El Río Carmesí se sentía inusualmente silencioso. Kael y Elara esperaban el regreso del Capitán Darío con la tensión de dos amantes al borde de la guerra.
Darío regresó al atardecer, agotado y cubierto de barro, pero con la mirada de un hombre que había cumplido su misión.
"La filtración fue un éxito, Comandante," informó Darío, quitándose la máscara de fugitivo. "El pergamino llegó a los tres oficiales 'herejes'. Hubo un alboroto en la Corte del Sol. La gente habla, los rumores se extienden. Por primera vez, el pueblo duda de la palabra de la Alta Comandante."
"¿Y la reacción de Sorina?" preguntó Kael.
"No hubo juicio público. No hubo negación oficial del pergamino," dijo Darío, con la voz baja. "Sorina no convocó a un Consejo de guerra. En su lugar, convocó a un Consejo Secreto."
Kael apretó los puños. "La cobarde. Si lo hace público, pierde. Si nos condena en secreto, se libra de nosotros y de la traición sin despertar al pueblo."
Elara intervino: "El Consejo Secreto es una trampa. Si somos condenadas a muerte por un tribunal militar invisible, ella puede enviar asesinos sin ley, sin tener que justificarse ante el pueblo."
"Exacto," confirmó Kael, su mente de estratega en plena acción. "Seremos declaradas traidoras de guerra, no simples fugitivas. Se acabaron las reglas. Se acabó el juego de máscaras."
Darío continuó: "El Consejo Secreto se reúne esta misma noche, en la catacumba de mármol bajo el Hemiciclo. Solo asistirán sus leales, incluidos Varen, que ha sido liberado de su cautiverio."
Elara miró a Kael. Habían ganado la batalla de la prueba, pero ahora perdían la guerra de la ley. La Voz de los Herejes nunca se alzaría si su condena era silenciosa.
"No podemos dejar que nos condenen sin que se escuche nuestra verdad," dijo Elara, con una determinación que encendió su magia.
"¿Quieres infiltrarte en las catacumbas, Elara? Es un laberinto de magia solar antigua. Es un suicidio," replicó Kael, sintiendo el peligro.
"No físicamente," dijo Elara, sonriendo con astucia. "Hemos dominado el Lazo Irrompible. Hemos dominado la Sagrada Transferencia a distancia. Yo no iré al Consejo Secreto. Yo haré que el Consejo Secreto venga a mí."
La Invocación de la VerdadKael comprendió el plan. Era la jugada más arriesgada que habían concebido. Si fallaban, la Transferencia se rompería y ambas se quedarían sin defensa ante el ataque de Sorina.
"Tienes que hacerlo desde aquí. El Río Carmesí. La contaminación de la tierra debilitará su magia de vigilancia, pero te dejará vulnerable," advirtió Kael.
Elara se preparó. Kael y Darío aseguraron la cueva, mientras Elara se sentó en el centro, invocando todo el poder de la Curación de Esencia que había aprendido a controlar.
Elara cerró los ojos y se enfocó en el núcleo de la Ciudad de Mármol. No buscó el edificio, sino las mentiras que se estaban forjando en su interior. Encontró el Consejo Secreto: una mesa redonda de diez miembros, incluida Sorina, que acababa de levantar el mazo para declarar la sentencia de muerte.
Elara se conectó con el ambiente de la catacumba, sin pasar por la magia de vigilancia, usando el ancla de Kael para trazar un camino.
En el corazón de la Ciudad de Mármol, justo cuando Sorina pronunciaba la palabra "Culpables", la magia de Elara irrumpió.
No fue un rayo. Fue una voz.
En el centro del Consejo Secreto, apareció un halo de luz blanca pura, y de él, resonó la voz de Elara:
"¡Soy Elara de Áuryn, y la verdad os juzga a vosotros!"
Sorina y los miembros del Consejo se levantaron de un salto, aterrorizados.
"¡La Transferencia! ¡Es un ataque!" gritó uno de los miembros.
"¡No es un ataque, es la Transferencia de la Verdad!" replicó Elara, proyectando su voz con la fuerza de la Curación de Esencia. "El pergamino que tenéis en vuestras manos es auténtico. Vuestra Alta Comandante quería una guerra para drenar a los dos Reinos. Ella nos condenó en silencio, pero la verdad no es silenciosa."
Elara se dirigió directamente a Sorina: "He liberado a los Consagrados, Alta Comandante. Ahora, el pueblo sabe que no soy un arma, sino la prueba de la traición de vuestro Consejo. Tú querías El Consejo Secreto. Ahora tienes un Juicio Universal."
El halo de luz desapareció, dejando a los leales de Sorina en shock. La sentencia de muerte había sido interrumpida por la verdad. La guerra de la palabra había comenzado.