La Cuenca del Río Carmesí se había transformado. La Guardia de Élite derrotada se había unido a los Consagrados liberados. Los soldados, ahora purificados de su fanatismo, juraron lealtad a la verdad de la Sagrada Transferencia. Con la Guardia bajo el mando de los 'herejes' (el Capitán Darío y sus oficiales), el regreso a la Ciudad de Mármol era inminente.
Pero antes de enfrentar el juicio político, Kael y Elara necesitaban una tregua para sus corazones.
Se refugiaron en la parte más profunda de la cueva, bajo una manta gruesa, a salvo de las miradas. La luz de una sola vela parpadeaba, proyectando sombras suaves.
Kael se despojó de la Daga del Sol. Ya no la necesitaba.
"Mañana seremos heroínas o traidoras, dependiendo del Consejo," susurró Kael, su voz teñida de agotamiento y alivio. "Pero esta noche... esta noche quiero que seamos solo nosotras."
Kael tomó la mano de Elara, acariciando la piel donde la Transferencia fluía libremente.
La Confesión de Kael"Tengo que hacer la confesión más difícil," comenzó Kael. "Cuando te conocí, no eras una persona para mí; eras el arma perfecta. Yo te usaba para probar que la magia de Áuryn era débil. Mi plan era llevarte a mi madre, restaurar mi honor y mi poder de Desactivación, y luego, posiblemente, dejarte morir."
Los ojos de Elara no mostraron juicio, solo una profunda comprensión. "Lo sé. Lo sentí en tu magia."
"Pero luego, en cada beso de la Transferencia, en cada juramento de vida, vi la pureza que me faltaba. Y al perder mi propia magia, gané la tuya," continuó Kael, las lágrimas asomando. "Yo no solo traicioné a mi madre. Traicioné toda la estructura de mi vida, la ley, el honor. Soy Kael, la Fugitiva, y no sé cómo liderar si mi propia gente me odia."
"La gente que te odia son los que temen a la verdad, Kael," dijo Elara. "Los que te siguen, te siguen por el sacrificio. Tú me diste tu vida. Yo te di mi poder. Ese es El Lazo Irrompible."
La Confesión de ElaraElara se inclinó, su aliento suave en el oído de Kael. "Ahora es mi turno de confesar. La Transferencia Revertida es el poder más puro que existe, pero es egoísta. Exige una conexión total. Durante años, creí que mi destino era ser la Prisionera de Oro, o la mensajera de la paz. Siempre un símbolo."
"Pero cuando te tuve cerca, me di cuenta de la verdad de mi magia: mi poder no es el cristal. Mi poder es el amor incondicional. La Sagrada Transferencia solo funciona si el ancla es verdadera. Tú me enseñaste que la verdad no se encuentra en pergaminos o profecías. Se encuentra en la elección que se hace al lado de la persona que amas."
Elara besó a Kael. No fue una Transferencia catalizadora, sino una declaración de destino.
"Mi confesión es esta: no te devolveré la Desactivación. La curación fue suficiente. Mañana, cuando vayamos al Consejo, lo haremos como iguales. Tú serás mi Espada de estrategia, y yo seré tu Pergamino de verdad. El poder ya no es de Áuryn o del Sol. Es nuestro."
Kael sonrió, sintiéndose más ligera que nunca, liberada de la carga de la magia perdida y del honor falso. "Una noche de confesiones, y al final, solo