la boca, Paúl y yo nos sentando en una de las mantas y nos dispusimos a comer lo que él habia traído. Lo cual me habia resultado bastante sospechoso porque había conseguido en la oficina de Lewis dos sándwich y juegos naturales.

No dije nada, porque tenía bastante hambre pero ya había llegado la hora del sermón y no era el de Montesino.

—La verdad Paúl -inquirí mirándolo a los ojos y él hizo una mueca extraña.

—¿Qué verdad, Rhea? -pregunto él tratando de parecer tranquilo.

—No me hagas repetir esas palabras, Paúl. -él mencionado soltó un suspiro y yo entrecerre mis ojos.

Paúl desvío su mirada y en ese mismo instante el sonido de su celular lo hizo  abrir sus ojos como platos.

—¿No que lo había recepción? -pregunte negando con la cabeza y Paúl abrió su boca para hablar y yo negué con al cabeza. —Contesta puede ser importante.

Él negó con al cabeza y yo entrecerre mis ojos... Ante esto él saco el teléfono de sus pantalones y declinó la llamada.

—Rhea puedo explicarlo... -él detuvo sus palabras al verme levantar de la manta. Pero rápidamente volvió a hablar. —Puedo explicarte...

Interrumpí sus palabras al hablar —¿Me prestas tu celular?

Él asintió y de forma rápida me paso su teléfono.

Juro que casi se me sale una carcajada al ver la cara de terror.

Tecleé de forma rápida en el teléfono de Paúl, mientras él me miraba con cara de terror.

—Desde un principio debiste decirme que querías tenerme esta noche para ti solo desiste decírmelo, Paúl. Yo hubiera accedido con facilidad.. -despegue mis ojos del teléfono para enfocarlo en él. —No me gustan las mentiras, recuérdalo..

Tras estas palabras le extendí una de mis manos y él la tomó sin dudar. Y en ese preciso instante le di a reproducir a una canción que amaba.

Paúl me atrajo hacia su cuerpo y ambos empezamos a bailar al ritmo de la preciosa canción que se escuchaba por el altavoz del celular.

—Pensé que mandarías por el caño -negué con una sonrisa en los labios.

—Como crees que dejaré ir al amor de mi vida. No estoy tan loca como piensas.. -Paúl negó con una sonrisa en sus labios. —No te dejaré marchar bizcochito.. primero muerta.

Después de decir estás palabras Paúl sonrió mostrandome sus dientes.

—Te amaré... me amarás.. Si no hay un final perfecto, para regalártelo, lo voy a escribir solo para tí, tendré que inventarmelo..  Te amaré... me amarás.. Aunque no te conozco, te conozco bien, hay algo de mis ojos que siempre tendrás y cada noche un cuento inventaré, porque toda la vida serás mi Paúl..  -susurre estás palabras mientras la canción se reproducía.

Paúl me abrazo con fuerza y posteriormente dejo un beso en mis labios.

Me gustaba estar así con él. Me encantaba estar en sus brazos y mucho más me gustaba tener estos momentos románticos con él.




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