Capítulo 9

​El sol aún no se levantaba, pero la luz roja y ominosa del Cristal Central ya bañaba el despacho de la Alta Sacerdotisa Lyra. El Gran Sacerdote en funciones no era más que un titiritero; Lyra era la verdadera arquitecta de la mentira de Áuryn.

​Estaba de pie frente a un enorme mapa tridimensional de la ciudad que flotaba sobre su escritorio. El mapa era una red de runas de detección, y en el lugar donde debía estar el punto estático de la Consagrada, solo había una mancha de magia negra y ceniza.

​A su lado, un Ejecutor, con el rostro pálido por la conmoción, se arrodillaba.

​"¡La energía se disolvió, Su Eminencia! El Sacerdote Menor que intentó la re-Transferencia en el conducto fue golpeado por un pulso de energía purificada... ¡la de ella! Él está catatónico. Pero la energía... la energía era limpia, sin rastro de drenaje."

​Lyra no gritó. Su voz era un susurro frío que congelaba el aire.

​"La Consecuencia. El Septimus," dictaminó, usando el título prohibido para Elara. "No solo es la clave, sino la cerradura. Ha encontrado la manera de canalizar la Transferencia Voluntaria sin el catalizador de la verdad. O ha encontrado un catalizador."

​Lyra extendió una mano y el mapa flotante de la ciudad se extendió a las Tierras Baldías circundantes. Los rastros de magia eran confusos: parches de la Marca Carmesí de Elara, mezclados con el camuflaje hábil de un forastero.

​"El rastro de Transferencia Voluntaria es débil, pero está allí. Esto no es un secuestro. Esto es una fuga facilitada. La 'Erudita' del Reino del Sol. Kaelen," siseó Lyra, el nombre ardiendo en sus labios. "Una rata disfrazada de bibliotecaria. Y lo peor, una de la Guardia del Sol."

​Ella golpeó la mesa, y el Cristal Central de Áuryn, que latía sobre el mapa, emitió un pulso de poder.

​"El Ritual no puede esperar. Si la Consagrada alcanza las Tierras del Olvido, su poder la convertirá en un faro para toda oposición en el continente. No es solo nuestra prosperidad. Es nuestra supervivencia. Prepara el Vínculo. Vamos a usar la Transferencia de Miedo."

​El Ejecutor se levantó, temblando. "¿La Transferencia de Miedo, Su Eminencia? Eso agotará las reservas del Cristal. ¡Es magia prohibida incluso para nosotros!"

​"¿Prefieres que una niña noble de diez años obtenga un poder que puede disolver este reino? ¡Obedece!"

​Lyra se inclinó sobre el mapa y extendió sus largas uñas sobre el rastro de magia de camuflaje que Kael había dejado.

​"Encuentra la Máscara de Hueso," ordenó. "Y prepárala para la conexión. No solo voy a encontrarlas. Voy a conectarme con la Consagrada, en sus sueños, en su mente. Voy a llenar su corazón de tanto miedo que su Transferencia Revertida no solo falle, sino que la obligue a regresar a este lugar. La voy a quebrar."

​La Sacerdotisa sonrió, una expresión de triunfo frío.

​"Elara no sabe que la Marca Carmesí es una puerta de doble sentido, un portal directo a su subconsciente. Ella cree que ha escapado del deber. Pero el verdadero sacrificio aún no ha comenzado. Y antes de que esa niña bese a su rata del Sol, voy a asegurarme de que ella me desee de rodillas."

​Mientras tanto, Elara y Kael caminaban bajo la pálida luz del amanecer en las Tierras Baldías.

​"Las Tierras del Olvido están a tres días a pie," dijo Kael, entregándole a Elara su último trozo de pan. "No podemos ir por el camino principal. Usaremos la ruta de los contrabandistas. Si el Gran Sacerdote usa un hechizo de detección, lo hará en la ruta más rápida."

​"Lyra no es estúpida," replicó Elara. "Ella sabrá que has estudiado sus tácticas. ¿Qué te hace pensar que no nos rastreará con algo más que magia superficial?"

​Kael se detuvo y se giró hacia Elara. "Nos está rastreando, Elara. Siento la tensión en el aire. Pero ella no sabe de mi magia de Desactivación. Me ha subestimado. Y yo tengo algo que ella no tiene."

​Kael levantó la mano y tocó el lugar donde la Marca Carmesí de Elara se había vuelto a sellar.

​"El corazón de la Consagrada," susurró. "Y hasta que no sepa cómo funciona nuestra Transferencia Revertida, ella va a dudar en atacarte directamente. Esa duda es nuestra única ventaja."

​Kael tomó la mano de Elara con firmeza.

​"Ahora, vamos. El camino es largo, Consagrada. Y los sueños son peligrosos."