En el borde del Pozo Prohibido, Kael y Elara se preparaban para sellar el Núcleo Prohibido. Kael había aceptado que su sangre era la clave del sellado, y Elara se había dispuesto a usar su Esencia Pura para proteger a Kael de la corrupción.
"Tenemos que hacerlo rápido, Elara," dijo Kael, con el rostro serio. "Esa energía corrupta se está filtrando..."
En ese instante, el Capitán Darío irrumpió en las ruinas, ignorando el campo de antimagia, con el rostro cubierto de hollín y terror.
"¡Comandante! ¡Sacerdotisa! No podemos sellarlo ahora. La Ciudad de la Transferencia está bajo ataque," gritó Darío, con la voz quebrada.
El Retorno de las SombrasDarío explicó que la facción leal a la difunta Sorina, que se hacía llamar el Ejército de las Cenizas, había aprovechado su ausencia. Liderados por antiguos oficiales y avivados por el miedo que Varen había sembrado, habían lanzado una ofensiva coordinada.
"¡Están quemando la Ciudad de la Transferencia, Kael! ¡El Hemiciclo está en llamas! Creen que los Consagrados están malditos por la magia caótica que liberó Varen," dijo Darío. "Es una Rebelión en Llamas. Necesitan a su Comandante."
La noticia golpeó a Kael como un mazo. Acababa de descubrir una amenaza existencial, pero su propia gente se estaba matando.
"Si regresamos, el Núcleo Prohibido despertará y devorará la magia de todo el mundo en cuestión de semanas," dijo Elara, con el corazón encogido.
"Y si nos quedamos, no habrá ciudad que salvar en una semana," replicó Kael, con su mente de estratega en agonía. "Nuestra revolución no es el mundo. Nuestra revolución es la Ciudad de la Transferencia. Es nuestro hogar. Es el símbolo del pacto."
El Dilema de la Esencia PuraLa decisión fue rápida e insoportable. Kael tenía que salvar el símbolo.
"Darío, prepara el equipo de regreso. ¡Rápido!"
Elara, sabiendo que Kael no podía permitirse perder ni un ápice de fuerza, se acercó a la sima del Pozo Prohibido. Su Esencia Pura era suprimida, pero no destruida.
"No podemos dejar que se filtre, Kael. No si regresamos," dijo Elara. "Voy a usar todo lo que tengo para crear un sello temporal. Será débil, pero ganaremos tiempo. Pero no podré hacer nada más en días."
Kael la tomó por los hombros. "Elara, tu magia está agotada. ¡Te matará!"
"Si perdemos la ciudad, todo morirá. Soy Elara Liberada, Kael. Yo elijo mi sacrificio."
Elara se concentró. Canalizó su Esencia Pura restante. Su cuerpo brilló tenuemente contra la oscuridad corrosiva del pozo. Era una gota de pureza contra un océano de corrupción, pero era suficiente. El sello temporal se cerró con un chasquido casi inaudible.
Elara se desplomó en los brazos de Kael. Estaba viva, pero más débil que después de la caída en el templo.
"El sello aguantará una semana, tal vez menos," susurró Elara. "Ve, Kael. Salva nuestro hogar. Yo te espero. Pero si no regresamos pronto, el Poder Prohibido consumirá la antimagia y se liberará."
Kael tomó a Elara en sus brazos, sintiendo el peso del mundo. Con el Núcleo Prohibido sellado temporalmente y el Pacto de la Transferencia en llamas, Kael se apresuró a regresar, jurando que ambas amenazas serían neutralizadas. La verdadera guerra por el futuro acababa de empezar.