Capítulo 32

​Tras someter a Varen y liberar a los Centinelas, el grupo de Elara y Kael creció. Kael tomó las riendas de la estrategia, guiando a la Centinela purificada y a los dos leales de Darío hacia el corazón de la Ciudad Flotante de Obsidiana.

​"El núcleo es una cámara totalmente oscura, diseñada para almacenar la esencia del drenaje," explicó Kael, su voz un susurro en los túneles. "Aquí la luz no existe. Es el lugar más peligroso para ti, Elara. Tu poder se basa en la pureza. La oscuridad de la obsidiana buscará corromperlo."

​Llegaron a un arco de piedra. Kael usó su nuevo poder, la Defensa de la Verdad, para anular un último sello de protección de Lyra. El arco se abrió, revelando la cámara del núcleo.

​Era un espacio vasto, una cúpula de obsidiana negra pulida. En el centro, un pedestal sostenía un cristal gigantesco, del tamaño de un hombre. Este cristal latía con una luz carmesí oscura, el alma concentrada del drenaje de Áuryn, que se extendía a través de una red de venas de obsidiana.

​Lo que realmente asustó a Elara no fue el cristal, sino la gente.

​Cientos de figuras se encontraban atadas a las paredes de la cámara, sus cuerpos delgados y pálidos, sus ojos vacíos. Eran los Consagrados de Áuryn, alimentando el núcleo, sumidos en la inconsciencia. Su sufrimiento era la oscuridad que llenaba la cámara.

​"Tienen que irse," dijo Elara a Kael, su voz tensa. "Yo debo entrar sola. El poder debe ser mío, y mi ancla, libre."

​"Elara, no. La obsidiana..." Kael intentó protestar.

​"Confía en La Sagrada Transferencia," interrumpió Elara, tomando la mano de Kael por última vez. "Tú has transformado mi poder, Kael. Ahora yo debo usar la Curación de Esencia a gran escala, pero si fallas, tu vida será mi distracción. Vete, y espera la señal."

​Kael se mordió el labio, pero asintió, llevando a su pequeño grupo de regreso a los túneles.

​Elara se quedó sola. Caminó hacia el cristal, adentrándose en el corazón de la oscuridad. La energía de la obsidiana era fría y reptante. Elara sintió la oleada de duda y dolor de los Consagrados. Elara entre Sombras era el título de su nuevo encarcelamiento.

​Para usar la Curación de Esencia en todo el cristal, necesitaba un ancla de poder puro. Cerró los ojos y buscó a Kael.

​El ancla estaba débil, lejos. Tuvo que invocar la esencia de su amor y su promesa.

​Elara desató todo el poder de la Transferencia Revertida. La luz dorada regresó, pero no de una forma brillante y abierta. Tuvo que luchar contra la opresión de la obsidiana, y su luz se convirtió en una niebla dorada que fluía lentamente.

​Concentró toda su voluntad en el cristal. No intentó destruirlo, sino purificarlo.

​"¡Curación de Esencia!" gritó Elara en su mente.

​La niebla dorada chocó contra el núcleo carmesí. La cámara se llenó de un sonido atronador. El poder purificado de Elara se encontró con el dolor almacenado del drenaje. El cristal carmesí comenzó a volverse blanco lechoso, liberando olas de energía negativa.

​La tensión fue insoportable. Las sombras intentaron invadir la mente de Elara, mostrándole visiones de la muerte de Kael y la traición de Sorina. Elara sintió que su energía se agotaba rápidamente, succionada por el esfuerzo de purificación a gran escala.

​"¡Kael! ¡Ayúdame!" gritó Elara, ya no por su ancla, sino por su vida.

​Justo cuando estaba a punto de colapsar, una luz blanca mucho más potente que la suya inundó la cámara. No era una luz dorada de la Transferencia, sino una explosión de Magia Solar pura.

​La luz blanca vino del túnel.

​¡Era Lyra! La Alta Sacerdotisa no había huido. Había regresado, usando su magia restante para anular el sello de Kael y atrapar a Elara.

​Lyra se interpuso entre Elara y el cristal. "¡La mentira del Sol no me vencerá! Morirás por tu pureza, Consagrada."

​Pero entonces, detrás de Lyra, Kael emergió de las sombras. No traía una espada ni su magia de Desactivación. Solo traía una pequeña Rosa de Cristal cargada con la última energía solar.

​"¡La Sagrada Transferencia!" gritó Kael.

​Kael lanzó la Rosa de Cristal. No la lanzó a Lyra, sino al pecho de Elara.