Elara y Kael se habían refugiado bajo el dosel de un viejo roble retorcido en las Tierras Baldías. Kael usó su magia de Desactivación para crear una burbuja de silencio, y encendió una pequeña luz de cuarzo en el centro. Elara estaba cubierta con el manto de Kael, pero el frío no era lo que la hacía tiritar.
"Duerme," le había ordenado Kael, sentada con la espalda contra el tronco, con una pequeña daga en la mano. "Si Lyra intenta algo, necesito que estés descansada para combatirlo."
Elara cerró los ojos, pero en lugar de la oscuridad, vio el color rojo.
No era el rojo de la Marca Carmesí, sino el tono iridiscente de la sangre fresca en el Cristal Central de Áuryn. Estaba de vuelta en la Torre, pero la habitación era más grande, más gloriosa. Y allí estaba Lyra, la Alta Sacerdotisa, esperando.
"¿Por qué te niegas a la verdad, Elara?" La voz de Lyra no era dura, sino suave, llena de una devoción que era más aterradora que cualquier grito. "Regresa. Él te está buscando."
"Es una mentira," logró decir Elara en el sueño. "El Ritual es un drenaje."
Lyra sonrió, una sonrisa de suficiencia. "El drenaje es parte del Intercambio. Das un poco de vida, recibes una eternidad de paz. Míralo."
La Sacerdotisa levantó las manos, y un espejo etéreo apareció ante Elara. En él, vio a Kael. Pero no la Kael que había conocido. Esta Kael estaba arrodillada, su cuerpo cubierto de cadenas mágicas con la insignia de Áuryn. Parecía derrotada, suplicante.
"Tu ratita del Sol ha sido capturada. Ella te ha traicionado. Nunca hubo un Pasaje de Cenizas. Todo fue un señuelo para hacerte creer que eras libre," dijo Lyra, su voz volviéndose sedosa, persuasiva. "Te ofrecemos un trato: el Falso Intercambio. Vuelve. Te harás la Consagrada obediente. Y a cambio, yo liberaré a Kaelen. No la juzgaré como una espía, sino como la mujer que ama a la Consagrada."
La visión de Kael encadenada, suplicando, era más dolorosa que el miedo a su propia muerte.
"No es verdad," susurró Elara.
"Sí lo es. Ella te usó. El amor es el mayor engaño, Consagrada. Te lo quitaré con un beso, un beso verdadero de la Transferencia, que te dará la paz eterna. Ven. Regresa a mí."
Lyra se inclinó en el sueño, sus labios de un rojo intenso y perfecto, libres de la Marca. Elara sintió el impulso de terminar con el dolor, de volver a la seguridad de la mentira, de salvar a Kael de un castigo por un crimen que Lyra había inventado.
En la realidad, Elara comenzó a temblar. El hilo carmesí en su labio empezó a sangrar de verdad, goteando sobre su barbilla. Su cuerpo estaba siendo drenado por la magia psíquica de Lyra.
Kael lo sintió. Sintió el cambio en la respiración de Elara: rápida, superficial, al borde del colapso. Kael dejó caer la daga y, por instinto, extendió una mano y tocó el rostro de Elara, su pulgar rozando el rastro húmedo de sangre.
El contacto fue un choque frío y eléctrico, una irrupción de la realidad en el sueño.
En la visión, la imagen de Lyra se estremeció. Lyra gritó, pero su voz se convirtió en un chillido distante.
Elara, despierta. Es un engaño. Soy yo.
La voz de Kael no estaba en el sueño, sino dentro de la mente de Elara, clara y fuerte, anclándola a la realidad. Kael no estaba encadenada. Estaba viva, aquí, tocándola, y su toque no drenaba, sino que transfería fortaleza.
Elara abrió los ojos de golpe. Su corazón golpeaba su caja torácica. Estaba en la cueva, y Kael estaba justo encima de ella, su rostro bañado en el sudor frío de la tensión, su mano aún tocando su Marca.
"El Falso Intercambio," jadeó Elara, temblando. "Ella dijo que te tenía. Quería que volviera por ti."
Kael retiró la mano, pero se quedó muy cerca. Su respiración se mezclaba con la de Elara. "Usó la Marca Carmesí para entrar en tu subconsciente. Quería forzarte a dudar de mí. Pero no pudo sostenerlo. Mi magia de Desactivación actúa como un escudo contra la Transferencia a distancia."
Kael se inclinó, el pánico y el alivio tensando sus facciones.
"Elara," susurró. "No podemos esperar. Cada noche es una oportunidad para que ella te quiebre. Si te obliga a dudar de nuestra conexión, la Transferencia Voluntaria fallará, incluso con un beso. Tenemos que hacer la Transferencia Catalizadora antes de que ella destruya la última brizna de confianza que tienes en mí."
Kael se levantó, su voz volviendo a ser la de la estratega. "Ya no quedan tres días. Queda un día y medio. Al amanecer, nos movemos rápido. Encontraremos un lugar seguro y lo haremos."