Labios Sangrientos

Capítulo 58

​La Ciudad de la Transferencia había sido restaurada, no solo con mármol y cristal, sino con la fe de un pueblo que había visto a sus líderes luchar y sacrificarse por la verdad. Había llegado el momento de la proclamación.

​El Hemiciclo fue el escenario de la ceremonia más importante en la historia de los reinos. Kael y Elara subieron al estrado, no vestidos con armadura ni túnicas sacerdotales, sino con ropas sencillas que simbolizaban el servicio. El Consejo, los líderes purificados del ejército, los Consagrados y la gente común se reunieron, esperando el acto que sellaría la paz.

​Kael se dirigió a la multitud, con su voz resonando con una autoridad que nunca había buscado, sino que se había ganado.

​"La guerra terminó con el Último Amanecer," declaró Kael. "La tiranía del drenaje y la mentira ha sido derrotada. Mi madre, la Alta Comandante Sorina, y su primo Varen, han pagado el precio de su traición. Hoy, mi juramento como última descendiente de la Casa Real del Sol se cumple: la sangre y la ley del Sol, que nació para contener un poder oscuro, se unen con la magia de la verdad."

​El Nuevo Juramento

​El acto formal de La Gran Transferencia comenzó. Kael, en lugar de reclamar el trono vacío, se inclinó ante el estrado y tomó la Daga del Sol, ahora purificada y despojada de su magia de combate.

​"La ley del Sol termina aquí," declaró.

​Kael colocó la daga en una base de cristal puro de Áuryn, uniendo simbólicamente los dos reinos y las dos magias. El acto fue un profundo Juramento de Abandono del antiguo poder para abrazar el nuevo.

​Luego, se giró hacia Elara.

​"Yo, Kael, Comandante Estratega, transfiero mi autoridad y mi linaje al Pacto de la Transferencia, bajo la única ley: la verdad y la curación."

​La Gran Transferencia

​Elara dio un paso adelante. Ya no era la Prisionera de Oro, sino la Maestra de la Esencia Pura.

​"Yo acepto esta transferencia de autoridad y destino," dijo Elara, sus ojos brillando con una luz cristalina. "La ley ya no es la regla. La ley es la conexión."

​Elara levantó las manos. No para drenar ni para ordenar, sino para un acto masivo de Esencia Pura. Ella no curó heridas; ella transfirió conocimiento. En un pulso suave y extenso, Elara envió la verdad de la Sagrada Transferencia a cada persona presente.

​La gente sintió la conexión: un pulso de verdad, amor y comprensión mutua, que rompió los últimos vestigios de miedo y prejuicio que la tiranía había sembrado. Fue una transferencia de fe, de un destino individual a un destino compartido.

​Esto fue La Gran Transferencia: el regalo de Elara a su pueblo, asegurando que la verdad no fuera solo una ley, sino una experiencia compartida.

​El Amanecer del Pacto

​Cuando el pulso se desvaneció, Kael y Elara se tomaron de la mano.

​"La guerra terminó," dijo Elara, mirando a Kael. "La Transferencia ha sanado el miedo."

​"Y la paz es nuestra," respondió Kael, mirando hacia el futuro.

​La multitud estalló en vítores. El Pacto de la Transferencia había sido fundado, no en pergaminos, sino en el sacrificio y el amor de sus dos líderes.

​Kael y Elara se encontraban en el centro del mundo, listas para construir una era donde la estrategia de Kael aseguraría el futuro, y la esencia de Elara lo nutriría. El largo y turbulento viaje había encontrado su hogar.



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En el texto hay: fantasia épica, romantasy

Editado: 03.10.2025

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