Dos semanas después del Beso de Sangre y el juicio final de Sorina, la Ciudad de Mármol estaba en transición. El Pacto de la Transferencia se firmó, sellando la unión del Sol y Áuryn bajo una nueva ley: la verdad y la curación, no el drenaje ni el dominio.
Kael, con la Daga del Sol purificada a su cintura, se convirtió en la Comandante de la Guardia de la Verdad, un nuevo cuerpo militar que fusionaba a los 'herejes' del Sol con los Consagrados liberados. Elara, la Alta Sacerdotisa de la Transferencia, trabajaba incansablemente para sanar a los heridos por años de guerra mágica.
En el centro de mando, Kael estaba revisando los registros militares. Aunque Sorina había sido despojada de su magia y puesta bajo custodia, y Varen había huido, Kael sentía un vacío. Faltaba una pieza en el Juego del Poder.
"La Guardia de Élite era disciplinada, Elara," dijo Kael, golpeando un mapa con el dedo. "No todos se rindieron al pulso de tu curación. Al menos un centenar desapareció. No desertaron, simplemente se evaporaron."
Elara, que estaba usando la Curación de Esencia para reparar los sellos dañados del Hemiciclo, se acercó a Kael. "La mentira es difícil de matar, Kael. Sorina pasó años cultivando el miedo. Los que huyeron no son solo soldados; son creyentes."
En ese momento, el Capitán Darío entró con un objeto extraño: un broche de uniforme retorcido, con el emblema del Sol roto y marcado con un símbolo codificado que Kael reconoció con un escalofrío.
"Lo encontramos en los antiguos túneles de drenaje, Comandante," dijo Darío, con la voz grave. "Es de un Coronel, uno de los leales más fervientes de Sorina. Nunca desertó, pero su nombre no está en la lista de los capturados."
Kael tomó el broche. El símbolo codificado no era militar; era un antiguo lenguaje de señas que solo los miembros de su familia conocían. Era un mensaje de Varen.
La Revelación de la SombraKael descifró el código inmediatamente: La vieja ley está viva. La sangre regresará a la Fuente.
"No es un mensaje. Es una ubicación," dijo Kael, señalando el mapa. "Varen no solo huyó. Está reuniendo a los leales. La 'Fuente' es la antigua Fortaleza de la Noche, una base militar olvidada en el Desierto de Cristal, cerca de la frontera con Áuryn."
"Pero esa fortaleza es una ruina. ¿Por qué allí?" preguntó Elara.
Kael sintió el frío terror familiar. "Porque allí, Sorina guardaba sus secretos más oscuros. No es solo un lugar. Es una reserva de cristales de drenaje sin purificar y de la tecnología más antigua del Sol. Varen está formando un Ejército de Sombras."
"¿Un ejército de qué?"
"De la verdad de Sorina: soldados que no confían en la magia de la Transferencia, que creen que la fuerza es la única ley. Y peor aún," Kael apretó el puño sobre el broche. "Varen no puede liderar. Está siendo manipulado. Mi madre, Sorina, debe haberle dejado un plan, o peor aún, está con él."
Kael se puso de pie. La transición política había sido solo el inicio. El verdadero enemigo, el que se había arrastrado de vuelta a la oscuridad, estaba listo para la guerra.
"No podemos permitir que el Ejército de Sombras crezca. Si Varen consigue esos cristales, tendrá el poder de drenaje para contraatacar y justificar la guerra ante el pueblo," dijo Kael.
Elara se puso a su lado. Su Lazo Irrompible era su única ventaja.
"Entonces, Comandante Kaelen," dijo Elara, con una sonrisa que era una promesa de guerra. "El Pacto de la Transferencia no será un tratado en papel. Será un acto de fe. Tenemos que ir a la Fortaleza de la Noche. El Ejército de Sombras debe ser expuesto a la luz. Juntas."