Labios Sangrientos

Capítulo 13

El silencio que siguió a la desintegración de la Sombra fue más pesado que cualquier explosión. El aire en el pequeño refugio olía a ozono y a piedra quemada. Kael se levantó de un salto, usando su magia para restaurar el camuflaje en la entrada, pero sus movimientos eran menos precisos. Su atención estaba dividida.

​Cuando se giró, sus ojos grises se encontraron con los de Elara, y el Juego de Miradas comenzó.

​Elara se puso de pie, su respiración aún entrecortada. El temor se había disipado, reemplazado por una efervescencia tibia en su pecho. Llevó un dedo a sus labios. El hilo carmesí había desaparecido por completo. En su lugar, sintió un calor sutil y, bajo la tenue luz de las runas solares, Kael pudo ver un brillo dorado fugaz donde antes estaba la Marca Carmesí.

​"Funcionó," susurró Kael, su voz casi irreconocible. No era la voz de la Infiltrada fría, sino la de una persona genuinamente asombrada.

​Elara no necesitó hablar. En su mirada, Kael vio una verdad simple: la Consagrada estaba viva, y el poder que la había contenido ahora la protegía. El Beso Catalizador no había sido solo un truco de magia; había sido un juramento silencioso.

​Kael se acercó, la mano que había empuñado la daga ahora se elevaba temblorosa para tocar el rostro de Elara. Era un contacto precavido, científico, pero sus ojos no eran los de una científica.

​"La Transferencia... la Transferencia Revertida no te agotó. Mi magia la purificó y la amplificó," explicó Kael, obligándose a usar la jerga, aunque su rostro estaba a centímetros del de Elara. "El sello de Lyra se ha roto por completo. Eres libre, Elara."

​Elara cerró los ojos brevemente ante el toque, asimilando la sensación de esa libertad. Abrió los ojos y la mirada que le devolvió a Kael no era de gratitud, sino de una nueva e intensa igualdad.

​"Te di mi verdad, Kael. ¿Cuál es la tuya?" preguntó Elara, forzando a la Infiltrada a confesar lo que su mirada ya había revelado.

​El juego terminó en ese momento. Kael no pudo sostener la máscara.

​"Mi verdad es que Lyra tenía razón en una cosa," admitió Kael, su voz ronca. "El amor es el engaño más grande. Me engañó a mí. Me hizo creer que mi deber era el Reino del Sol, hasta que te conocí. El Falso Intercambio... fue un arma de doble filo para ella. Nos obligó a confiar. Nos obligó a vivir."

​Se separó de ella, el peso de su nueva misión cayendo sobre sus hombros. La vulnerabilidad tenía que terminar.

​"Lyra se ha retirado, pero solo para volver con su Guardia Personal," declaró Kael, recuperando su tono de estratega. "Ella sabe que estás viva, que el Ritual falló y que tienes el poder. No nos dará un minuto más de tregua."

​Kael se dirigió rápidamente a su equipo de supervivencia. "Tenemos que movernos a través de las Tierras del Olvido. Es una travesía de días, sin caminos ni magia de Áuryn que funcione. Es el único lugar donde podemos confundir su rastreo antes de llegar al mar."

​Elara tomó su manto y su bolsa de pergaminos. Ya no eran una fugitiva y su protectora, sino dos aliadas unidas por un destino que ambas habían elegido.

​"El camino es peligroso, Kael," dijo Elara. "Y aún debes enseñarme a usar este poder para algo más que espantar sombras."

​Kael le tendió la mano, no para un toque íntimo, sino para la alianza de la travesía.

​"El peligro es real, Elara. Pero ahora el miedo ha desaparecido. La Consagrada ha renacido. Ahora, vamos a la guerra."



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En el texto hay: fantasia épica, romantasy

Editado: 03.10.2025

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