Laberinto de amor

Capítulo 10: Eres mucho más de lo que buscaba.

Paúl

Todas y cada unas de las emociones que podían existir posaron por mi cuerpo. En el momento en que Rhea descubrió que le había mentido. Sin duda alguna era un verdadero idiota. Con letras bien grandes...

La mire teclear En el teléfono y poco después habló.

—Desde un principio debiste decirme que querías tenerme esta noche para ti solo desiste decírmelo, Paúl. Yo hubiera accedido con facilidad.. -ella despego sud ojos del teléfono para enfocarlos en mi. —No me gustan las mentiras, recuérdalo..

Se pude decir que en ese momento literalmente el alma volvió a mi cuerpo.

Y en ese momento jure no volver hacer algo que pudiera poner en peligro lo que Rhea y yo construiremos. No quería sentirme nuevamente como me habia sentido al saber que ella me habia descubierto.

—Pensé que mandarías por el caño -me atreví a hablar y ella negó con una gran sonrisa en los labios.

Me quedé totalmente embobado mirándo lo hermosa que se veía sonriendo.

—Como crees que dejaré ir al amor de mi vida. No estoy tan loca como piensas.. -al escuchar estás palabras negué con al cabeza y una sonrisa se incrusto en mis labios. Le daba inmensas gracias a Dios por la mujer que le habia tocado para ser su compañera de vida. Sin duda Rhea era la mujer perfecta para él. Sin duda alguna —No te dejaré marchar bizcochito.. primero muerta.

Tras estas últimas palabras le di una gran sonrisa Y posteriormente ella susurro varas palabras en mi oído.

—"Te amaré... me amarás.. Si no hay un final perfecto, para regalártelo, lo voy a escribir solo para tí, tendré que inventarmelo..  Te amaré... me amarás.. Aunque no te conozco, te conozco bien, hay algo de mis ojos que siempre tendrás y cada noche un cuento inventaré, porque toda la vida serás mi Paúl.." -una gran sonrisa se coloco en mis labios al escuchar esas palabras. Sabía que esas palabras que Rhea había susurrado en mi oído eran una promesa, una promesa de amarla, de que la amara. Y así yo lo haría cumpliría con esa promesa, porque ella es mi felicidad.  Y porque es mi felicidad deseo verla feliz..

Deje un beso en sus labios y ambos empezamos a movernos al ritmo de la canción que ella había puesto reproducir.

Amaba estar así con ella, así que daría mi vida por verla feliz. Por vivir más noches cómo esta.

Después que bailamos al ritmo de la canción, Rhea y yo nos sentamos a mirar la luna.

—Es hermosa -asentí y ella sonrió.

—Sin duda alguna lo es -declare y ella enarco una ceja.

—¿La luna o yo? -sabia a donde quería llegar así que no dude en responderle.

—La luna.. -tras decir esta palabra coloque mis ojos en ella y Rhea hizo una pequeña mueca con sus labios. —La luna es hermosa pero para mi tu eres lo más hermoso que mis iris han presenciado. Eres luz que ilumina en al oscuridad, eres tantas cosas que me faltan las palabras para decirlas. Siempre te elegiré a ti, Rhea. Siempre.

La mujer  que estaba a ser mi compañera de vida sonrió mostrándome sus dientes y yo le di una pequeña sonrisa.

—Mas te vale decir esas palabras Paúl, porque si no se te iba a armar. -atraje a Rhea más hacia mi cuerpo y ella entrecerro los ojos. —Si piensas que con atraerme más hacia tí, abriré mis piernas estás muy pero muy equivocado. Para eso tendrás que esperar pasar a la faceta de novios. Así que nada de nada para tí, ¿entendiste?

—No me había pasado eso por la cabeza Rhea -me justifique y ella me miro sin poder creer mis palabras. —Te digo la verdad.

—Yo que pensaba golpearte en las bolas. Pero frustraste mis planes al ser una tan correcto. -Rhea soltó un resoplido tras decir estás palabras mientra que yo me encargué de soltar una gran carcajada.

—Si me dejabas estéril, no podríamos tener hijos en un futuro. -Rhea al escuchar mis palabras soltó una gran carcajada y yo la acompañe.

Me encantaba verla reír. Sabía que solo había pasado algunas horas de conocerla, pero a pesar de eso me encantaba ver su sonrisa. Estaba ilusionado con un futuro jurado porque ella definitivamente era mucho más de lo que yo pensaba. Rhea, era mucho más de  la chica que imaginaba en mi cabeza.

Mucho más...

—¡Rhea! -ella dejo de mírame para enfocar sus ojos en la persona que había gritado su nombre. —¡Rhea!

La mencionada de coloco sobre sus pies obligándome a hacerlo a mi también.

—¡Rhea maldición, si estás aquí abre tu gran bocota y responde! ¡Maldición se me están congelado las malditas manos! -Rhea me miro y sonrió.

—Esa es Liliana -declaro con una gran sonrisa en sus labios. —La chica a la que le debo prácticamente todo.

Asentí y ella empezó a caminar hacia donde se escuchaba la voz de sus amiga. Yo por mi parte la seguí y cuando la morocha coloco sus ojos en nosotros entrecerro sus iris.

—Yo preocupada por tí y tú en una cita romántica con este monumento. -la chica coloco una de sus manos en su cadera. —¿En que momento deje de ser tu confidente?

—Cuando Josh empezó a meter su verga dentro de tí -abrí mis ojos y amaba chicas soltaron una cena carcajada. Para después Rhea acortar su distancia y darse un gran abrazo.

Coloqué una sonrisa en mis labios al ver esta escena, la cuál se agrandó más tan solo un minuto después.

—Paúl, tengamos una cita... -Rhea hablo cuando se separó de los brazos de sus amiga. —Aqui en el laberinto del amor...

—Tengamos esta cita para que el destino juntos empiece a tomar curso. -acorte nuestras distancia y tomé delicadamente una de las manos de Rhea. —Empecemos a escribir en un papel nuestro futuro juntos, Rhea. Tengamos una cita aquí en el laberinto del amor. No donde todo empezó, pero si donde todo empezó a tomar fuerza...

 




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